DE DONOSTI A PASAIA POR EL FARO DE LA PLATA. RUTA 1.
Nuestro capítulo 1 en el libro 20 Rutas fascinantes por el País Vasco presenta el mejor recorrido para unir dos pueblos.
- Foto portada : Jose Luis Diz.
- 20 RUTAS FASCINANTES POR EL PAIS VASCO. El libro de Carlos Bengoa, Donosti City y Singlator Ediciones.
- Acompañamos vídeos del recorrido en especial, una visita a Pasaia.
Deja que el salitre penetre en tu piel, que el Cantábrico lo haga en tus oídos, que el viento del oeste habitual en la costa vasca te convierta por unos minutos en marinero. Sentado en una roca sobre el Faro más bello de nuestra costa dominando la entrada del puerto de Pasaia, tocando las laderas del cercano Jaizkíbel y del compañero Ulía tan cargado de historia y de leyendas. Montañas mágicas que caen con violencia en un mar amigo mientras cientos de gaviotas sobrevuelan los acantilados buscando algún pez suelto de los pesqueros que entran y salen.
No hay lugar más maravilloso que este Faro para que el Cantábrico te llene de energía. Llamado de la Plata por el color que refleja su impresionante pared norte azotada por la espuma de las olas o el tenue color del atardecer. En días de temporal, en días de niebla o con el sol dominante, su belleza es infinita.
Sentirse gaviota que sobrevuela la bocana de Pasaia, que roza con su aleteo las laderas de Jaizkíbel y Ulía, que juega con las luces del Faro, que acompaña el balanceo de los pesqueros, de las motoras, de los veleros, que escucha el sonido de una trainera entrenando… será un momento mágico que no olvidaré.
Desde aquí en mi pequeño alto sobre el Faro y sobre los acantilados, veré el momento en que la réplica de la nao San Juan vuelva a salir de la bocana del puerto, recordando su hundimiento en las costas de Red Bay en 1565. Y disfrutaré cada dos años del Festival Marítimo viendo veleros, galeones y un ambiente a mar único. Tan cerca de la ciudad y sin embargo, tan aislado del ruido.
Buena ocasión para relajarse y recordar unos versos de Juan Carlos Martín Ramos:
Cumplo al pie de las olas
mi misión en la tierra:
que mi faro dé luz
contra viento y marea.
Soy farero de oficio,
vigía a todas horas,
capitán de una torre
varada entre las rocas.
Paso el tiempo contando
de noche las estrellas,
de día las gaviotas,
los barcos que se alejan.
Pero nunca estoy solo.
Paseo con mi sombra,
converso con el mar,
escucho caracolas.
Por el aire dibuja
el humo de mi pipa
sirenas y veleros
que van a la deriva.
- Foto : Yon Vallejo.
- LA EXCURSION.
La excursión que os proponemos tiene su punto estrella en este Faro que a pesar de estar colgado de la bocana del puerto de Pasaia pertenece al término municipal de San Sebastián al que vamos a unir con Pasaia, otro de los destinos turísticos más recomendables de nuestra costa. Lo haremos por el Camino de Santiago en Ulía o del Faro de la Plata, lleno de curiosidades históricas, de formaciones geológicas de gran importancia y sobre todo de paisajes abrumadores que funden acantilados vertiginosos con el azul infinito del mar. Un lujo visual que agradecerá sin duda mi cámara de fotos.
Cerca de seis kilómetros de un divertido y bien marcado sendero por el monte Ulía, forma este territorio mítico del Camino de Santiago costero que durante siglos ha tenido un carácter altamente estratégico. En la misma cumbre se sitúa la Peña de las Brujas (Sorginarri), así llamada por los maleficios que lanzaban a los barcos. Cuentan que no había un solo marinero que al pasar no mirara de reojo a la Peña por si acaso lanzaban sus piedras las maléficas brujas, cosa que sí hacían desde Jaizkíbel según contaba un escritor del siglo XVII. Lo cierto es que el tramo Jaizkíbel – Ulía, el más bello de la costa vasca por la cantidad de tesoros que guarda, no estaba al parecer bien visto en aquellos años. Ellos se lo perdieron.
