ORDESA, PARAISO PIRENAICO.

Una visita al escenario que me enseñó a amar la naturaleza.

  • Broto desde la bajada del puerto de Cotefablo.

Permítanme los seguidores de Donosti City este breve derroche de entusiasmo narrativo para trasladarles a un lugar del Pirineo que me hizo apasionarme por la naturaleza, disfrutar las 24 horas del día y conseguir que tiempo después, esté deseando volver con el entusiasmo de aquellos siete maravillosos veranos. Fíjense si engancha el escenario que me he comprometido a escribir estas líneas en un ejercicio de memoria y sin “chuleta “.

Veamos si lo consigo.

Eran tiempos en los que no existían móviles ni redes sociales y no cabe mayor deleite que por las noches, al calor de la hoguera de aquel salón de montaña del Hotel Pradas de Broto, desplegar mi mapa Alpina ya destrozado de tanto doblar mal para diseñar la ruta del día siguiente.

Como tantas veces sucede, al escenario de tu vida se llega por casualidad. Recuerdo un verano del 93 que me dirigía a Viella, en el Valle de Arán, para pasar unos días y aprovechar la cercana presencia del Tour y ver alguna de sus etapas. Como nunca me importó ir por el camino más largo siempre que requiera subir y bajar puertos, cogí la carretera de Sabiñánigo a Biescas para subir Cotefablo y bajar hacia el Parque Nacional de Ordesa cuyas paredes al llegar a Torla ya impresionaban. Pero más me llamó la atención en la curvada carretera que terminaba con el descenso del puerto, la imagen del pueblito llamado Broto como vemos en la fotografía de portada.

  • Paredes de Mondarruego desde Torla.

Un hueco al lado de un hotelito muy rural me hizo parar a comer y es curioso porque de no aparecer el tal hueco hubiera pasado de largo hasta Sarvisé o Fiscal. En el Hotel Pradas me encontré con un matrimonio donostiarra, aventurero, que tenían una ventana en Antena 3 de Radio para hablar de bicicleta de montaña. Yo al micrófono les daba paso cada viernes. Me contaron Iñaki y Cova que llevaban una agencia de aventuras en Broto y con las ganas me quedé de apuntarme a todo pero mi destino era otro así que juré volver… y hasta hoy.

Pocos escenarios donde más grande pueda asomar la montaña. Hambriento de rincones empecé a descubrir las inmensas paredes de Mondarruego, el circo de Carriata, el Tozal de Mallo, Cotatuero y sus clavijas, la Faja de Pelay, el mirador de Calcilarruego, Punta Acuta, Salarons, Góriz, Casteret… vertiginosas cascadas que bajaban desde las bellísimas Gradas de Soaso con nombres como Mondicieto, Torrombotera, Abanico, la cola de caballo… Y me alegra recordar una veintena de años después todos los nombres.

  • la Cola de Caballo remata el circo de Soaso.

Y aquellos otros rincones de belleza infinita como San Nicolás de Bujaruelo y su puente medieval, el valle de Otal, Torla y las historias de contrabando de Juan Pintado, guarda del Parque Nacional, Fanlo y su merendero Las Eras donde una caña y un plato de cecina viendo caer una tormenta fue otro placer culinario de cada atardecer, Nerín y el amigo Horacio Palacio, las paredes encajonadas de Añisclo, las vistas desde los aéreos miradores de la Sierra de las Cutas que quitaban el hipo para todo el año, la cercana Ainsa uno de los pueblos más bellos del Pirineo… y sobre todo Broto, ese remanso de paz donde bajan cantarinas las aguas del río Ara ya fundido con el Arazas, donde salta arriesgada la cascada del Sorrosal y donde encontré a Angel, dueño del Hotel Pradas que pasó a ser como mi segunda casa.

Un hotelito pequeño pero de un trato amable y con un salón de montaña donde hacer balance del día y preparar el siguiente.

  • Inmenso Valle de Ordesa.

Y añoro aquello.

Aquel recorrido que introducía en la alta montaña en esa recta interminable de Sabiñánigo a Biescas. Ahora se evita el sinuoso Cotefablo por una autovía que lleva hasta Fiscal casi a las puertas de Broto pero yo seguiré mi camino habitual.

En Biescas, doce kilómetros de suave ascenso llevan por el coqueto Gavín y Yesero hasta el túnel que corona el puerto. Un inquietante kilómetro en un estrecho agujero donde en una Vuelta a España el líder Raymun Dietzen se retiraba por una caída en pleno túnel. Al otro lado empieza el paraíso. Es como salir de la boca del lobo.

La bajada es igual de curvada y de tendida por pueblitos como Linás de Broto, Viu o Fragen hasta que llegan las curvas con vistas a Broto y su vecino Oto tras dejar a la izquierda el cruce que me llevaría a Torla, pueblo de postal, entrada al Parque Nacional.

  • Oto en la niebla.

