CUADRILLA DE LA LLANADA ALAVESA Y EL ROMANICO.

Un paseo artístico por una zona próspera en la Edad Media.

  • Foto portada : Santa María, Agurain. Pedro Martínez Sein.

Esta vez es nuestro amigo y seguidor de Donosti City, Carlos Saiz quien nos relata su experiencia en la Llanada Alavesa, recorriendo el Arte Románico, muy atractivo en esta zona, a través de Salvatierra, Alaitza, Alegría-Dulantzi… la llamada Cuadrilla de la Llaneda Alavesa. 

Agradecemos a Carlos su detalle con Donosti City ya que es una zona que no habíamos explorado y seguro que tras este artículo nos tentará en más de una ocasión. Doble agradecimiento ya que su artículo sobre Poza de la Sal figura en las primeras posiciones del buscador Google. Atendemos pues a su relato… no sin antes salir a la excursión con nuestras botellas de AGUA KANGEN, gran beneficio para la salud, comprobado por Donosti City.         

Zona que por su situación geográfica, un privilegiado lugar de paso para comerciantes y peregrinos, fue muy rica y próspera en el Edad Media; situada en el extremo nororiental de Álava, y a menos de 100 km de Donosti; la cooperativa cultural Álava Medieval lleva a cabo visitas guiadas, muy interesantes para conocer el patrimonio artístico de la Llanada, en un paisaje con amplias parcelas abiertas, cultivo de cebada, patatas, remolacha y girasol, y pequeños rodales de roble rebollo, quejigos o retamas, restos de la formación boscosa primigenia.

  • Foto : » Olbea » , Agurain. Carlos Saiz.

Buen comienzo es la visita al casco histórico de Agurain-Salvatierra, fundada por Alfonso X el Sabio en 1256, sobre la aldea “Hagurain”. Hoy capital de la Cuadrilla, mantiene el trazado medieval, con restos de murallas y sus puertas. Merece la pena pasear por sus principales calles: Mayor, Carnicerías (donde está la Casa de las Viudas, del siglo  XIV, edificio civil más antiguo, que se salvó del gran incendio que destruyó la casi totalidad de la villa en 1564), y Zapatari, con la características ‘olbeas’ (soportales construidos para sus concurridos mercados), ver los blasonados palacios renacentistas y barrocos, y conocer sus dos iglesias-fortaleza (con sus correspondientes pasos de ronda), la de San Juan Bautista (de siglos XV y XVI, con rico retablo de 1646  con excelentes pinturas de Pedro de Obrel; pórtico, construido en 1737, y campanario, ambos dos de estilo barroco).

  • Foto : Calle Carnicerías, Agurain. Enrique Villafranca.

La iglesia-fortaleza de Santa María es de estilo tardogótico de los siglos XV y XVI, con un muy rico coro alto plateresco, con gran escudo imperial de Carlos V, a los pies de la nave central. Ambas iglesias, adosadas a la muralla. Y muy llamativa, la iglesia de San Martín, englobada en el interior del Ayuntamiento.

Es románica, de principios del siglo XIII, siguiendo el modelo típicamente rural de nave única cubierta; construida en mampostería de discreta calidad. Sirvió de cárcel, archivo, escuela y alhóndiga, y hoy, con su discreta y sobria elegancia, salón de actos y reuniones. Curiosa la forma de visitarla, desde ‘punto de vista de pájaro’ (o de halcón?).

Iglesia parroquial de la Asunción en Alaitza, núcleo de población perteneciente al término municipal de Iruraiz-Gauna. De estilo románico tardío, erigido en el siglo XIII. Tiene gran interés y encanto el singular mural monocromo, sin relieves ni perspectiva, que decora la bóveda de horno apuntada ábside semicircular, y los muros próximos a la cabecera, datado en el siglo XIV. Es un conjunto de misteriosas y excepcionales pinturas murales, que fueron halladas durante una intervención en  1982.

  • Foto : La Asunción, Alaitza. Pedro Martínez Sein.

La iconografía es excepcional, en lugar de Dios se representa la guerra. Es evidente la sencillez de la técnica de ejecución, de escenas ejecutadas de manera rudimentaria e ingenua, con escasos colores (rojo y negro), composición en bandas paralelas, y un trazado lineal sin apenas detalles, casi como algunas pinturas rupestres. La temática es profana, asociada a escenas de guerra: el asedio y defensa de un castillo, soldados de infantería y caballería con estandartes, procesiones de damas, un funeral en el que el difunto es llevado a una iglesia, violaciones, asesinatos, centauros con arcos, peregrinos jacobeos.

Son temas apocalípticos, plasmación de la intervención inglesa en la Llanada Alavesa durante la guerra civil castellana entre Pedro I y Enrique de Trastámara (hasta la presencia de lo que parecen extraterrestres). “Escenas extrañas, irreverentes y sin un encaje claro” según Isabel Mellén, filósofa e historiadora del arte, miembro de de Álava Medieval. Y no se explica quién y por qué usó un lugar sacrosanto para retratar la violencia.

  • Foto : La Asunción, Alaitza. Enrique Villafranca.

Un personaje sopla un cuerno para dar la voz de alarma, mientras otros tratan de repeler el ataque con ballestas y piedras. También se puede ver un ciervo, un árbol con aves, unas iglesias con campanarios,  caras que parecen cubrirse con antifaces y escenas “extrañas”, como la que parece una violación, o la de un hombre defecando.