Para conjurar los peligros se levantaban faros y fuertes y así vemos como referencia el Faro de la Plata (1855) y el Fuerte del Almirante, que domina la parte más alta de Ulía, levantado en la última Guerra Carlista ( 1872 – 1876 ) . Evidentemente eran otro tipo de peligros y no los brujeriles. De cualquier forma fue en Ulía donde vivió Maritxu Guller “ La bruja buena de Ulía “ hasta su muerte en 1993 a la edad de 81 años.
Esta mujer nacida en Isaba, Navarra, estudió en París parapsicología y fue muy famosa en San Sebastián por sus dotes visionarias. Aunque no le gustó el calificativo terminaba por aceptarlo y representó la última manifestación del mundo de las brujas (sorginak) vascas que en Zugarramurdi tendría su escenario principal.
Unir el ajetreo de Donosti con la tranquilidad de un pueblo marinero como Pasaia puede resultar curioso. Pero a la larga, tendremos al Cantábrico de compañero así que lo único que haremos será cambiar a los surfistas de la playa de la Zurriola donde iniciamos la aventura, por los barcos y las casas marineras de Pasaia. Una excursión que me permitirá disfrutar de un pueblo maravilloso lleno de cultura, de actividades, de historia, de gastronomía afamada y sobre todo de cientos de rincones o txokos a los que sacaré una fotografía.
- Foto : Carlos Bengoa.
Pasaia es sentirse en el pasado y en el presente. Ya su entrada desde la bocana del puerto, desde puntas, será algo maravilloso mientras veo ansioso en el inicio del paseo por San Pedro la otra orilla, la de San Juan, con su calita de piedras apta para el baño, con su merendero, su paseo marítimo, su arco antiguo, su plaza de casitas de colores, su motora que cruza sin descanso de San Juan a San Pedro y de San Pedro a San Juan.
Al fondo la compañía de las gigantescas grúas del puerto de Pasajes Antxo y mientras camino por San Pedro pasaré por el museo Albaola, donde se reconstruye siguiendo las técnicas de aquella época la Nao San Juan, por el Mater Museoa, el último atunero vasco reconvertido en museo y la estatua en recuerdo del mejor patrón que tuvieran nunca San Pedro y la bahía donostiarra, Aita Manuel, Manuel Arrillaga, ganador entre otras de seis banderas consecutivas en los años 1927-1932.
Citar Pasaia es citar el remo. Ahora en rivalidad peliaguda entre San Pedro y San Juan con frecuencia veremos pasar traineras, trainerillas o bateles según la temporada en sus entrenamientos diarios.
Un viaje a la memoria se mire por donde se mire.
Con razón Víctor Hugo se quedó a vivir aquí durante un tiempo y de hecho, uno de los atractivos de San Juan es el museo Casa de Víctor Hugo que visitaremos sin duda.
- Foto : Carlos Bengoa.
- 2. RECORRIDO.
Pocos recorridos con tantos detalles, con tanta actividad cultural, con tantos puntos para fotografiar, así que salgamos temprano desde la playa de la Zurriola en San Sebastián, la de los surfistas. Un día soleado y de frescas temperaturas será ideal. Al final de la playa en el cruce de la gasolinera dejo a la izquierda el Centro Cultural Oquendo y subo una escalinata hacia la calle Zemoria. Estamos en el tramo más inclinado del recorrido que termina en diez minutos de esfuerzo y sin pérdida en un mirador que me vendrá de perlas para coger un poco de aire.
- 1. Mirador de Iradi.
Primera parada fotográfica. A unos 120 metros de altitud ( Ulía tiene 235 ), una panorámica espectacular de San Sebastián. A mis pies el barrio de Gros con la playa de La Zurriola y sus cubos de Moneo. En línea recta la Avenida de Zurriola que termina en el puente del Kursaal con sus características farolas. Al fondo la bahía protegida por los montes Urgull e Igeldo. El mar nos indica que la costa está ahí mismo y veremos en días despejados las siluetas de Getaria, Mutriku, Lekeitio…
- Foto : Darío Garrido.
Sigo el sendero evidente hasta llegar enseguida a un cruce de caminos. El de la derecha lleva en otros diez minutos a la rotonda del albergue de Ulía hasta donde podría ir en coche por la carretera y de ahí por el antiguo tiro al plato hasta la zona de las ikastolas. Pero como mi idea es ver más cosas, andar, hacer deporte y estar en contacto con el mar, tomo el sendero de la izquierda que me lleva a la parte alta de los acantilados de las gaviotas.
