BARDENAS REALES Y TUDELA. Ruta 19.
De pronto, el desierto.
- Foto portada : Wilco Westerduin, autor de Planet Basque.
Julio. Una del mediodía. Bardenas Reales a la altura del Rallón. El termómetro marca 40 grados. Menos mal que la humedad no llega al 50 %, es un calor seco así que me autoengaño.
En la costa con humedad del 90 y hasta del 95 % esto sería insoportable, como para no salir de casa, o peor, para esconderse debajo de la cama. Es lo que tiene el Norte y su humedad así que aquí en la Bardena Blanca con clima seco ni poco bien.
No sé yo. Una y media y ya estamos en 44 grados mientras espero a unos amigos que han tenido a bien participar en la Extreme Bardenas, una prestigiosa carrera ciclista de 100 kilómetros por todas las Bardenas bajo temperaturas prohibitivas. Aquí estoy yo con dos bidones de agua para darles un poquito por el cuello aunque casi me están dando ganas de darles pero por el culo.
No hay una sombra. Ni una. Pero como es un clima seco… no he terminado la frase y ya me he bebido las dos botellas con anagramas del Tour y del Giro. Las dos. No he dejado ni para una rana que me ha sacado su cantimplora para que le rellene un poco. Pasan y pasan esforzados de la ruta que diría García, pasan mis amigos, les voy a dar el bidón sin agua pero a Dios gracias no lo cogen, menuda gracia si se dan cuenta que estaban vacíos. Y se hubieran dado cuenta. Se limitan a decirme… “ Yepa “ Yo les digo… “ Aúpa ahí “ Y ya está.
Mi labor concluye aunque luego les tengo que coger en alguna parte. Veo ya borroso del calor que hace y de pronto en la pista se acaban las huellas de bicis dando paso a herraduras de caballos pero puestas del revés, vamos, que el caballo va para adelante y la herradura para atrás. Veo pastores que corren, cosa extraña porque con este calor es imposible y además no hay ovejas descarriadas, menudas son a la fresca de su cabaña. Tiemblo. Un jinete al galope, caballo negro, telas negras cual orco feo y malo.
El mismísimo Sanchicorrota al galope saliendo de las faldas del Rallón. El Robin Hood bardenero ha salido de su guarida dispuesto a robar. Hay quien dice que robaba a los ricos para dar a los pobres. Un Curro Jiménez en potencia, con su Algarrobo y todo. Pero hay quien dice que era muy perverso, que llegó a matar a varios vecinos que le construyeron su guarida para que luego no se fueran de la lengua. Cuentan que ponía las herraduras a sus caballos al revés para despistar a los alguaciles.
Hago el gesto de darle un bidón como si pasara Indurain que era navarro, pero por si acaso corro, corro y sigo corriendo no vaya a ser que me toque el Sanchicorrota perverso y no el que da al pobre. Y además no tendría sentido que corrieran los pastores. Veo una cabaña abierta y me escondo, menos mal porque en su momento se cerraron todas. Dos ovejas me acompañan mientras veo pasar de largo al jinete perseguido por los soldados del polígono de tiro.
Caigo rendido y fundido a la vez. Despierto entre iglesias y palacios, en una plaza bonita mientras baja desde un balcón un ángel. Mi ángel de la guarda. A la vista una mesa adornada con blasones. Alcachofas, cardos, borrajas, espárragos, cogollos. Me habré quedado sin agua pero viva la huerta navarra. Una alcachofa y otra. Y otra más, con su rabito y su corazón blandito. Y otra. Exaltemos la huerta navarra. Vuelvo de una pesadilla para entrar en el paraíso culinario.
Que yo por una alcachofa, mato.
LA EXCURSION.
Dejamos los paisajes de costa, media montaña y alta montaña para buscar escenarios de películas del Oeste. Parece mentira que a un par de horas de San Sebastián y a hora y media del Pirineo, encuentre un paisaje tan distinto. Estar en las Bardenas Reales me hará sentirme muy, muy lejos de mis rincones habituales y entender sobre el terreno este otro tipo de erosión que explicar aquí no procede.
Las Bardenas Reales es una extensión de 42.500 hectáreas de un paisaje semidesértico, Reserva de la Biosfera por la UNESCO. En realidad son tres zonas también distintas en cuanto al diseño de su paisaje, al Norte, la más cercana a Caparroso, Mélida y Carcastillo, estaría la Bardena de El Plano. En el centro, la Bardena Blanca, Alta y Baja. Y al Sur, ya en la frontera con Aragón, la Bardena Negra.
