MENDIZORROTZ, A PIE Y EN BICI.

Recorridos por una montaña emblemática para San Sebastián.

  • Por Jesus Mari Alquézar.

Entre San Sebastián y Orio, en el extremo occidental de la bahía existe un modesto macizo costero , con un suave relieve de colinas de escasa altura pero que conforma el bello paisaje donostiarra. Está compuesto por varias cotas, todas ellas muy humanizadas, pero que en su entorno se conserva un mundo rural auténtico y bucólico, la campiña donostiarra en su máximo esplendor, y que también nos invita a conocer la poco apreciada estación megalítica de Igeldo.

Las consideradas cimas de estas colinas son Txubillo – 181 m – topónimo en desuso- ( Es el Monte Igeldo con su parque de atracciones) , Gudamendi – 263 m- (antaño y durante muchas décadas sede de club de Tiro de Pichón de San sebastián), Txalin– 312 m- , antes de alcanzar el cónico Mendizorrotz – 416 m -, que desde ciertos altos miradores de la ciudad, hace honor a su nombre Zorrotz-puntiagudo- rivalizando con el vecino Arratzain, la pirámide donostiarra que configura otro cordal paralelo y separado por el collado de Artikula .

Mendizorrotz que es actualmente una montaña olvidada a cuya cima  casi nadie llega a causa de la excesiva urbanización con la existencia de hasta 7 antenas que rompen el equilibrio natural, fue sin embargo una cita emblemática para los montañeros que en las post guerras Civil y Mundial  se iniciaban en este deporte.

Sin embargo en la cima se conservan testigos históricos, las ruinas de un fuerte, la cruz esquelética  de los caídos del bando “nacional” en la guerra civil, un buzón al lado del índice geodésico, una placa conmemorativa de Montañeros de Antiguo y otros testigos como escaleras de accesos, bancos de descanso y una grabación en una pared que puede ser el escudo de España.

Y después, siguiendo la preciosa carretera de montaña y turística hacia Orio, se sitúan las lomas de Tontor txiki con sus diferentes túmulos y  el muy visitado Kukuari (Talaimendi) – 377 m – sobre la villa marinera de Orio. Todas estos cerros, en un escenario de campiña, ofrecen bellísimos panoramas sobre el mar Cantábrico y las montañas Guipuzcoanas y Navarras en el horizonte.

MENDIZORROTZ ( 416 m) a PIE

Son dos los puntos más habituales para iniciar la excursión. Desde Usurbil o desde Donostia. Y es desde la capital guipuzcoana desde donde sugerimos el paseo con travesía para justificar el  viaje, que puede completarse, tras la cumbre, a través de las numerosas posibilidades que ofrecen las pistas rurales de Igeldo tanto por el norte como por el sur.

Para evitar asfalto, que lo dejaremos para la alternativa en bici, utilizamos el bus DSS 16 hasta el Camping de Igeldo. En 2 kms. de placentera caminata en suave ascenso por la carretera a Orio nos colocaremos en el jatetxe Ekaitz (antes Polipaso)  bajo el monte, cuya cima está cercana y donde destacan las numerosas torres de comunicación.

Aquí nace una pista cementada que llega hasta una construcción de mantenimiento y se advierte el viejo camino (Antzinako bidea), un tanto difuminado y sucio de argomas pero que puede seguirse, paralelo a una alambrada. Unas escaleras ayudan a alcanzar las murallas del antiguo fuerte, que rodeándolo, ya por camino limpio conduce al visitante hasta la esquelética cruz de los caídos del alzamiento Nacional (año 1941), el índice geodésico, la placa de los Montañeros del Antiguo ( dedicada al 25  aniversario con la 1ª ascensión de la asociación 1949-Marzo-1974 ) con el clásico  buzón montañero, además de la grabación en roca de arenisca del emblema blasón de España.

Símbolos y testigos de  otra época.

Una alternativa para ciudadanos inquietos aficionados a la cultura neolítica y pastoril es encontrar tres monumentos megalíticos, en el complejo de “la estación megalítica de Igeldo “ situados alrededor de Mendizorrotz, desde El Camping. Son los dólmenes de Iturrieta y Arrobizar y el impresionante Txalin zutarria (Menhir tumbado)

 MENDIZORROTZ. El fuerte

Es posible que date del siglo XIII, cuando hubo algún puesto defensivo. Fue durante las guerras carlistas cuando tuvo su protagonismo, dado que era una de las fortalezas que había en la periferia donostiarra. Y luego durante la guerra civil hubo episodios bélicos siendo un espacio dedicado por el  gobierno a su “ Valle de los Caídos donostiarras”, según lo llamó Gontzal Largo en un trabajo de memoria histórica en DV en el año 2011.

EL REGRESO A LA CIUDAD en TRAVESÍA

Y volvemos a la ciudad y para ello utilizamos una de las diferentes posibilidades que ofrece Igeldo, tanto por la vertiente norte como la del Sur, cara que en esta ocasión elegimos. Para ello, descendemos hacia el Camping, por la preciosa carretera que jalona las  verdes colinas, hasta la bifurcación a la derecha y bien indicada “Murgil bidea” popular carretera estrecha por donde discurre en los últimos años la clásica ciclista internacional de San Sebastián , tramo de extremada dureza donde se decide la carrera.

Tras un km, se toma la alternativa de la izquierda para descender por el caserio Murgil – 44 -, en un escenario bucólico de bosquetes y verdes prados con rebaños pastando, de una insospechada belleza, la campiña en su máximo esplendor, hasta Igara, donde tienen parada varias líneas de DSSbus, o bien hasta la cercana Avenida de Tolosa.

