HUESCA.
Un recorrido por esta provincia olvidada, que con razón luce su slogan, «La magia».
- Texto y fotos: Jesús María Alquézar.
- Foto portada: Carlos Bengoa.
Huesca está situada en el límite entre dos grandes unidades naturales del relieve aragonés: el valle del Ebro, al que pertenece Huesca ,y los Pirineos, cuyas ultimas estribaciones, las sierras exteriores, se levantan majestuosas a la vista de la ciudad, Huesca, en un extremo de la llanura agrícola conocida como “la hoya de Huesca”, conserva el tesoro de su historia milenaria en calles, restos arqueológicos, edificios …
Fue una importante ciudad romana, llamada Osca, de ahí el gentilicio Oscense, con el que todavía se conoce a sus habitantes.
HUESCA. QUÉ VER EN UNA JORNADA.
Dicen que es la gran desconocida. Desde la lejanía destaca en el horizonte su gran catedral, de SANTA MARÍA, que se eleva sobre todos los edificios. En primer lugar hay que ir a su encuentro, iglesia del siglo XIII, con su gran retablo de 1530 de Damián Forment autor también del retablo mayor de la Basílica del Pilar de Zaragoza.
Paseando llegamos al cercano Monasterio de Pedro el Viejo, lugar favorito de la ciudad, que alberga el cementerio de algunos reyes aragoneses. Imprescindible el claustro. Se encuentra en le mismo centro de Huesca, en la plaza Luis López Allue.
Entre los edificios, otro atractivo de la ciudad es el Casino de Huesca que a pesar de ser del siglo XX tiene una construcción muy interesante; luego el Ayuntamiento de Huesca, joya del renacimiento aragonés. El Museo de Huesca cuyo edificio fue creado tras la desamortización de Mendizábal.
Hay que seguir el paseo y recorrer la plaza de la Catedral, el Parque Miguel Servent, el Palacio de los Reyes de Aragón donde se produjo la leyenda de la Campana de Huesca; y en el paseo por el centro histórico no hay que despedirse de la capital sin visitar el comercio de ultramarinos LA CONFIANZA, de 1871, el mejor conservado y más antiguo de Europa, un comercio histórico que conserva su aspecto original, un museo donde nada ha cambiado, y siempre con clientes, locales y visitantes.
Es una ciudad moderna de 52.000 habitantes que tuvo su equipo de fútbol recientemente en la máxima categoría (2020-2021).
Pero vayamos ahora por los alrededores.
BARBASTRO.
Situada en la unión de los ríos Cinca y Vero. Es la tercera ciudad más poblada de la provincia con 17.000 habitantes. Pequeña ciudad de paseo muy interesante en el centro histórico. Además con dos pastelerías de la ruta de los dulces de visita obligada, Iris y Biarritz para degustación .
Es el centro vinícola y capital del vino más importante de origen SOMONTANO con dos bodegas importantes ,entre otras, que producen excelentes vinos (Pirineos y o Viñas del Vero).
Los seis lugares que hay que ver en el paseo son:
la Iglesia San Julián y Santa Lucía del siglo XVI; calle del Coso, la principal y peatonal; el conjunto catedralicio con la Catedral de la Asunción, el monumento mas emblemático de la ciudad levantado sobre una antigua mezquita que se inicio en 1517 y concluyó en 1533.Tiene interesantes capillas en su interior, y un valioso museo diocesano; la Plaza de la Constitución, porticada y con casas nobles; la plaza del mercado; y el río Vero con sus casas de colores, los puentes y las fuentes.
Es una ciudad habitada en su centro histórico, pero también una parte más moderna donde viven la mayoría de los vecinos. Se encuentra frente a la cadena pirenaica, y desde alguna atalaya alta se divisan los importantes tres miles del sector como las tres sorores (Perdido y otros).
MALLOS de AGÜERO y RIGLOS
Por la cercanía una excursión paisajística de primer orden es la visita de dos típicos pueblos con encanto, Agüero y Riglos, que son famosos por sus formaciones y picos de conglomerado, muy visitados por les escaladores y senderistas. También en las cercanías veremos Ayerbe y Murillo de Gállego, donde en su río Gállego se organizan preciosas bajadas del río en modo kayak y rafting.
Los mallos, antiguos conos de deyección de la erosión de los macizos elevados han producido unos preciosos monumentos naturales, son formaciones espectaculares geomorfológicas verticales sobre conglomerado del oligoceno.
SAN JUAN de la PEÑA y JACA
Una propuesta desde Barbastro, nuestra base del circuito, es el desplazamiento de disfrute , primero por la hoya de Huesca, y después acercándonos al Pirineo por la sierra de Guara(el Tozal), los Mallos de Agüero y Riglos en la lejanía, y toda la fachada pirenaica del sector de Jaca (destaca la collarada), que con nieve es impresionante. Preciosa excursión paisajística.