Tras admirar las vistas sobrecogedoras del Cantábrico no sin cierto vértigo sigo el sendero evidente que me llevará a la Fuente de la Kutralla.
- 2. Fuente de la Kutralla.
Resultará curioso saber que este camino estaba unido a San Sebastián por un pequeño trenecito que traía hasta aquí a las empleadas de la limpieza de los hoteles donostiarras. Un pequeño lavadero en desuso del que decían brotaba un agua no solo muy limpia sino sanadora. Sitio oscuro entre los grandes árboles que muchos pasan de largo.
Desde la salida podré llevar unos 30 minutos de recorrido y sigo el camino ahora muy descendente que pasa a ser empedrado, como si de una calzada romana se tratara. A mi derecha según bajo quedará una imponente roca muy visible y enseguida a mi izquierda otro mirador, esta vez de madera con panel explicativo y con unas vistas preciosas de los acantilados. Sigo en tramos muy bonitos ascendentes y descendentes por esta calzada llamada de Josetxo Mayor.
- 3. Calzada de Josetxo Mayor.
Así llamada en recuerdo a este donostiarra muy querido fallecido en 2017 que durante toda su vida se dedicó a cuidar el Monte Ulía (poco frecuentado por los ciudadanos ). Empezó su labor cada fin de semana pero al jubilarse acudía todos los días del año, lloviera o no. Tal fue su labor que recibió la medalla al Mérito ciudadano en el año 1995.
- Foto : Carlos Bengoa.
Disfrutando de las vistas cada vez más espectaculares de las laderas del monte y del mar terminaré el sendero en una pista de cemento. Aunque el camino habitual seguirá a mi izquierda por la continuación del sendero, esta vez subo por la pista a mi derecha a fin de reponer fuerzas en una comuna, que suele albergar peregrinos. La pista no es un tramo bonito pero no tiene pérdida y en apenas diez minutos estaré arriba de Ulía llegando a un nuevo cruce procedente de la citada rotonda del albergue de Ulía. Sigo esa pista por la izquierda hasta llegar en pocos metros a la comuna “Las 12 tribus“ donde suelen parar peregrinos. Un café o un refresco me vendrá de perlas dejando a cambio la voluntad y estaré muy tranquilo unos minutos.
Sigo el camino por la pista que me lleva en un centenar de metros a otro cruce más, el de las Ikastolas muy visibles al fondo. La carreterita de la derecha me llevaría pronto al afamado restaurante Arzak pero antes de llegar a la Ikastola Mendiola veré un senderito a la izquierda que me llevará hasta el Faro de la Plata sin ninguna pérdida, siempre teniendo en cuenta que el faro quedaría a mi derecha y el mar a mi izquierda. Entre unas cosas y otras llevaré hora y media de excursión.
A poco de comenzar este nuevo sendero iré viendo abajo una visible cala de piedras pero que tiene su belleza geológica.
- 4. Cala Ilurgita.
Aunque no llegaremos a ella, eso quedará para otro día, es uno de los puntos más fotografiados del camino del Faro junto a una hermosa ladera del monte. Esta cala a la que habría que bajar con cuidado presenta formaciones geológicas muy interesantes como sus “ piedras de colores “ que pueden encontrarse a puñados dando un toque muy mágico a la cala. De cualquier forma nos limitamos a verla desde arriba.
Seguimos adelante y tras un mínimo sube y baja llegamos a una zona de acueductos, restos en realidad, que seguro merecen nueva parada fotográfica.
- Foto : Carlos Bengoa.
- 5. Acueductos.
Restos de canalizaciones de agua que llegaba hasta San Sebastián. Veremos alguna más ladera abajo del monte pero casi en mitad del camino y justo antes del Faro nos toparemos con dos de ellas. El Monte Ulía fue un acuífero importante y de agua con muchas propiedades. Por el interior del monte hay de hecho varios túneles muy estrechos que todavía algún aventurero llega a pasar y que llevaban agua hasta un gran depósito que abastecía a la ciudad. Depósitos que pueden visitarse los domingos en los Viveros de Ulía.
