JAIZKIBEL, UN MUSEO NATURAL AL AIRE LIBRE. Ruta 6.

Una ruta sencilla por geoformas increíbles.

De nuestro libro 20 RUTAS FASCINANTES POR EL PAIS VASCO, de SINGLATOR EDICIONES.

Como una de las numerosas gaviotas que vienen y van mecidas por el viento en estas pronunciadas laderas, vuelo ahora entre Pasaia y Hondarribia. Y me dejo arrastrar por la imaginación en esta montaña mágica, este tesoro olvidado, esta maravilla natural que es Jaizkíbel.

Desde las alturas veo una enorme ladera de 21 kilómetros que cae al Cantábrico para desafiar a las olas. O para que viento y mar jueguen a erosionar la montaña. Veo arroyos, calas salvajes, una playa de arena, areniscas de colores, grietas indomables. Veo robles, pinos, helechos, verdes prados. Veo caballos, vacas, ovejas, buitres, cormoranes, alcatraces, frailecillos. Veo cabañas de pescadores, casas abandonadas, cuarteles fantasmagóricos, torres de vigía que recuerdan su pasado militar, contrabandista y mercantil.

Pero sobre todo veo arte natural, un museo al aire libre, escondido, de difícil acceso para salvaguardar estas obras que algún artista de la naturaleza ha esculpido y pintado con paciencia. Ahí están. Y casi nadie las ve. Es Jaizkíbel misterio, imaginación. Si volar es libre hacerlo aquí es encontrar mil formas de colores.

Tiene nombre cada obra pero vamos a jugar a cambiarlo. La gran ola pétrea, el gusano gigante, el pene del elefante, el gusiluz, los comecocos, la Catedral, la ballena de colores, el guardián de la cueva de Mari… Qué artista pudo hacer esto sería la primera pregunta que nos viene en pleno éxtasis. Esculturas gigantes, miniaturas, cuadros impresionistas, pinturas rupestres, fósiles…

El dragón, la tortuga gigante, las bolas de colores, el feto de Allien, la ola naranja…Todo es posible en Jaizkíbel. Desde el Faro de la Plata al de Higuer, el Pirineo dijo que empezaba aquí a buscar su camino hasta el Mediterráneo. Y esta montaña olvidada, este cordal mágico, nos hace pasar horas contemplando cuadros, esculturas y arquitecturas que aparecen en cada esquina.

El casco, la bóveda, la cornisa barroca, la cueva de coral, el cuenco de oro… La erosión se detuvo en Jaizkíbel mucho tiempo para diseñar este museo natural. Y quien lo encuentra, el montañero aventurero se detiene, para el reloj y procura entender el trabajo erosivo del agua, del viento.

La sillita de la Reina, el beso, los bombones rellenos, el panal, el desierto, las gemelas, los ojos de Jaizkíbel, la tenaza… Y así hasta el infinito porque cada cual buscará sus formas, porque según el día cambian los colores, porque según el ángulo cambia el dibujo.

No hay montaña más bella en todo el litoral. Una montaña que juega con el mar. Una montaña que esconde sus tesoros y que merecería ser Parque Nacional. Es Jaizkíbel.

  • 1. LA EXCURSION.

Pero por fortuna Jaizkíbel es de difícil acceso, de ahí que sus tesoros estén escondidos, a resguardo de una posible erosión humana, salvo una posibilidad de ver un corto tramo, el que os proponemos a continuación.

Esta montaña de 21 kilómetros une Pasaia con Hondarribia siendo su punto más elevado de 545 metros, corta altitud para los grandes montañeros pero de gran belleza paisajística. Por un lado, el del mar, con vistas a toda la costa vasca y francesa hasta Las Landas. Por el otro lado, la ladera Sur, con vistas inmejorables a la comarca de Oarsoaldea y a la bahía de Txingudi, entre Hondarribia, Irún y Hendaya. La frontera entre Pasaia y Hondarribia sirve de escenario casi en la cumbre del monte, a la escultura de Remigio Mendiburu, “ Atzein “ , un homenaje a la unión de los pueblos.