Ermita de Nuestra Señora de Ayala-Aiala, de la desaparecida aldea que hubo en este lugar (despoblados, llamados ‘mortuorios’ en le Edad Media), sobre una pequeña colina del municipio Alegría-Dulantzi.

Es una ermita tardo-románica, del siglo XIII. Muy llamativo es el pórtico (galería porticada tardo-románica) junto a la fachada sur, de tres arcos de gran tamaño, uno de los pocos pórticos que quedan en Álava. Se cree que era el lugar de reuniones y asambleas concejiles, celebración de juicios, procesiones breves, lugar de refugio, y no se descarta su empleo como espacio penitencial.

  • Foto : Ermita de Nuestra Señora de Aiala. Pedro Martínez Sein.

También llama la atención la colección de de canecillos del alero, tallados con cruces, fieras, animales, conchas y piñas, además de rostros humanos, y una mujer y un hombre exhibicionistas. En el interior, cruces de consagración de época medieval, pinturas murales circulares, en color rojo. Para ver la talla gótica de la Virgen de Ayala, del siglo XIV, hay que ir a la iglesia parroquial de Alegría.

La ermita románica de San Juan de Arrarain, único resto de un despoblado, próspero hasta el siglo XIV, perteneciente a Elburgo-Burgelu, conserva el ábside románico (sobre restos de sarcófagos de piedra ‘reutilizados’, posiblemente pertenecientes a sepulcros anteriores a la construcción de la iglesia y procedentes de un cementerio abandonado). Y gran encanto la sencilla ventana absidal de medio punto sostenida por un par de columnas con decoración de sogueado en las basas.

  • Foto : Ermita de San Juan de Arrarain, Pedro Martínez Sein.

En la cornisa del ábside semicircular se aprecian algunos canecillos decorados, con un interesante repertorio. Comenzando por el lado sur, un elemento cilíndrico, un posible perro o lobo abriendo las fauces, con larga lengua, y mostrando las patas delanteras, un músico con barba que tañe una viola de arco, y a su lado otro canecillo que representa un tocador de zanfoña, ambos instrumentos musicales muy habituales en la Edad Media.

Hacia el lado norte  un canecillo con una cruz, otro con un motivo de ajedrezado y uno más mostrando una superficie estriada. Finalizando la línea de canecillos, un guerrero medieval con espada en alto y escudo largo con forma de lágrima (elemento defensivo que se popularizó entre los soldados contemporáneos a la construcción del templo), y dos “eróticos”. En el interior, nuevos y enigmáticos temas en los capiteles sobre los que se apoya el arco triunfal.

En el de la izquierda, un ángel protege a dos hombres, cobijados bajo sus alas extendidas. El de la derecha está decorado con motivos geométricos (posibles conchas jacobeas). La ventana absidal, con columnas cuyos capiteles presentan también decoración historiada. En el de la izquierda, un clérigo en actitud orante, acompañado de un lector por cuyos pies se desliza una serpiente. En el de la derecha, el ángel protector, bajo cuyas alas se cobijan dos cabezas humanas.

Iglesia parroquial de la Natividad de Nuestra Señora de Añua, en el concejo de  Añua, núcleo de población perteneciente al ayuntamiento de Elburgo-Burgelu. Edificio del siglo XIII, con impresionante cabecera protogótica, una de las más ricas de la Llanada.

  • Foto : Nuestra Señora de Añua, Pedro Martínez Sein.

El resto del templo se fue construyendo en centurias posteriores. La cabecera, poligonal de cinco paños, es un extraordinario exponente arquitectónico de transición entre el románico tardío y el primer gótico, que muestra el uso de recursos románicos muy ensayados, como la serie de canecillos, que sostienen el alero original (juglar, temática erótica, toros, cantero, etc.), combinados con soluciones, en ese momento novedosas, que anuncian la arquitectura gótica, en especial el repertorio exterior de arcos apuntados, apoyados en arquerías ciegas con columnillas, que acentúan la verticalidad del edificio.

En los capiteles de las arquivoltas de las ventanas, bonita decoración, tradicional en la Llanada Alavesa: una dama con ‘barbuquejo’ (tocado femenino típico de la época), un águila que porta un conejo entre sus garras o la flor de seis pétalos dentro de un círculo, etc. En el pórtico, una enorme “arca de misericordia”, para depositar alimentos, usada hasta 1910. La portada de acceso, bajo pórtico, de tres arquivoltas baquetonadas y apuntadas con mínima decoración, es gótica del siglo XV.

El interior fue restaurado en 2000, y en el ábside se aprecian bien las ventanas, con la policromía medieval original, y en un muro, restos de escenas de guerra (varias figuras y un castillo) en policromía del siglo XIV (recuerdan a las de Alaitza). El Retablo Mayor, del barroco del primer tercio del siglo XVII, es dorado y tiene tres calles (hoy se encuentra en la Capilla de los Otazu-Guevara). Merece especial atención el Tríptico de San Sebastián (sacado de la Capilla a la que pertenecía para dejar espacio al Retablo Mayor), con esculturas y pinturas de mediados del siglo XVI. La nave, cubierta con bóvedas estrelladas, decoradas con grisallas gótico-renacentistas del siglo XVI. La sacristía es barroca de principios del siglo XVII, con bóveda que recuerda al Panteón de Roma.

  • Foto : San Martín, Agurain. Pedro Martínez.

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