ALREDEDOR DE LA CASCADA DE IRUSTA O AITZONDO EN AIAKO HARRIA.
Diferentes formas de intimar con el macizo de Aiako Harria y su gran importancia geológica.

- Por Jesús María Alquézar.
La singular silueta de Aiako Harria en su vertiente occidental atrae a cualquier ciudadano que se sienta conquistado por el paisaje. Este macizo granítico es tan bello que diariamente recibe numerosos aficionados al montañismo, senderismo, y paseantes que desean intimar con sus cimas y rutas.
Pero no solo son sus cumbres los importantes hechizos de esta montaña, dado que tiene más razones para acudir a su encuentro. Aiako Harria es Parque Natural de la Comunidad Vasca y recorrerlo todo es un ejercicio de alto interés deportivo y paisajístico. Es también el único macizo granítico de Euskadi y sus primeras rocas en emerger del mar.
Además del sector central con el aliciente de la gran travesía del cordal cimero, tiene otros enclaves en una orografía de grandes contrastes merecedores de visitarse en varias excursiones. Esta montaña tiene valles, bosques, grandes peñascos, corredores, gargantas, desfiladeros, monumentos megalíticos, minas, ruinas de ferrerías, hornos, cavernas, caleras y neveras, con muchas historias (la carretera del Castillo del inglés-Erlaitz que está construida por los “esclavos de Franco” es ideal para rodar en bici) y leyendas.

Los caminos, desde muchos puntos, nos acercan a la gran y bella cascada de Irusta o Aitzondo, la más alta, larga y grande de Gipuzkoa, con un salto de agua de más de 100 metros de la que os apuntamos dos itinerarios, uno largo y otro corto, con la curiosidad de conocer el nacedero y un conjunto de restos mineros e históricos, con una cima olvidada, un gran mirador, la Peña Arburu.
La Cascada de IRUSTA, el nacedero del AITZONDO y la Peña ARBURU.
Esta excursión es una circular para presentarnos ante la larga cola de la cascada de Irusta, encontrarnos con las minas de Meazuri y su complejo funcional, el increíble viaducto de Sarjiñola y sus desconocidas cascadas, el nacimiento del Aitzondo en la fuente de Aizpeako, origen del gran salto de agua, Aireko Palazioa (El castillo del inglés), la gran nevera que da el nombre al collado de Elurretxe, punto de encuentro para pisar las cimas más importantes del macizo.

También la olvidada, y sin embargo gran mirador, Peña Arburu, y el rápido descenso por el depósito de aguas de Arrizurrieta, que recogiendo aguas del lago Domico, que abastecen Irún y su comarca, y su baserri de mismo nombre antes de cerrar el boucle. Sobre el papel un atractivo programa que merece confirmarse caminando
LA RUTA LARGA.
Nace esta ruta en el barrio Meaka de Irún, en la antaño ferrería de Arantzate, hoy sidrería Ola. Caminará el senderista por la pista hasta el cercano e importante conjunto de hornos mineros de Irugurutzeta. Allí a la izquierda nace el ancho camino con diferentes señalizaciones (SL GI 1006 y PR GI 1012).
Será el PR (bandas blancas y amarillas) la guía. Se inicia con fuerte desnivel sobre bien trazado sendero en un cerrado robledal con muchos lazos y atajos, que nos llevará hasta el emblemático Enbido, donde se sitúa la encrucijada de señales ya sobre el trazado del antiguo tren minero de tracción animal.

El excursionista derivará sus pasos a la derecha para iniciar la travesía de los cinco túneles horadados en la rocosa y llamativa peña de “Askain gain”, y que facilitan la entrada al misterioso valle de las minas de Meazuri. Entre el primero y el segundo se sitúa el más apropiado mirador (fotografía) sobre la impresionante y ruidosa cascada de Irusta, que en su cabecera recoge las aguas del Aitzondo.
Este salto de agua de más de 100 metros está considerado el más grande de Gipuzkoa. Una vez arriba es recomendable asomarse al inicio de la catarata para visionar la garganta, aunque no se vea el inicio de la cola de caballo.
LAS MINAS de MEAZURI y el nacedero del AITZONDO
Ya en el boscoso, mágico y solitario valle de Meazuri, el camino atraviesa diferentes ruinas de edificios mineros, barracones y lavaderos, cercanos a las bocaminas y simas donde se extraía, desde la época de los romanos, hierro, plomo, zinc y florita, y que se conservan como parte del paisaje.
Aparece una señalética PR a Sorotxiki y otra a las cascadas de Sarjiñola que se sigue para, por un estrecho sendero, llegar a las saltarinas y cantarinas cascadas de agua que se vadean en diferentes momentos ya en el encajonado barranco de Sarjiñola, que conserva un original y único acueducto de este género que se construyó para que no se inundaran las minas, que se ven a ambos lados, con grandes bocas de entrada.

Los hermosos y diferentes saltos de agua se desarrollan en gradas dando encanto a este enclave frondoso y exuberante. A la salida del desfiladero se cruza el río y se continúa, bajo una inconfundible línea de alta tensión, hasta alcanzar las marcas blanquiverdes de SL GI 1005, por una recuperada pista verde, que controlando ya el curso principal del Aitzondo conducirá al excursionista, atravesando un rústico puente y bajo un paso subterráneo, a la carretera del Castillo del Inglés y donde aparece, un tanto escondida, “Aizpeako iturria” que es el nacedero, la fuente del Aitzondo y el origen de la cascada.