Por carretera es internacionalmente conocido este monte por la Clásica ciclista de San Sebastián que ha visto pasar a Indurain, Armstrong, Froome, Valverde… de hecho es destino habitual de quienes entrenan en bicicleta. Jaizkíbel es también paso del Camino de Santiago cubriendo todo el cordal a media ladera con un desnivel acumulado de 781 metros en un sube y baja muy duro. Camino que se queda en muchos casos lejos de las zonas a explorar, de ese museo al aire libre.

Jaizkíbel es también historia, desde la de Roland Garros quien aterrizó en sus laderas en plena carrera de aviones, a los fuertes militares que recuerdan un pasado de guerras como el de San Enrique destruido en 1936 por la Guerra Civil. También en las guerras carlistas ha sido esta montaña importante con cinco torres y fortificaciones a lo largo de la cumbre. Cerca de Pasaia está el Fuerte Lord John Hay y ya hacia Hondarribia, en Guadalupe, está la construcción más grande que data de 1900 y que albergaba a 500 soldados.

Áreas recreativas conocidas como la de Guadalupe, miradores fantásticos, leyendas en cada esquina, historias increíbles como la de Soñu, el Robinson de Jaizkíbel pero sobre todo, mar y monte unidos.

Ya fue Jaizkíbel un punto destacado en la obra del gran escritor francés Víctor Hugo sobre los Pirineos

  • Las montañas de Pasaia tiene para mí dos atractivos particulares. El primero es que dan al mar… el segundo es que son de arenisca. La arenisca es la piedra más divertida y la más extrañamente modelada que existe. No hay aspecto que no adopte, no hay capricho que no tenga, no hay sueño que no realice, tiene todas las caras, hace todas las muecas “

Pero caminemos ahora por esta ruta asequible viendo una de las zonas más bellas. Las demás, quedarán para quienes lleven guía y para quienes tengan muy buena forma. Una excursión junto al mar que me permite ver el lugar donde aterrizó Roland Garros, el vallecito donde apareció el enterramiento humano más antiguo del País Vasco y sobre todo, lo que más distingue a Jaizkíbel a nivel geológico pues es único en el mundo, las Paramoudras, hablando mal y pronto, gusanos gigantes petrificados. Los hay a miles.

El recorrido tiene la ventaja de salir y llegar en un merendero donde podré comer o cenar, cosa que siempre será bien recibida por los excursionistas.

  • 2. EL RECORRIDO

Lo primero a tener en cuenta es que aunque sea un camino fácil, muy transitado los fines de semana y sin pérdida alguna, no deja de ser una excursión de cuatro horas ida y vuelta aunque siempre dependerá de las paradas que haga para fotografiar tanta belleza. Un camino parecido al del Faro de la Plata entre San Sebastián y Pasaia que también os proponemos en esta obra. Para ir al punto de inicio, el merendero Justiz, subiré la carretera de Jaizkíbel desde Hondarribia. Nada más pasar la zona del fuerte de Guadalupe encontraré en menos de un kilómetro la indicación del merendero Justiz.

  • 2.1. Merendero Justiz.

Punto de inicio de esta excursión que bien programada partiría hacia las 09,30. El merendero es un caserío de mucha historia y antigüedad al punto que es Patrimonio Cultural de Hondarribia. Cuentan que el Rey navarro Sancho Abarca se cobijó en esta casa enamorándose de una de las doncellas que allí trabajaban.

Actualmente es un merendero muy frecuentado pues se come muy bien y barato, especialmente sus tomates en temporada. Por ello conviene reservar mesa pues lo normal sería quedarnos a comer o cenar tras la aventura.

Desde Justiz sigo las indicaciones para bajar por una pista primero y sendero después hasta casi el nivel del mar, entre prados con ovejas, vacas y de cuando en cuando, amables caballos salvajes que se dejan acariciar, siempre que haya respeto. Una vez abajo, cojo a la izquierda el camino por lo que a partir de ahora seguiré siempre con el mar a mi derecha.

  • 2.2. Roland Garros.

Tras pasar un puentecito de madera que evita mojarme un poco en un arroyito, alcanzaré una verde pradera en un llano colgado al mar y enseguida veré un panel que me contará el incidente de Roland Garros en este mismo punto.

