LOS TRES DIAMANTES DE LAS CANARIAS.

Un viaje a La Palma, La Gomera y El Hierro.

 – Por Jesús M.ª Alquézar

Al día siguiente del levantamiento del estado de ALARMA- 9 de Mayo- en la pandemia Covid 19,  cuando se abrieron “las puertas” de Euskadi”,  preparamos las maletas para viajar a tres islas Canarias, las conocidas popularmente como “LOS DIAMANTES”. Son las más pequeñas, menos turísticas, más íntimas y reales. Naturaleza en todo su esplendor con paisajes variados y diferentes que asombran y dejan  recuerdos inolvidables, en un “road trip” en bus  con compañía apropiada y distinguida moviéndonos  también  en  avión y ferris.

Las tres islas escogidas han sido EL HIERRO, LA GOMERA y LA PALMA, las más occidentales, protegidas y cuidadas, y quizás las más desconocidas.

EL HIERRO , la isla de los 1.000 volcanes y del meridiano O

Con un viaje relámpago desde Pamplona, a media tarde estábamos en el perdido Parador Nacional de Turismo de El Hierro para iniciar ocho días de intensa actividad turística y emocional. La isla del Hierro tiene hermosos paisajes y  una flora exuberante, especialmente en mayo, con bosques de pinos, hayas gigantes y la única especie del conjunto isleño, la sabina. Tiene volcanes, más de mil, que ellos llaman montañas que han vomitado lavas que cuando se petrificaron  formaron caprichosos dibujos, los fantásticos laijales, y montañas con altas paredes abruptas y por aquí y por allí, numerosos caseríos que adornan la tierra.

La enrevesada orografía, que obliga a los lentos desplazamientos permite disfrutar con una tranquilidad insospechada y como la isla es relativamente pequeña, madrugando, se pueden visitar numerosos escenarios de alto interés, desde las costas hasta el interior, surcando degolladas (collados)  y volcanes.

Desde el parador, situado en uno de los más bellos rincones de la isla, bajo los impresionantes farallones ruiniformes con mas de 1.000 metros de altitud, por “Puntas” recorremos el valle del Golfo entre plantaciones de plátanos y piñas, para llegar al Malpaís de Lomo negro, con zonas de lavas relativamente jóvenes .

Por carreteras panorámicas entre volcanes y sabinas (el retorcido, endémico y desnudo árbol de formas increíbles  que desafía los fuertes vientos alisios y símbolo de la isla) visitamos un lugar de descanso, el belvedere del faro de Orchilla y el monumento al meridiano O , el Finisterre Europeo atlántico, última tierra pisada por los navegantes  antes de adentrarse en el océano al descubrimiento  de las Américas, y el santuario de la Virgen de los Reyes, donde cada 4 años se inicia la larga  procesión hasta Valverde en homenaje a la Virgen y que tan bien retrata la serie HIERRO, que se puede ver en la plataforma MOVISTAR.

  • Ermita Virgen de las Nieves.

  • Faro de Orchilla.

Por el litoral, frente una mar erizada donde las olas rugen al chocar con la tierra, pasamos al mar de Las Calmas en una inolvidable travesía hasta el pueblo de pescadores de La Restinga donde se degustan excelentes menús marineros regados con seleccionados vinos blancos de la isla.

  • Parador de El Hierro.

Tras el rápido almuerzo, la excursión continúa sin prisas pero sin pausas, deteniéndonos en diferentes miradores  para disfrutar de nuevos horizontes como el de El Pinar, para gozar del pino canario y sus voluminosos centenarios ejemplares, y en otras variadas terrazas como la de ”las Playas”, a 1.000 metros sobre la costa con un extenso panorama de la bahía para acercarnos hasta la capital, Valverde, localidad solitaria, de quietud, con encanto canario  donde reconocimos en el paseo localizaciones de la citada serie.

Por el mirador de  “la Corona del viento” finalizamos la jornada en el Parador con tiempo para recorrer varios espacios cercanos  busca de diferentes e increíbles plantas y flores de la isla.

El amanecer del segundo día fue mágico e inmejorable, con el astro rey salvando las nieblas marinas y matinales que  iluminaron magistralmente el vertical acantilado minuto a minuto  en cuya base se sitúa el hotel. Nueva jornada de preciosas panorámicas destacando el imprescindible y representativo mirador de La Peña de “Cesar Manrique “ sobre  “el valle del Golfo”, una impresionante depresión donde se cultivan los productos de la isla – plátanos principalmente-  y vigilados por los roques del Salmor que  emergen del océano.

Estamos en la tierra de los Bimbaches , los primeros pobladores de la isla cuyos testigos petroglifos son importantes para conocer la evolución de los primitivos pobladores. Por unas sinuosas y estrechas carreteras inapropiadas para personas con vértigo recorreremos escenarios ocupados por  volcanes y sus coladas de lava, siempre dominando el horizonte marítimo, viendo de nuevo Sabinas,  el símbolo de El Hierro, que desafía a los fuertes vientos, para descender a la orilla de la isla (El charco azul para baños).