EN BICI

La línea de montañas costeras, dentro de la formación Higer-Getaria tiene en San Sebastián en el cordal cimero una sucesión de colinas que llaman poderosamente la atención por su singular diseño. Muy humanizadas se han convertido en una ruta turística gracias a la actual carretera, que discurre  por los altos y que une Donostia con Orio en un mirador de generosos panoramas hacia las montañas del interior y de todo el litoral desde Matxitxako hasta las Landas francesas.

Es por lo tanto también un carril bici de alto interés para disfrutar con la máquina de las  dos ruedas, desde la ciudad por Igeldo, (Parque de atracciones) hasta la cima de Mendizorrotz .

El macizo litoral forma parte de la imagen postal de referencia de la ciudad. Desde numerosos miradores, la cadena costera, hoy en día muy urbanizada y humanizada, es parte del inigualable paisaje verde de la capital. Desde que la naturaleza es parte del recreo ciudadano siempre ha sido un destino de los donostiarras y visitantes, tanto a nivel deportivo, con diferentes rutas, como turístico. Los donostiarras utilizamos este mundo rural en excursiones a pie y en bici disfrutando de un panorama de ensueño y dentro de la cultura del ocio.

Desde ciertas terrazas, entre todas las lomas cerrando el horizonte destacan la pirámide de Arratzain y el cónico Mendizorrotz, con sus numerosas antenas y separados por el Artikulako lepoa.

Monte IGELDO.-TXUBILLO ( 184 m )-El parque de atracciones

La primera cita es el actual Parque de atracciones situado en el monte Txubillo, topónimo olvidado, ignorado y sustituido por el habitual Monte Igeldo (184 m). Ya nadie utiliza la nominación Txubillo y solo quedan como recuerdo y para perpetuar la denominación una asociación recreativa en la ciudad y algunas empresas en la  subida al pueblo.

La antaño cima desnuda del monte Txubillo fué una pequeña cantera de rocas y losas antes de la construcción del enclave de atracciones actual que se inauguró el 25 de agosto  1912. Destaca en la urbanización el torreón del siglo XVIII, en un principio con función de luz para la navegación , hasta su sustitución por el actual  faro en 1912.

Para alcanzar ésta primera elevación, salimos desde el auditorium Kursaal, y disfrutamos del Cantábrico por el Paseo Nuevo y la bahía donostiarra de La Concha y Ondarreta hasta la preciosa construcción de la estación del Funicular, patrimonio arquitectónico de la ciudad. Allí nace la “escalada” por la carretera del Paseo del Faro, privada y de peaje. Una subida preciosa, cercana al funicular, el popular transporte a la cima que es un retorno al pasado. Es el “Petit Alpe D´Huez” donostiarra, ascensión corta pero intensa  de 2 kms. de disfrute, una culebrilla con 4 curvas en herradura que ofrece atractivos paisajes  de acantilados con el remate final, desde el balcón del complejo de atracciones, de la espectacular e incomparable vista de la ciudad  y del entorno de montañas.

GUDAMENDI ( 261 m )

 Es la segunda destacada elevación de la cordillera. Actualmente totalmente urbanizada con dos hoteles cimeros y un pequeña  torre. Fue punto de encuentro de la vida social burguesa de la ciudad durante muchas décadas y sede del  club de Tiro de Pichón de San Sebastián. Y ahí, desde la terraza que aun conserva su estructura, se realizaban las internacionales tiradas de Pichón. Fue sede del campeonato mundial en 1933.

Descendemos de Igeldo – atracciones- y en Leku eder- el antaño popular  merendero Balentin- tomamos la tendida  y panorámica pista de Lasarmendi bidea, que rodea Gudamendi por el Sur. En el collado, a la derecha queda el Hotel Gudamendi.

TXALIN tontorra ( 313 m)

En el atractivo perfil de la cadena costera destaca la olvidada y verde loma de Txalin tontorra.

Tras la obligada parada en el casco del pueblo de Igeldo, pedaleamos por el Paseo Orkolaga y el centro meteorológico para llegar al Camping de Igeldo con su parada del bus DSS 16 a cuyos 50 metros se halla el ignorado dolmen de Iturrieta.

A la salida del Camping la colina de Txalin es inconfundible , y a la derecha, nace una pista de cemento, referencia “cerrada con una simple cadena” que con diferentes tramos de dureza, para según que aptitudes, pero en un interesante e ignorado ejercicio deportivo, trepa a través de sus 3 curvas en herradura hasta el deposito de aguas de la cima.

La colina de Txalin merece el paseo  a pie para llegar a su cumbre por el “antzinako bidea” evitando la pista. Un sendero algo sucio de argoma permite alcanzar su deposito cimero pasando junto al memorial, con foto, a Agus Marticorena y descender por los prados hacia el W hasta el  imponente y viejo caserío Biorreta en la cercanías de la carretera costera.

MENDIZORROTZ (416 m)

De regreso de la cima de Txalin continuamos por carretera en tendido ascenso hasta Ekaitz jatetxea ( el popular Polipaso) y continuamos 500 metros hacia el  agro turismo Maddiola. Unos metros antes, a la izquierda sale una pista de 430 metros  de extrema dureza en dos curvas en herradura nos deja en el sendero, a pocos minutos de la cruz .

Y toca regresar, el colofón, ahora disfrutando de un largo descenso, de exquisita  belleza rural. Utilizamos, como lo contamos en la caminata a pie, la vía de Murgil bidea, hasta Igara, y por el túnel de Morlans nos unimos al bidegorri del Paseo de los Fueros para  finalizar el circuito en el auditorio Kursaal tras una pedalada de 32 kms.

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