Ordesa es Parque Nacional desde 1918 por lo que todo su espacio está protegido.

Madrugar e iniciar las excursiones viendo rebecos y cientos de marmotas silbar como pájaros será algo inolvidable pero más lo será la contemplación del paisaje. Ordesa rompe la estampa habitual del paisaje pirenaico. Es una especie de Cañón del Colorado versión Pirineo, así invitan a pensar las inmensas y coloreadas paredes de Mondarruego y Tobacor.

Un cañón a lo bestia cuya contemplación aérea es sencillamente única. Nunca olvidaré aquel amanecer cuando a las 07,00 horas y a 2200 metros de altitud colgado al vacío se iluminaron las Tres Sorores, los picos estrellas, Monte Perdido, Soum de Ramond y Marboré. Como aquella otra mañana cuando tras la tormenta que nos cayó en plena caminata, se abrieron los cielos mostrando las herbosas praderas de Millaris en plena ascensión a la gruta helada de Casteret y con marmotas silbando el paso de los senderistas.

  • Circo y cascada de Cotatuero.

EXCURSIONES SENCILLAS.

Las hay más complicadas y muy peligrosas a gusto del montañero pero Ordesa permite realizar excursiones mañaneras o con algo de tarde de forma fácil, sin pérdida y en muchos casos nada masificadas pese al verano. Os recomendamos lo más básico aconsejando que un buen mapa invitará a profundizar.

OBLIGATORIO.

Ten clara la excursión desde el día anterior tras consultar los partes meteorológicos. Madrugar evita el calor de la tarde y aumentan las posibilidades de ver animales. Por la tarde suele haber tormentas y bajar con una de ellas no suele ser tranquilizador.

  1. COLA DE CABALLO.

Es tan clásica que casi me da vergüenza aconsejarla pero es una gran forma de entrar en este paraíso. Los autobuses lanzaderas salen de Torla y nos dejan en las praderas de Ordesa tras una subida hipnotizante de unos cuatro kilómetros.

El camino no tiene pérdida pero cuidado que hay que salvar un desnivel de unos 700 metros en total y el recorrido pausado viendo cascadas imposibles, un bosque infinito y sobre todo las gradas de Soaso me llevará la ida unas tres horas.

  • Circo de Soaso.

Llegar al Circo de Soaso rematado por la cascada de Cola de caballo es lo más gratificante. Tras almorzar y refrescar las bebidas en el propio río de agua helada, disfrutaré de un paisaje nada común. El regreso lo haré por el mismo sitio aunque no sería mala idea si el aventurero está en forma, volver por el otro lado de las paredes tomando la senda de la Faja de Pelay que en lugar de bajar sigue subiendo un poco hasta llegar al aéreo Mirador de Calcilarruego colgado sobre el punto de inicio de la excursión.

  • Excursionistas se asoman al mirador de Calcilarruego.

Si tirara una piedra desde ahí caería encima de un autobús (no lo intente ) pues son 800 metros de desnivel que ahora habrá que bajar a plomo. Por dónde? se preguntará el montañero novato… por la senda de los cazadores. Temible. Pero será un éxito llegar a la pradera viendo que aunque parezca mentira, habrá turistas que en ese momento inicien su excursión.

  • 2.SAN NICOLAS DE BUJARUELO- VALLE DE OTAL.

Tras pasar Torla sigo por la carretera que se introduce en el valle hasta llegar al Puente de los Navarros. En lugar de subir a Ordesa giro a la izquierda algo que hice por error en su día. Una carretera estrecha y amenazante estuvo a punto de hacerme dar la vuelta… Pero dónde darla?

Seguí durante diez kilómetros castigando los bajos del coche hasta llegar a otro pequeño paraíso, el refugio de San Nicolás de Bujaruelo con su puente sobre el río Aras, puerta del suave viento que baja del valle. Un merendero me invita a comer ahí o tomar un café y me tentará la suerte de darme un chapuzón en las heladas aguas bajo el puente donde si hay agua de sobra incluso algún niño se tira sin miedo. Prueba a bañarte y comprenderás porqué los deportistas toman baños de hielo.

  • Puente de San Nicolás de Bujaruelo.

Desde el puente sale a la derecha la interminable senda que me lleva al Col de Bujaruelo colgado sobre otro circo sobrecogedor que merecerá otro capítulo, Gavarnie, ya en el lado francés. Pero a la izquierda sale otra senda muy visible apta para todo terrenos que me llevará sin pérdida en un par de horas muy asequibles al idílico Valle de Otal donde una vez llegado mi picará la curiosidad de ver flores, picos, marmotas y con suerte rebecos por las laderas.

  • Río Ara en la subida al Valle de Otal.
  • 3.ORDESA DESDE ARRIBA.