La imagen del Faro la tendremos ya a la vista. Previamente habremos pasado una fuente con banquitos y mesas de piedra que todavía sirve de merendero a algún pasaitarra. Es la fuente del inglés a la que sobre todo la gente mayor, acude con botellas para llevar a casa por sus grandes propiedades curativas. Una mínima cuesta arenosa me deja en el mismo Faro de la Plata.
- Foto : Carlos Bengoa.
- 6. Faro de la Plata.
Aunque os hemos propuesto un recorrido clásico uniendo San Sebastián con Pasaia, hasta aquí podremos llegar de muchas formas. Ir a Pasaia y no ver de cerca este faro sería un fallo imperdonable. No se puede entrar al recinto farero pero hay un espectacular mirador colgado sobre la bocana del puerto y con vistas a las laderas de Jaizkíbel. Más arriba del monte llegaría otro sendero que parte desde el mismo lateral de la Ikastola Mendiola que citábamos anteriormente y que me lleva enseguida hasta el Fuerte del Almirante con preciosas vistas aéreas del Faro.
Hasta aquí podré llevar unas dos horas de caminata siempre teniendo en cuenta las paradas para sacar fotos o para tomar el cafecito. Sigo por la carretera que sube desde Trintxerpe solo apta para vecinos y enseguida veré a la izquierda en una curva pronunciada otra entrada de sendero que lleva primero a un merendero pequeño y después a bajar las empinadas escaleras del Faro de Senekozuloa.
- Foto : Carlos Bengoa.
- 7. Faro de Senekozuloa.
Otro icono de la bocana del puerto. Faro que ahora quiere rehabilitarse para el público. Un pequeño edificio plano que corona la cúpula blanca del Faro. La escalinata es muy empinada así que tendré cuidado en bajar.
Ya estamos en San Pedro, en puntas. Otro faro terminando el espigón pintado de verde y blanco guiña el ojo a cada barco que pasa. Merecerá la pena bajar hasta ahí y seguir descargando foto tras foto. Disfruto del viento, de las olas, de los acantilados del Faro, de este fiordo pasaitarra que sin ser fiordo lo parece. Continúo por el paseo hasta llegar al Museo Albaola, un museo que con tiempo tendré que visitar.
- Foto : Carlos Bengoa.
- 8. Museo Albaola.
Cuando llegue el día a más de uno le saldrán lágrimas de los ojos. Albaola es más que un museo. Es pasión por la carpintería, es pasión por el mar, es solidaridad, voluntariado. Construido en Pasaia, el ballenero San Juan es ejemplo de buques de carga que zarpaban del País Vasco rumbo a Terranova en busca de las ballenas. Hasta 1000 tinajas transportaba para llenarlas de grasa.
Hundido en Red Bay en 1565 fue 400 años después cuando el equipo de arqueología Parcs Canadá encuentra sus restos bien conservados y se convierte en uno de los símbolos del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO. Ya en 2013 siguiendo técnicas del siglo XVI empezó a reconstruirse tal cual. Así la madera de roble procede de la comarca de Sakana (valle espléndido entre Irurtzun y Alsasua ), los mástiles de hasta 30 metros de la Selva de Irati, las velas y sogas de cáñamo de la comarca del Ebro y Bretaña, el alquitrán de Quintanar de la Sierra y el hierro de las forjas de Legazpia.
Y lo mejor, tras la nao San Juan y su botadura, llegará la Victoria, la nao con la que Juan Sebastián Elcano daba la vuelta al mundo.
- Foto : Carlos Bengoa.
Sigamos el recorrido y en apenas unos metros, justo pasar el embarcadero de la motora que cruza a San Juan me llamará la atención un pesquero azul, el Mater Museoa, otra visita obligada, otra forma de entender la dureza y a la par belleza del mar.
- 9. Mater Museoa
La Sociedad Itsas Gela en su pasión por el mar rescató este atunero clásico de Getaria antes de ser llevado al desguace, lo llevó a San Pedro y lo convirtió en una pieza de museo muy valorada. En su interior, una visita guiada nos mostrará cómo vivían y faenaban los pescadores vascos en sus salidas a la mar. Además, el propio Mater hace salidas para visitar desde el mar la belleza de los acantilados de Jaizkíbel o de Ulía, ver cetáceos en la lejana fosa de Capbreton o atardeceres en La Concha.