La peculiaridad del terreno hizo que fuera zona habitual de pastoreo y trashumancia, llegando a bajar del Pirineo los pastores de los valles del Roncal y Salazar, a través de cañadas para evitar las nieves invernales. Un paisaje que por momentos nos hará sentirnos en las pistas de Arizona por la cantidad de pequeños barrancos, mesetas planas, cerros solitarios que estas arcillas y areniscas han ido modelando en el tiempo. Toda esta zona era un gran lago, encontrándose fósiles de cocodrilos, flamencos y tortugas.
Nosotros visitaremos la más espectacular, la Bardena Blanca en un circuito asequible para vehículos, teniendo en cuenta que la mejor hora suele ser al atardecer para evitar la dureza del calor de los meses de Mayo a Septiembre y para que las areniscas se nos pongan de colores con la luz más tenue. Ver los últimos rayos de sol desde arriba del Cabezo de las Cortinillas será algo que no olvidaremos. Y es muy fácil subir.
Veremos además cuevas bardeneras en Valtierra y aprovechando la jornada y mientras hacemos tiempo para ir de tarde a las Bardenas, qué mejor que ver Tudela, un pueblo, o casi ciudad, de enorme historia y de edificios monumentales en cada esquina.
Tudela, paraíso de la verdura, alcachofas, espárragos, cogollos o cardos formarán la mejor de las menestras que aprovecharé para comer.
2.EL RECORRIDO.
Desde San Sebastián tomamos la autovía a Pamplona y de ahí hacia Tudela y Zaragoza. Son 180 kilómetros en total que sin problemas cubriremos en dos horas. Merecerá la pena el esfuerzo e iniciar de esta forma la jornada en Tudela, calculando llegar hacia las 11,00. De ahí nos iremos después de comer a Valtierra para ver las cuevas y sobre las 18,00 entraremos en las Bardenas, con menos calor si es verano y con los colores del atardecer que cambiarán el vestido de los cabezos.
Empezamos pues por esta localidad que queda a 94 kilómetros de Pamplona y a 85 de Zaragoza, frontera pues con Aragón.
- 2.1. Tudela.
Entrar en Tudela es entrar en el pasado ante la cantidad de historia que nos ofrece casi en cada baldosa que pisamos. Dos imágenes la dominan desde sus pequeños cerros, la del Corazón de Jesús y la del Corazón de María, uno frente a la otra, la una frente al otro. A sus pies un pueblo, o una ciudad, repleta de edificios históricos alguno de los cuales es Monumento Nacional, repleta de fiestas, de eventos culturales y cómo no, de exaltación de la verdura, paraíso de alcachofas, cogollos, espárragos, cardos…
Ciudad antiquísima de la que ya aparecen restos arqueológicos en el cerro de Santa Bárbara siglos antes de Cristo, con alguna actividad en la época romana y mucho más importante a partir del siglo IX con los musulmanes pues fue fundada como tal en el 802. Aquí vivió el famoso Moro Muza, llamado el tercer Rey de España cuya escultura puede verse en la placita del mercado viejo.
La vida gira entorno a la Plaza de los Fueros con su quiosco central y sus edificios repletos de escudos heráldicos, antigua plaza de toros es ahora escenario de fiestas de Semana Santa como El Volatín o La bajada del Angel.
Será muy recomendable subir al cerro del Sagrado Corazón con un mirador de vistas excepcionales a toda la ciudad y a sus alrededores bañados por el Ebro. Obligado será pasar por su puente de piedra, de 360 metros de longitud y 17 arcos curiosamente todos desiguales.
Desde ahí podríamos iniciar un recorrido entre calles muy estrechas, cargadas de historia con fachadas que parecen caer en cualquier momento. La joya artística de Tudela es su Catedral de Santa María, de 1180, Monumento Nacional desde 1884, con un bellísimo pórtico y claustro del Románico. Tiene una gran nave central de estilo gótico y una capilla del barroco churrigueresco, la Capilla de Santa Ana.
Muchas más iglesias se reparten por la ciudad y así veremos del siglo XII la Iglesia de la Magdalena, también Monumento Nacional, del siglo XVI es la Iglesia de Santa María, del siglo XVII la Iglesia de San Jorge y la Iglesia del Carmen y del XVIII la de San Nicolás de Bari. Otros cuatro conventos y dos ermitas se reparten por la ciudad donde no faltan los Palacios con solera como el Decanal, del siglo XVI, donde está la sede del Museo Diocesano o los Palacios del Marqués de San Adrián y el de Marqués de Huarte.