Allí unas pequeñas surgencias de agua a ras de suelo, forman en pocos metros un considerable arroyo que con otras regatas conformarán el cauce principal. Es bello ver donde nace este río que desembocará en el Bidasoa. Aitzondo no es un río muy importante, pero es una belleza natural donde el agua es el protagonista en este sector de Aiako Harria.
PEÑA ARBURU
El aficionado seguirá las balizas verdiblancas del SL GI 1005, por camino paralelo a la carretera hacia el collado de Elurretxe. Antes cruzará las ruinas de “Aireoko palazioa, Castillo del Inglés”, que no fue un palacio (fue la casa principal y oficinas de una empresa minera y utilizada como el hogar del director de la compañía” Sociedad de ferrocarril y minas del Bidasoa”), y la gran nevera (señalizadas) que da el nombre al cercano collado “elurretxe».

Cruzará la carretera para continuar por el SL GI 1005 que por pista inconfundible llegará a la despejada campa de Arburu zabala, para ascender hasta la modesta cima de Peña Arburu (476 m), con índice geodésico y que ofrece, quizá, la más bella vista del macizo de la Peña de Aia, sus bosques y barrancos y las comarcas de Donostia, Oarsoaldea y Bidasoa, así como el litoral de Iparralde.

Por la inconfundible cercana pista de tierra y cemento se desciende rápidamente para cerrar el círculo, pasando por el depósito de aguas de Arrizurreta (donde finaliza el canal del lago de Domico y que recoge sus aguas para trasportarlas a Irún por voluminosas tuberías) y el caserío del mismo nombre, donde se seguirá la pista de tierra que sigue paralela a las citadas tuberías hasta recuperar el SL GI 1006, señal “errotazar”, y que finaliza en la sidrería Ola.
Distancia: 13,2 km desnivel 582 metros
AL ENCUENTRO de la CASCADA de IRUSTA.
Tras completar la circular de la cascada de Irusta, las minas de Meazuri, el nacedero del Aitzondo con la Peña Arburu”, hay que ir al encuentro de la cascada, hasta su base para conocerla ahora en su máximo brillo, desde abajo, con sus grandes brazos de agua desplegados.
Proponemos desde Donosti City la ruta en el sentido de la agujas del reloj, que se inicia en la antaño ferrería Arantzate, hoy Ola sagardotegia, en el barrio Meaka de Irún y una de las puertas del Parque Natural de Aiako Harria.
Caminará por la pista cementada durante algo más de un kilómetro hasta su final, donde se sitúa la central eléctrica de Irusta y los hornos de Irugurutzeta, que merece destinemos un tiempo para verlos en ida y vuelta hasta una txabola por una senda paralela al Aitzondo por el valle.

La riqueza de los cotos mineros del Bidasoa era conocida desde la época romana. Su explotación continuó durante la Edad Media hasta el siglo XX y en otros tiempos supuso una importante fuente de recursos. En las excursiones por este sector del macizo se pueden ver canteras (Santa Bárbara y Otsamantegi), escombreras, restos de sistemas de transporte, planos inclinados, ruinas de poblados mineros.
En este caso, Irugurutzeta destaca como una batería de hornos que según los expertos es una de las mejores muestras de arqueología industrial de nuestro territorio en un viaje al pasado.
Actualmente, se está trabajando en su recuperación con un espacio de interpretación del entorno minero, con visitas guiadas para comprender mejor el proceso industrial de este entorno.
De nuevo en los hornos, hay que continuar por la izquierda hasta un rellano sobre los techos de los edificios y allí nace, ahora a la derecha, el itinerario circular de la cascada. Una tablilla indicadora “Aitzondo Ur-Jaunzia” y señalizada con dos bandas blanquiverdes del SL GI 1006 indica la ruta a seguir.
El senderista deberá superar en un principio una corta pero muy pendiente “aldapa”, que es un derrumbe inclinado de descarga de material, que se hacía con vagonetas y cables. Una vez superada nace un perfecto camino de monte por la ribera derecha que llanea en balcón en un frondoso bosque, sobre las aguas del arroyo, que circula por el fondo del valle.

En la marcha el montañero se verá sorprendido por dos impresionantes grietas, bocaminas de entrada a otras galerías de minas, y después, por una atractiva torre de granito, en un espacio único que invita a la fotografía. Poco a poco el sendero alcanza el nivel del río, que se cruza a la otra orilla, margen izquierda por un puente y donde ya retumba el ruido de las aguas de la cascada que está cercana.
Para llegar se deberá superar una rampa, antaño muy incómoda, pero hoy intervenida y habilitada con un cómodo “zig zag”, con escaleras y pasamanos con cable (se necesita un mantenimiento) a modo de barandilla, que facilita la ascensión y es un disfrute deportivo.

Este tramo alcanza una pista con nuevas señaléticas. La montaña no ofrece, al estar urbanizada, duda alguna, de manera que siguiendo la pista se llega a las ruinas de captación de aguas, con su boca túnel para la central y las ruinas de karburuko etxea.
Es un lugar privilegiado para observar las aguas que caen saltarinas, caudalosas y cantarinas a la poza donde se vierten las aguas.
Para observar el salto de agua en todo su esplendor, con sus brazos abiertos hay que cruzar la erreka con prudencia y desde allí remontar la ladera a la derecha por un indefinido sendero, estrecho, algo delicado hasta encontrar el mirador. La función está servida.

En el retorno se deberán seguir las balizas blanquiverdes que siguen ahora por la otra vertiente, primero por agradable camino de tierra en suave ascenso, y después en la señal “errotazar” por una empinada pista cementada, que por los atractivos “Bellbio baserriak”, en un escenario bucólico- pastoril, terminan en Ola-Arantzate.
Distancia: 6,80 kilómetros. Desnivel 175 metros
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