Es curioso conocer la vinculación del creador del Torneo de Tenis tantas veces ganado por Rafa Nadal con esta montaña. Fue el 23 de Mayo de 1911 y dicen que fue además el primer avión que aterrizara en Hondarribia donde está actualmente el Aeropuerto. El mayor acontecimiento deportivo de la época fue una carrera de aviación organizada por “ Le Petit Parisien “ que reunió a 28 pilotos dispuestos a cruzar los más de 1000 kilómetros desde París a Madrid.

En plena etapa Angulema – San Sebastián, el avión de Roland Garros se quedó sin gasolina teniendo que aterrizar de emergencia en las laderas de Jaizkibel. Los campesinos de la zona bajaron a Hondarribia para buscar combustible y poder ayudarle.

Pero sigamos el recorrido que me llevará en breve bajada a un nuevo arroyo.

  • 2.3. Enterramiento antiguo.

Empezaré a ver las primeras paredes de arenisca erosionadas en curiosas formas justo en una pequeña cala de piedras a la que llega en saltos el arroyo.

En esta zona se encontró a resguardo de los vientos y aprovechando la ladera del monte, los restos del varón de entre 30 y 40 años que protagonizó el enterramiento humano más antiguo del País Vasco (unos 8.000 de antigüedad ) en el llamado J3. Investigaciones demostraron que su dieta se basaba en peces.

Pero dejemos dietas y huesos para seguir nuestro camino que ahora trepa una ladera empinada que me llevará en un sube y baja hasta la inconfundible Punta Biosnar.

  • 2. 4. Punta Biosnar.

Afilado cabo bien visible con una pared muy llamativa que demuestra los efectos de la erosión. Una cruz en recuerdo de algún pescador fallecido nos indica que es muy peligroso adentrarse por ahí así que lo dejaremos al lado no sin sacar unas cuantas fotos.

El camino sigue en pequeñas subidas y bajadas hasta llegar a una zona que se suele pasar de largo pero a la que nos asomaremos sin duda.

  • 2. 5. Erentzin Txiki.

Un gran teatro visual quedará a la vista sobre los laterales de una empinada placa lisa que hará de improvisada acera. Suele estar mojada por lo que tendré cuidado con los resbalones pero si la veo seca aprovecharé para bajar y buscar ángulos que me permitan ver estas formas de arenisca.

Aquí están impasibles los comecocos aunque cada cual verá sus formas. En la lisa pared lateral veré agujeros de donde posiblemente se habrán desprendido las famosas bolas que más tarde encontraré en la zona de las paramoudras.

Un poquito más adelante veré con imaginación, la sillita de la Reina, la que nunca se peina, en otra suerte de geoformas muy bellas.

Sigo el sendero por la costa olvidando el cruce que me obligaría a seguir el Camino de Santiago y que trepa por la ladera de Jaizkíbel.

  • 2. 6. El guardián de la cueva de Mari.

Bajo un poco para volver a subir. Encontraré un tramo algo aéreo con un pasamanos  que pocas veces se utiliza pero que por si acaso me sirve de ayuda hasta llegar a un altillo que domina el mar y en el que veré otra forma “ El Guardián de la cueva de Mari “ que desde este ángulo es muy diferente. Estaremos ya en Erentzintxabaleta, la zona de la Playa de los Fósiles o Paramoudras.

  • 2. 7. Paramoudras.

Bajo un poco con cuidado hasta esta gran cala de rocas para entretenerme sin descanso en buscar bolas y gusanos pétreos.

Las paramoudras son concreciones silíceas de gran tamaño organizadas entorno a trazas fósiles de la madriguera de algún organismo. Sin entrar en detalles científicos que dominarán los expertos y hablando mal y pronto, gusanos gigantes petrificados. Los hay en tal cantidad que este lugar es único en el mundo.

Tras un buen rato entretenido y calculando bien la hora, vuelvo por el mismo sitio aunque al llegar al panel de Roland Garros podré ampliar la excursión en una zona inclinada, lisa y transitable donde encontraré de nuevo gran cantidad de formaciones erosionadas.