Pasear por Tudela será una delicia, pero más placer será para el estómago disfrutar de la huerta navarra que aquí en Tudela vive su exaltación de las verduras en los últimos días de Abril, así que quedarnos a comer en Tudela y degustar sus famosas menestras será la mejor opción antes de regresar hacia las Bardenas.
Salimos de Tudela hacia las 16,00 sin necesidad de volver a la autopista cuyo recorrido es más largo y con peaje. Tomo la NA-134 hasta Bardenas, Arguedas, Valtierra en una carretera recta de 16 kilómetros nada más. Dejando a la derecha el cruce de Bardenas a donde más tarde regresaré. En Valtierra enseguida veré pegadas a la montaña, las Cuevas Bardeneras.
- 2.2. Cuevas bardeneras.
Conviene aclarar que en realidad son hoy en día un curioso y bonito hotel para familias respetando el modo de vida de los antiguos bardeneros, pastores de los pueblos de Valtierra y Arguedas. Obviamente hoy día están adaptadas al turismo pero si conseguimos que nos dejen ver alguna, llena de paredes de colores, entenderemos las condiciones de vida de esta gente que habitaban en las cuevas hasta 1961.
Las temperaturas en esta zona son muy extremas con días de verano donde a mediodía es algo normal ver el termómetro en 40 grados y noches de invierno lo veremos por debajo de cero. La cueva logra mantener durante todo el año y a cada hora una temperatura y grado de humedad muy estables.
Con un poco de suerte nos dejarán ver alguna y si no es posible, su pequeño bar también está adaptado a la cueva. Veremos en fotografías, la afición de su propietario, Rubén Mendi, ganador de campeonatos de España de calabazas gigantes.
Hora de visitar las Bardenas. El reloj lo tendremos en las 17,00 y será un buen momento para entrar en las Bardenas Reales, objetivo de nuestra excursión. Para ello volvemos hacia atrás tres kilómetros hasta pasar Arguedas y siguiendo las indicaciones entrar en las Bardenas.
Todavía la carretera serpentea durante cuatro kilómetros por un terreno que ya invita a pensar que el paisaje cambia totalmente. Primero por pequeños altos muy verdes y después en el Alto de los Aguilares donde hay un centro de información veré abajo toda esta zona de las Bardenas, la Blanca, la más espectacular que me permite hacer un recorrido circular de 30 kilómetros.
Las 17,30 será una buena hora para hacerlo.
- 2.3. Bardenas Reales.
Nos lo tomaremos con calma disfrutando de un paisaje que parece salir de una película de vaqueros o de las galaxias. Todo cambia aquí. Nada se parece a la costa vasca, a las zonas de montaña, al Pirineo, a la zona media navarra. Estamos en un paraje llano, semidesértico, rodeado de cumbres planas que dejan curiosas formas a la vista, sus famosos cabezos que habrá que disfrutar lo poco que les quedan pues la erosión terminará con ellos.
Es muy posible que si el recorrido lo hacemos en verano, estemos ante temperaturas extremas, por eso hemos elegido entrar a estas horas, calculando que el atardecer nos refresque algo, aparte de que el tono de luz pase del blanco arenoso al naranja, momento ideal para ver esta extensión tan distinta de todas nuestras rutas anteriores.
La pista es de gravilla y bacheada por lo que tendremos que circular en coche muy despacito, entendiendo que acabaremos el circuito con polvo hasta las orejas. Los 30 kilómetros con paradas para las fotografías los podré hacer en una hora y media.
Lo mejor será desde el mismo alto de los Aguilares, donde tendré una panorámica excepcional de todo lo que voy a recorrer, bajar por la izquierda hasta el Cabezo de Castildetierra, principal icono de la Bardena, entrando por una pista de piedrilla y dejando a mi derecha la carretera asfaltada que conduce al polígono militar por donde también pasaremos más adelante. En unos kilómetros llegaré.
- 2.4. Castildetierra.
Una sorprendente escultura natural declarada Monumento Natural a la que le queda poco más de 50 años de vida, según cuentan en las cuevas. En esta zona llueve poco pero cuando lo hace es torrencial por lo que la erosión de estas areniscas es importante. Veremos una especie de chimenea gigante, estrecha en su cabeza, que va ganando anchura hasta la base, rugosa como los vuelos de una falda.
Paneles explicativos nos cuentan la formación de este cabezo y cómo terminará su vida. Aquí conviene tomarnos treinta minutos para bajar a un pequeño barranco, llamado de las Cortinas partiendo del mismo cabezo. Bajar es muy fácil y en miniatura podré entender la formación de los barrancos fruto de la erosión.