Y llegamos al espacio protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel que cierra el horizonte de Jaca por el Sur.
Monasterio viejo de San Juan de la Peña.
Obra maestra del románico y testigo del origen del Reino de Aragón. El Real Monasterio situado en Boltaña, al suroeste de Jaca, fue el monasterio más importante de la Edad Media. En su panteón Real fueron enterrados un buen número de los reyes de Aragón. Situado en la roca de la montaña es un monasterio rupestre de espectacular emplazamiento, joya del románico es origen de misterios y leyendas, y construido a principios del siglo X lugar mágico que combina historia, cultura y naturaleza, como ningún otro.
Cuando se quedó pequeño y para mejorar la habitabilidad se construyó el monasterio viejo a 1,5 kilómetros. Fue totalmente destruido por las guerras napoleónicas y la desamortización de Mendizábal. Reconstruido, es actualmente centro de interpretación del monasterio con las ruinas reales.
JACA.
Camino de Jaca hay que detenerse en el coqueto y cercano centro rural de SANTA CRUZ de la SEROS a pie del espectacular monte de San Juan de la Peña.
Un paseo por sus calles, con un aperitivo con aceitunas de Aragón es imprescindible antes de visitar la iglesia de Santa María, monasterio antaño de mujeres siglos XI y XII donde vivieron mujeres de la nobleza aragonesa como Aisa,Vivace y Sancha, hijas del rey Ramiro I; y ermita de San Caprasio, bello monumento del románico lombardo del siglo XI. Sus bien conservadas calles y edificios rurales permiten completar un paseo antológico.
Jaca con 13.000 habitantes es la capital de la Jacetania, se sitúa frente a la alta montaña y es la transición de ella con las sierras prepirenaicas. Tiene dos paseos: el de la parte histórica y el de la moderna, con edificios de arquitectura modernista.
Se visita especialmente la ciudadela del siglo XVI con sus museos de miniaturas militares y de la escuela militar de alta montaña en Jaca y Rioseta- Candanchú. Se encuentra a pie del puerto de Somport, paso a Francia por Oloron y Bedous. Una preciosa excursión es el tren “El Canfranero” hasta Canfranc y que viene diariamente de Zaragoza, por Huesca… para visitar este precioso pueblo y la histórica estación de Canfranc, otro monumento ferroviario.
La otra visita es la iglesia románica de San Pedro del siglo XI donde se visiona el llamado “Taqueado Jaqués”.
BOLEA, CASTILLO DE LOARRE Y ALQUÉZAR.
Dentro de las visitas a centros rurales de interés destacan Bolea, Loarre y su impresionante castillo y Alquézar, la joya del viaje, villa medieval por excelencia.
Bolea, a pie de monte de la sierra de Caballera y Pico Gratal, es una pequeña localidad que merece el paseo hasta su COLEGIATA de Santa María la Mayor, monumento nacional con un impresionante retablo. Tierra de cultivo de cerezas y en junio se celebra una popular feria.
LOARRE y su CASTILLO.
Entre los castillos que se conservan del reino de Aragón destaca Loarre, castillo abadía. Declarado de interés cultural y Patrimonio histórico. Domina sobre un promontorio la hoya de Huesca, sobre el pueblo de su nombre. Esta bella fortaleza románica está considerada como la fortaleza mejor conservada de Europa.
ALQUÉZAR. La joya del viaje.
Para Donosti City, hemos seleccionado la villa de Alquézar, situada a 47 kilómetros de Huesca, capital. Situada en el Somontano de Guara, encaramado a 660 metros. Es la vigilante de la sierra de Guara, cordillera muy accidentada bañada por el Río Vero. Se considera el pueblo más visitado de Aragón. Y está declarado conjunto histórico artístico desde 1982, año que lo visité por primera vez atraído por el descenso de río Vero, que completamos y ahora es un pueblo con envoltorio de “ atracción del turismo de montaña “ y en consecuencia es otro de los pueblos considerado entre los más bonitos de España.
Es una villa medieval de origen árabe. Su nombre proviene des sustantivo “Al Qasr” ( la fortaleza árabe siglo IX de Jalaf ibn Rasisd de la que se conserva un torreón y una capilla. Ha cambiado mucho el pueblo, que destaca desde la lejanía, anclado en un promontorio. Lo habían descubierto los ciudadanos franceses deportistas de la montaña que con base en Alqúezar descendían los numerosos barrancos y cañones de la sierra (Vero, Mascun, La Peonera…).
Era entonces muy rural, solo tenía una pensión que aún existe (Narbona) y estaba totalmente desierto. Era una aldea con personalidad y sus habitantes nos vendían almendras por sacos. Y estaba el cuartelillo de la guardia civil, que figuraban en todas partes con su estandarte rojo y gualda y el imprescindible cartelón “todo por la patria”. Aún así, Alquézar tuvo importancia como distribuidora de comunicación desde tiempos pasados, como los justifican sus preciosos puentes sobre el Vero.