Tras el disfrute en el almuerzo con gastronomía popular de la isla,  alcanzaremos el Puerto de la Estaca, sin olvidarnos del roque perforado de la Bonanza, otro símbolo de geoformas marítimas que surgen del mar, donde nos espera el Ferri para desplazarnos a la Gomera en una preciosa travesía marítima surcando las olas de un mar  muy bravío con altas olas que obligaron a permanecer a los viajeros siempre sentados por seguridad, con lo que ello supuso.

LA GOMERA, Reserva de la Biosfera.

Segunda pequeña isla del ambicioso programa. Algo tendrá el agua cuando la bendicen y La Gomera lo acredita. La isla es Reserva de la Biosfera desde 2012 y Patrimonio de la Humanidad en diferentes apartados, oral, cultural y paisajístico, al tratarse de un territorio intacto en el mantenimiento de sus tradiciones y de conservación de su riqueza biológica. Y entre todo  destaca el Parque Nacional de Garajonay.

  • Gran Rey en La Gomera.

Desde San Sebastián de la Gomera, la tranquila capital no exenta de encantos que merece el  paseo para disfrutar de su historia, no en vano desde aquí salió Colón el 6 de septiembre de 1492 para descubrir América en octubre de ese mismo año. En su centro histórico destaca una arquitectura popular con muchos alicientes acentuándose sus balcones canarios y sus casas de colores uniformadas que se mantienen también en los barrios altos de casas escalonadas.

Por la ruta de los miradores, Tajaqué y Laguna Grande con otros como el impresionante de Abrante, donde te asomas al precipicio por una pasarela trasparente avanzamos hacia el imprescindible Garajonay. Balcones excepcionales en los días limpios descubren el soberbio paisaje de las montañas cimeras de la Gomera . La carretera sinuosa serpentea para disfrutar  de unos imponentes paisajes, siendo los pueblos de Hermigua y Agulo complementos  de  obligada parada, para sentir la idiosincrasia Gomera.

  • Calles de Agulo.

Y disfrutando de la naturaleza desde la ventanilla del bus a modo de un palco excepcional nos acercaremos a la deseada visita de Garajonay. Cuando en la costa el día es soleado, normalmente  en el cordal cimero donde se desarrolla el parque, a causa de los vientos alisios dominantes, una alargada nube húmeda cierra el horizonte que en ocasiones produce  una suave lluvia que ocasiona el milagro del bosque que se viste de musgo y hiedra.

Garajonay, Parque Nacional y la joya de la corona es un bosque de laurisilva impresionante. Su nombre se debe a la leyenda de los amantes Gara, princesa Gomera y Jonay de Tenerife que ante la desaprobación de su amor por sus familiares decidieron clavarse una lanza de madera para tirarse al mar desde lo alto de la isla.

Cercana a las costas saharianas y a lo largo de las abruptas cumbres de este enclave, se refugia uno de los bosques más personales y emblemáticos de la orografía española. Se dice que hay que llegar allí, para sentirlo. Con la envoltura de nieblas que ascienden desde el océano y pegándose a las cimas  la montaña y su hechizado bosque se impregna de humedad y frescura que produce la milagrosa existencia de esta misteriosa selva, semejante a las subtropicales que hace millones de años poblaron el área mediterránea.

Numerosos senderos sirven para completar cómodas rutas que permiten disfrutar con la laurisilva canaria, un ecosistema desaparecido en el continente a causa del cambio climático y que aquí se conserva a modo de refugio en la zona de nieblas  en días con poca visibilidad. Vayamos pues a  recorrerlos para dar fe de  esta biodiversidad  mágica que alberga la mitad de la laurisilva del archipiélago. Los árboles, de diferentes especies, parecen abrazarse con sus ramas produciendo cuadros de insospechados matices y contrastes.

  • El silbo gomero.

Tras conocer el lenguaje del silbo que forma parte de este concierto natural, seguiremos recorriendo el parque en el bus para, salvando barrancos interiores encontrarnos con los afamados tres roques de obligada visita, puertas de otros menores pero de no menos belleza, que salpican los cordales que conforman  estrechos valles que forman parte de este festival paisajístico natural antes de finalizar esta inolvidable jornada en la capital con tiempo para seguir intimando con sus riquezas locales.

VALLE GRAN REY.

Aunque se tengan referencias  de este imponente valle, la realidad supera todo los imaginado, el esplendor es inimaginable por sus contrastes. De sorpresa en sorpresa, de mirador a mirador, salvando collados y degolladas, con increíbles precipicios entre altivas montañas de duras pendientes volcánicas con formas ruiniformes, la excursión panorámica no deja indiferente a nadie.

Esta complicada orografía nos lleva hasta las muchas playas tranquilas del litoral como La Calera y el Charco del Conde. Desde los altos de las agrestes montañas hasta el mar se suceden diferentes pisos de la vegetación autóctona, los bancales para cultivar la inclinada tierra, la vegetación indígena destacando los palmerales con grandes especies que se asemejan a los oasis del cercano Marruecos.