Pero sigamos el recorrido por detrás del cabezo siguiendo la pista de la izquierda, lo suficientemente ancha para dos vehículos. Durante el camino seguiré viendo formas geológicas curiosas hasta que me acerque a una pequeña sierra de altiplanos que quedará a mi izquierda.
- 2.5. Pisquerra y Rallón.
Son otros dos iconos de las Bardenas, gigantes de barro que poco a poco van cayendo. Entre zonas de prados aparecen estos gigantes de cumbres planas. Por eso habrá sido interesante en el centro de información o en los paneles del recorrido entender bien cómo pudieron formarse estos castillos arcillosos.
Para subir al Pisquerra necesitaríamos más tiempo y experiencia dejando una pista que saldrá a nuestra izquierda, más adelante en nuestro camino veremos la figura del Rallón, otra muralla inconfundible totalmente lisa en su parte superior. Para los aficionados a la bicicleta de montaña esta zona es un paraíso pues permite llegar no sin esfuerzo, a todas las cumbres que sobresalen unos 200 metros de la llanura.
Sigo el recorrido con calma y al llegar al cuartel militar continúo la pista hasta regresar a Castildetierra. Una recta ante mí de nuevo con bonitas formas a mi derecha. Justo al final de la recta veré la figura del Cabezo de las Cortinillas.
- 2.6. Cabezo de las Cortinillas.
Conviene parar y si ya empieza a atardecer mejor. La arenisca estará empezando a vestirse de tonos naranjas. Unas escaleras me llevan muy fácil hasta la cumbre así que habré calculado la excursión para detenerme aquí unos 45 minutos.
Oportunidad única de ver desde lo alto de un cabezo el fantástico panorama que se me abre a los ojos. Son 219 escalones, si las riadas no los han destrozado, que me llevan con esfuerzo hasta la cumbre plana de este cabezo de las Cortinillas, de impresionantes vistas al que está justo al lado, el de las Cortinas, casi gemelos.
Por momentos me sentiré Rey de la Bardena por no decir Sanchicorrota que era un bandido. Por si fuera poco en un día limpio veré más al Sur de Navarra y en Aragón la silueta del Moncayo.
- 2.7. Moncayo.
Y es posible que hasta se vea nevada su cumbre. Esta montaña es una de las más emblemáticas de la Península Ibérica con sus 2314 metros de altura dominando las provincias de Aragón y Soria.
Las llanuras de toda esta tierra la hacen muy visible desde cualquier parte y desde aquí también. Silueta ondulada muy fácil de reconocer. Pero ya tenemos que bajar hasta el rellano de tierra donde habré aparcado y donde veré también curiosas formaciones para entretenerme.
Desde aquí llego hasta Castildetierra en unos minutos observando un pequeño embalse en una curva a la izquierda que también merecerá la pena fotografiar. Regreso hacia el alto de los Aguilares donde he iniciado la excursión.
De nuevo en Valtierra cogeré la autopista para regresar en otro par de horas hasta San Sebastián.
3.A TENER EN CUENTA.
La ruta se podrá hacer en cualquier época del año siempre valorando que lo mejor es acercarse hacia las Bardenas a última hora de la tarde. La arenisca gana mucha más calidad para las fotografías a esa hora. En días cortos de invierno habrá que valorar prescindir de la visita a Tudela o recortarla en tiempo.
El planteamiento que os hemos marcado es para días largos de Mayo a Septiembre.
Buen momento para disfrutar de Tudela y de su huerta es a finales de Abril con la Feria de exaltación de la verdura o su Feria Medieval de Septiembre.
En cualquier restaurante de Tudela podré comer muy bien, con precios para todas las carteras.
Si ha llovido en los días previos valore que el circuito por Bardenas le dejará el coche disfrazado de guerra.
El circuito tiene sus horas y no se permite estar fuera de la mismas.
Una opción muy apropiada si vamos con niños sería reservar habitación en las Cuevas Bardeneras y pasar la noche. Al día siguiente más descansados, podríamos completar las Bardenas subiendo al conocido embalse de El Ferial, adecentado con merendero, juegos y un circuito interesante para hacerlo a pie o en bicicleta. Está saliendo de Valtierra hacia Caparroso por la N-121. En la mitad del camino veremos un letrero indicativo.
Por los alrededores podemos ver el Castillo de Marcilla, el monasterio de La Oliva y el pueblo de Olite ya reseñado en esta guía.
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