Realizan también una importante labor en la limpieza de basuras en nuestros mares enseñando a los pequeños de todas las ikastolas y colegios a recoger residuos. Labor muy valorada en nuestro Medio Ambiente.
- Foto : Carlos Bengoa.
Tras la visita a esta joya y junto a la escultura de Aita Manuel, el gran patrón de la historia del remo que ya hemos citado, está el embarcadero con la célebre motora verde que nos llevará a San Juan. No sin antes degustar en el Muguruza el clásico bocadillo de bonito y antxoas con sidra o txakolí.
- 10. La motora.
Preparen cámaras para fotografiar y sacar vídeos. Esta motora realiza cada día del año casi sin descanso el paso de San Pedro a San Juan y vuelta. Por 0,80 euros evitamos un rodeo por todo el puerto de Pasaia de cerca de 12 kilómetros en coche, bordeando también parte de Rentería y Lezo. Un paso de apenas 200 metros en línea recta pocas veces es más rentable.
Además es un momento muy agradable viendo poco a poco acercarse las casas de San Juan mientras preparo el itinerario a seguir y observo la cantidad de restaurantes colgados al mar donde posiblemente tiente comer, que ya va siendo hora.
Al bajar en San Juan entenderé enseguida el porqué de su fama. Con el monte amenazante pegado a la parte trasera de las casas advirtiendo que él llegó antes. Una sola calle muy estrecha en la que de cuando en cuando trepan escaleras hacia alguna de las viviendas. San Juan es historia pura. La del escritor Víctor Hugo, la del Marqués de La Fayette, militar y político francés que zarpando de San Juan participó en la guerra de la Independencia de los Estados Unidos como se recuerda en una placa en el mismo embarcadero.
- Foto : Carlos Bengoa.
Retrocedo hacia la derecha por la calle que me lleva entre túneles cuyas paredes casi toco con los brazos extendidos hasta la Iglesia de San Juan Bautista, de una única nave de proporciones muy notables. Ahí inicio el recorrido viendo también la Casa Platain, el Palacio Arizabalo y la chimenea de la vieja fábrica de cerámica, retrocediendo hacia el embarcadero y la Plaza. Enseguida a la altura de uno de los túneles o pasadizos bajo las viviendas veré la oficina de información donde está la Casa Gaviria o de Víctor Hugo.
- 11. Casa de Víctor Hugo.
Una delicia que hay que visitar. Podemos ver su dormitorio, su cama, su salón con un espléndido piano y sobre todo unas maravillosas vistas de Pasaia con todo su sabor a mar. Una pequeña sala ofrece un visual sobre Pasaia y el propio escritor francés autor entre otros de “Los miserables “. Muy aficionado también a viajar recaló por casualidad en Pasaia de la que se enamoró quedándose a vivir un tiempo.
Pero hagamos ahora un nuevo esfuerzo. En el embarcadero veré subir unas empinadas escaleras que pasan por encima del afamado Mirones, uno de los restaurantes de Donibane junto a Txulotxo, Cámara, Ziaboga, Yola… para que no se enfade ninguno. Subamos las escaleras hasta llegar no sin esfuerzo a la ermita de Santa Ana que corona con alegría un saliente de la montaña sobre el puerto.
- 12. Ermita de Santa Ana.
Merecerá la pena subir a esta ermita que no suele abrirse salvo petición expresa hasta el día de Santa Ana en que los pasaitarras organizan una romería. Hay pegado un albergue de peregrinos con dibujos muy curiosos en las fachadas y de hecho fue en su tiempo Hospital de peregrinos pero sobre todo, tiene unas vistas excepcionales de todo el puerto. Desde aquí arriba domino Lezo, Rentería, Pasajes Antxo, San Pedro y San Juan con el abrigo de los montes lejanos Larun o Peña de Aia y con los más cercanos San Marcos y Ulía. Toda la comarca de Oarsoaldea a la vista digna de brillantes estudios geológicos.