  1. A TENER EN CUENTA.
  • Entre ida y vuelta calculemos cuatro horas y media siempre dependiendo del tiempo que pare para fotografiar.
  • Con buen calzado deportivo es suficiente pero por si acaso botas de monte. Con lluvia será mejor aplazar la salida pues es zona donde el barro aparece fácil.
  • Si la intención es comer en Justiz hay que reservar mesa con antelación. Si iniciamos la excursión a las 09,30 a esa hora abren y podré reservar o incluso desayunar.
  • No es mala idea, en los meses de Mayo a Septiembre con el día muy largo hacer el recorrido por la tarde y ver el atardecer. Las rocas iluminadas por el sol desde el mar tendrán un color inigualable.
  • Respetemos el entorno al máximo.

  1. EL OTRO JAIZKIBEL.

Pero Jaizkíbel es mucho más. Lo más oculto, los tesoros más bellos, son de difícil acceso y en ocasiones requieren caminatas de muchas horas con tramos muy aéreos y difíciles. En esta guía no los podemos olvidar y cuando menos, a base de fotografías, os enseñamos lo mejor de lo mejor, la créme de la créme del arte natural de la costa vasca. Un canto al museo geológico más espectacular de la costa vasca y de otras muchas, un espacio que bien podría ser candidato a Parque Nacional.

  • 4. 1. Gran Kanto.

Esta gran ola pétrea la definió Víctor Hugo como una enorme águila. Dicen también que el escultor Maximiliam Pelzman basó su obra de la Iglesia de Santa María en San Sebastián en las erosiones que aquí se ven. En el camino, paredes de arenisca de gran belleza esculpidas a modo de panales y mil formas grandes y pequeñas que semejan arte rupestre.

  • 4. 2. La Catedral.

También llamada esta zona como el Valle de los Colores, Labetxu e Ixkiro. Un prodigio natural en la que sin duda es la formación más espectacular y fotografiada en días con luz propicia. Con el sonido del riachuelo Gastarrotz llegamos a la altura del mar con cuidado de hacerlo en la marea baja. Paredes de colores semejan la cornisa de una catedral hecha por la naturaleza. Es difícil explicar tanta belleza como difícil es elegir una o dos fotografías.

  • 4. 3. Laberinto blanco.

Estamos en Lezonabar y Turruizulo. Perderse en este laberinto y ver una sorpresa detrás de otra es una experiencia única. Eso sí, bien guiados. Por un lado era un camino normal pero por el otro lado se abre una cueva pintada en su pared de rojo claro con dibujos amarillos, curvas, líneas semejando las olas del mar o un arco iris en pequeño. Magia pura. Después las rocas gemelas que parecen dos bombones rellenos a mordiscos. Un espectáculo.

  • 4. 4. Erentzin.

Otro valle lleno, repleto de paredes y cuevas erosionadas con mimo, al detalle. La cueva blanca, la cueva amarilla, rocas talladas a las que accedimos por cuarteles abandonados, chabolas casi derruidas. Resulta curioso ver que en tan pocos kilómetros de montaña exista tanta variedad de formas y colores.

  • 4. 5. Azabaratza y Akerregi.

Bajando por el campo militar de tiro se llega a una playa de arena que ha vuelto a la vida tras desaparecer hace unos años. Tras los duros temporales que azotaron San Sebastián y toda la costa en el año 2014 y que destrozaron hasta cinco puentes del río Urumea en San Sebastián, la playa de la Zurriola hubo que rellenarla de arena procedente de esta zona de Jaizkíbel. La playita desapareció pero el mar deja las cosas en su sitio y ahora se ha llenado de arena muy visible en mareas bajas.

Suele haber surfistas en este privilegiado rincón totalmente olvidado. Una gran laja de piedra inclinada junto a un refugio de pescadores me indica que estamos en Azabaratza. Desde ahí y siempre junto al mar llegaré hasta la gran grieta de Akerregi, otro escenario impresionante.

  • 4. 6. Putrekabi.

La morada de los buitres es otro lugar de difícil acceso pero que termina por ofrecer grandes sorpresas. Cuevas donde descansan los numerosos buitres que viven en esta montaña que ofrecen paredes talladas como si de un gigantesco panal se tratara, con medallones agarrados a la pared de gran belleza. Desde fuera pasan desapercibidas, pero desde dentro resultan admirables.

GALERIA JAIZKIBEL LO MEJOR

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