Habíamos ido a conocerlo y completamos el entonces afamado descenso del río Vero que comenzaba a promocionarse. Es el menos complicado de todos los catalogados, y por lo tanto de escasa dificultad. Dormimos en tienda de campaña en las cercanías del puente de Fuendebaños. El castillo y la colegiata estaban muy deteriorados, olvidados para el turismo que no existía, no tenia visitas guiadas y hasta 1992 no comenzaron a remozarlo para recuperarlo a lo que es hoy.
Consideramos que hay que dedicar una jornada a la visita, o se calcule bien el horario, si es que se desea recorrer uno de los atractivos que han construido recientemente para conocer e intimar mejor con el entorno. La circular de “las pasarelas el Rio Vero”, fácil para todo tipo de ciudadanos es muy recomendable.
LA VISITA.
La villa es totalmente peatonal, y solo pueden entrar en ella con coche los habitantes. Se aparca el vehículo en las afueras y hay que caminar para conocerlo. Nos asomamos al barranco desde el mirador “La sonrisa del viento” que ofrece la primera y espectacular vista del caserío , al pie del Castillo (restos) y la colegiata. Se adivina por donde discurre el Río Vero que se olvida de sus gargantas, oscuros, caos, cuevas, arcos y sus impresionantes acantilados cuando ya se abre a la orografía rumbo a la llanura.
Y hay que pasear por sus estrechas calles, entre casas tradicionales del Somontano, que se alían con el paisaje dado que están construidas con piedra, ladrillos y tapial. Sin dificultad alguna de orientación, todas las calles irregulares desembocan en la plaza Mayor Rafael Ayerbe, porticada que servía a los vecinos para protegerse de la lluvia y el sol, y poder vender sus productos (aquellas almendras de nuestra primera estancia).
Hay que fijarse en la arquitectura, en las patas de jabalí y garras de aves colocadas en dinteles y portones de madera en las fachadas que son motivos para proteger las casas.
Tras cruzar la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, nos dirigimos en ascenso hasta lo que queda de la fortaleza musulmana y tras la puerta gótica llegamos a la puerta de la Colegiata de Santa María la Mayor,(monumento nacional desde 1931) símbolo de conjunto urbano. Visita imprescindible para vivir el templo románico integrado en el claustro y sus incomparables capiteles, la capilla de Santa Ana, reflejo del crisol de culturas del siglo XVI, una bella portada gótica para acceder a la iglesia, y disfrutar con las bóvedas de crucería estrellada, para finalizar en el retablo mayor (renacentista siglo XVI) y la capilla de Los Lecina.
Tras la visita hay que asomarse al río Vero desde dos miradores providenciales y cercanos, y regresar por otras calles circunvalando la villa para alcanzar la iglesia del pueblo San Miguel (gótico siglo XVII) y sus casas con escudos heráldicos que nos recuerdan los pasados nobles de sus habitantes.
Después la cita es la oficina de información de Turismo situada en la plaza Cruz de Buil, calle San Hipólito , para contratar el paseo por las pasarelas del Río Vero o cualquier otra visita guiada para fraternizar más y mejor con la villa.
PASARELAS del RIO VERO.
Es el último desarrollo de la villa para fomentar la visita y llenarla de más alicientes y atracciones. Es muy recomendable este paseo senderista y circular de baja dificultad y que se puede hacer en un máximo de hora y media para disfrutar del final del cañón del rio Vero, y sus puentes destacados como los de Fuendebaños y el de Villacantal.
Si hay suerte se ven aves rapaces surcando los riscos. Muy bien señalizado el agradable itinerario permite disfrutar de una espectacular panorámica a través de un sendero habilitado en pasarelas colgantes o escalinatas de madera. Con horario según fechas y de pago.
AINSA.
Es una imprescindible villa medieval ,con unas vistas impresionantes sobe los altos pirineos y sus tres miles. Destaca su amplia plaza mayor y sus estrechas calles empedradas con preciosos edificios que se acercan a la iglesia románica, y cerca el bien conservado castillo, con sus murallas y una puerta de entrada destaca en el conjunto.
Y como despedida otro pueblo perdido en la naturaleza.
FONZ.
Un pueblo pequeño, pero compuesto por diez palacios alrededor de su iglesia, que fue muy destruida en la guerra civil española. Su fuente de 6 caños y bocas es hermosas y data de 1567. Con muchos manantiales en su seno, sus fuentes no dejan de manar agua continuamente. Se considera uno de los pueblos mas monumentales de Huesca a pesar de no tener mas que mil habitantes, que viven de la agricultura, cereales y olivos.
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