Pero bajemos de nuevo hasta situarnos otra vez en el embarcadero y esta vez dirigirme a la Plaza de Santiago, punto de reunión principal de los sanjuandarras, llena de ambiente que brilla todavía más en sus curiosos carnavales ya que son temáticos y todo el pueblo se disfraza de lo mismo.
- 13. Plaza de Santiago.
Una belleza su clásica estampa mil veces fotografiada. Casas esbeltas y estrechas con fachadas y balcones de colores literalmente pegadas a la pared vertical que ha creado el monte. Un espacio cuadrangular que sirve hasta de frontón provisional aprovechando una de las paredes de los edificios y pista de balonmano donde se llegaban a jugar partidos. Resulta muy bonito ver la plaza y en realidad todo el pueblo en los días de mareas muy altas que suelen darse por Setiembre con el agua a un palmo de la plaza. En verano no suele haber temporales ya que cuando hay olas, llegan a inundar el pueblo. La estampa del pueblo ante las mareas vivas le dan un toque muy “ veneciano”
Sigamos el paseo hacia adelante por otra callejuela estrecha hasta salir a la Iglesia del Cristo de la Bonanza y ya en espacio más abierto y entre árboles, el propio paseo de Bonanza me llevará tocando el mar hasta puntas, pasando una casa que deja otra especie de pasadizo por debajo, un pequeño arco, el Castillo de Santa Isabel con sus murallas y algún panel explicativo de cómo se formó geológicamente esta comarca. El paseo termina en un merendero.
- Foto : Carlos Bengoa.
- 14. Puntas.
Fin del paseo. Un merendero típico de sardinas y sidra muy conocido no solo por los pasaitarras, aunque ahora más moderno da bastante más que eso. Llegar hasta ahí es una delicia y tomar algo viendo la bocana del puerto. Viendo enfrente el peñasco del Faro de la Plata, las escaleras de Senekozuloa, las primeras geoformas de Jaizkíbel.
Un poquito más adelante hay una pequeña cala que sirve de playita que han arreglado con escaleras y duchas. Gran remate. El camino todavía sigue más adelante. Otra pequeña sorpresa. Hasta las mismas puntas. Las puntas más puntas donde podré contemplar extasiado entre Abril y Octubre, atardeceres únicos. Porque seguramente seré el único que estará allí.
- Foto : Mikel Salvador.
Paso la barca de nuevo a San Pedro para coger el bus a San Sebastián recordando a Víctor Hugo en su obra sobre los Pirineos…
“… Este lugar magnífico y encantador como todo lo que tiene el doble carácter de la alegría y la grandeza, este sitio inédito que es uno de los más bellos que he visto, este pequeño edén resplandeciente al que llegué por azar como tantas cosas suelen pasar “
- A TENER EN CUENTA.
– El momento ideal para hacer este plan sería a partir de Abril y hasta Octubre con los días largos de luz. Y obviamente con buen tiempo. Un día gris deslucirá todo.
- Si salgo de Sagüés a las 09,00 horas podré llegar a San Pedro hacia las 11,30 para ver el Museo Albaola y a las 13,00 el Mater Museoa. Puedo comer algo en el Muguruza de San Pedro si es que hay sitio o cruzar hacia las 14,30 a San Juan donde comeré. Descansadito y feliz, subo a la ermita de Santa Ana y hago todo el recorrido, Casa de Victor Hugo incluída. Disfruto de todo y tomó un café o un refresco en el merendero de Puntas hasta que el atardecer decida jugar a las luces y sombras tan famosas en la costa vasca.
- Ya puestos por qué no quedarse a cenar y regresar en la última motora. Suele estar hasta las 11,30 o más. Por si acaso preguntar.
- La excursión la puedo acortar por un montón de atajos. Incluso prescindir de la caminata yendo directamente a San Pedro en coche o en el bus de línea. Salen cada media hora de la Plaza Oquendo de San Sebastián y suele ser lo mejor.
- Confirmar horarios y entradas en museos Albaola y Mater. En la Casa Víctor Hugo no hay problemas de espacio en las horas de apertura.
- Foto : María Seco.
EXTRACTO DE NUESTRO LIBRO » 20 RUTAS FASCINANTES POR EL PAIS VASCO « de Singlator Ediciones.
CAPITULO 1, DE DONOSTI A PASAIA.
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