Las casas canarias son parte de este paisaje que recorremos con el bus por una carretera  con muchas curvas, donde el tiempo pasa rápidamente, pero suficiente para disfrutar de este otro escenario costero, y antes de que al anochecer tomemos el ferri directo a la tercera isla , La Palma, en otro corto pero atractivo recorrido.

  • Gastronomía gomera.

LA PALMA, las isla bonita.

La más noroccidental del archipiélago, la más agreste y por lo tanto la más visitada por los montañeros donde pueden hacer salidas de montañismo y senderismo de  mucha entidad. La Caldera de Taburiente -Parque Nacional desde 1954- y su cascada de colores, el pico Bejerado, el cordal cimero del Time, la ruta de los volcanes, San Andres y Teneguía ( los últimos volcanes) con las salinas, los bosques de los Tilos, Marcos y corderos, sus extensos bosques y diferentes profundos barrancos en el sumario dan para mucho y son imanes para los aficionados pero también es una isla  muy recomendada para un turismo de montaña y naturaleza de calidad como nosotros hicimos, para conservar  vivo, además, un patrimonio cultural histórico y arquitectónico.

En el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente la altura máxima alcanza los 2.396 y en el Roque de los Muchachos donde está instalado el observatorio astrofísico considerado el más completo del mundo, se suman los  2.426 m.

Su abundante y exuberante flora en todas las estaciones del año son el complemento perfecto para que la obra natural sea maestra, a lo que hay que añadir el espectáculo perenne de los inmensos mares de nubes y el efecto sombrero en algunos de sus degolladas en las bajas cuerdas cimeras.

En las primeras horas nos dirigimos en larga travesía por carretera  atravesando todos los ecosistemas de la isla, hasta las cimas más altas en la cuerda cimera de la Caldera . Allí en el trascurso del viaje y desde diferentes miradores descubriremos unos farallones y riscos ruiniformes de ensueño y flores y plantas originales de considerable belleza destacando el altivo Tajinaste.

Estamos en la cima del Roque de los muchachos, sobre un impresionante blanco e inmaculado, mar de  nubes. Allí están a modo de reclamo los observatorios y las nuevas placas. Un pequeño y cómodo paseo por buena senda permite disfrutar de un soberbio e inolvidable  panorama, con el circo de la  Caldera de Taburiente a nuestros pies, los volcanes de cumbre vieja y en la lejanía, asomando las crestas sobre el manto blanco, reconocemos e intuimos El Hierro y La Gomera.

Después recorreremos el norte de la isla, almorzaremos en una taberna popular y degustaremos el ron de la isla , muy solicitado por los amantes de ese licor de la caña de azúcar que aquí lo bordan, alcanzaremos la costa salvando estrechos barrancos y finalizamos la jornada en la capital Santa Cruz de la Palma, la más representativa de la arquitectura y cultura popular, la más natural de las ciudades capitalinas visitadas en este periplo. Sus casas en la frontera entre el mar y la montaña, blasonadas , uniformes, pintadas de colores y con sus balconadas de la isla, sus parques y jardines forman un cuadro protegido .

Con la ilusión de un nuevo día, saldremos en busca de  nuevos paisajes, ahora al otro lado de la isla, hacia el valle de Llanos de Aridane . En esta ocasión los protagonistas son espacios volcánicos con la novedad de disfrutar de la ultima colada, la del volcán San Juan en el año 1949 que formó varios tubos volcánicos, y uno de ellos visitamos.

Desde allí nos trasladamos a la  zona de Fuencaliente famosa por sus vinos blancos, ( que degustaremos en el almuerzo) tal como reza el refrán “El que a Fuencaliente vino, y no bebió vino, no sabe a que vino” para recorrer los volcanes San Antonio, con magnífico cráter y el Teneguía, el de la última erupción en el año 1975, cercanos al litoral y desde allí , es imprescindible, nos acercamos  hasta las Salinas, instaladas sobre las cenizas tanto del volcán Teneguía como de las del Duraznero o las Deseadas , y donde existe una extensa plantación de cultivo del plátano canario.

Las salinas se asientan sobre uno de los parajes mas bellos de la Palma formando un contraste extremo: el cegador blanco de la sal dispuesta en los balaches, las rosáceas charcas y los tajos con su llamativo arco, son unas pinceladas de color que se plasman sobre el gran lienzo de fondo negro, fruto de la caprichosa naturaleza.

Finalizada la visita recorremos todo el sector oriental para llegar de nuevo a la capital donde buscamos los últimos recovecos, que son muchos y hacemos las ultimas compras típicas del viaje.

La movilidad que forma también parte del viaje, hoy con buses y aviones,  nos permite conocer el centro histórico de Las Palmas de Gran Canaria, para terminar la escapada en Donostia, vía Vitoria Gasteiz, tras haber conocido intensamente  las “ tres islas diamantes “ del archipiélago canario.

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