Una vez hemos conocido Ordesa desde abajo y si hemos vuelto por la senda de los cazadores, desde el medio, nos queda por ver Ordesa desde lo alto. Y se puede. Y sin esfuerzo ya que unos autobuses turísticos trepan desafiando las leyes de la gravedad hasta la azotea de Ordesa.

Salen desde Torla pero también desde Nerín. Os recomiendo lo segundo pues de paso viviremos otras sensaciones. El primer bus sale temprano con montañeros que quieren evitar los 1500 metros de desnivel que tomarían desde abajo en sus excursiones al Monte Perdido y también con turistas por un precio muy asequible.

Desde Broto iré en coche hasta Sarvisé donde sale la carretera de Fanlo, un pueblo que estuvo abandonado (de hecho hay una novela sobre pueblos abandonados titulada Fanlo) pero que se rehabilita de nuevo. Es uno de los pueblos más altos de España a 1320 metros de altitud creo recordar y como ya he dicho que no quería ver una sola chuletilla ahí lo dejo.

Sigo hacia delante por una estrecha carretera hasta Nerín donde aparco. Aquí sale el pequeño autobús que aunque parezca mentira y durante una hora salva el desnivel asomado al barranco mientras el simpático Horacio Palacio nos cuenta historias del parque y sobre todo de sus animales. El autobús para en tres miradores donde podremos entender la belleza de Ordesa.

  • En el bus desde Nerín.

La vuelta es quizás más temible al ser cuesta abajo pero tranquiliza pensar que en invierno suben en el bus esquiadores al circuito de fondo. Habrá merecido la pena este paseo por los miradores.

  • Mirador de Ordesa con el Arazas saltando por las gradas de Soaso. Al fondo, las Tres Sorores.

Ya en Nerín curioseo en el nuevo Hotel que lleva la familia Palacio con su propio nombre donde veré unas vistas increíbles del otro lado de Ordesa hacia el cañón de Añisclo pero remataré la excursión en el merendero Las Eras de Fanlo para pedir mi habitual cecina con una caña bien tirada y una ensaladita. Memorable. Antológico. Cuando vea al bus de la tarde volver desde la azotea de Ordesa entenderé las leyes de la gravedad.

  • Las Eras en Fanlo. No hay merendero mejor.
  • 4.AINSA-AÑISCLO.

Esta vez tiro de coche porque la oportunidad ver Ainsa y el cañón de Añisclo no puedo desaprovecharla y podré hacerla matando dos pájaros de un tiro. Desde Broto sigo la carretera de Sarvisé, Fiscal, Jánovas y Boltaña donde es famoso su conjunto de música pirenaica La Ronda de Boltaña.

Un poco más adelante está Ainsa, uno de los pueblos más bellos que encontraré nunca. Subir a su casco antiguo es esencial, con sus murallas, calles empedradas, casas medievales y grandes vistas a los tres picos dominantes de Ordesa. Ainsa celebra cada año una feria medieval muy bella pues en plena calle se representan escenas del medioevo sin descartar peleas a caballo.

  • Ainsa.

Tras la visita pausada sigo en coche por la carretera norte hacia Labuerda y Escalona donde inicio la visita al sobrecogedor Cañón de Añisclo donde por momentos pensaré estar en una película de Indiana Jones. Parada obligada será la ermita de San Urbez y su puente colgante de acceso. Asómate con cuidado. La ruta me llevará hasta Nerín donde ya hemos estado en la propuesta 3 y luego cómo no, a Fanlo donde una tarde más pasaré el atardecer en el merendero más merendero de todos los tiempos, Las Eras.

  • 5.HOTEL PRADAS. BROTO.

Aunque no es habitual es nuestro blog, todo se andará con 20000 visitas mensuales y una treintena de temas en primera posición Google, no dudes en alojarte en el Hotel Pradas en Broto.

Broto es un pueblito pequeño con las vistas sobre su puente del dominante Mondarruego. El susurro del río Aras ya fundido con el Arazas que baja desde la Cola de Caballo, es permanente todo el año. Domina Broto la Iglesia de san Pedro, ejemplo de Iglesia fortificada pirenaica. Broto tiene piscina que siempre viene bien y motivo de visita para los amantes del descenso de cañones será su cascada de Sorrosal a la que se accede en un paseíto de… cinco minutos.

  • De nuevo Broto.

El cercano Oto parece su hermano gemelo. El Hotel Pradas, de fachada rústica, muy pirenaico es muy acogedor. Recuerdo cuidados desayunos y unas chuletillas de cordero de aplaudir. Su propietario, Angel, está volcado en la promoción del valle y de otras rutas más desconocidas.  El salón del hotel es el escenario ideal para terminar el día y allí regresaré para escribir otro libro, esta vez del Pirineo.

Será cuestión de empezar.

ENLACE HOTEL PRADAS de ORDESA.

Puedes escuchar en los enlaces de abajo la entrevista completa llena de detalles con Angel, Director del Hotel Pradas, en este entorno maravilloso. Nuestros podcasts DE DONOSTI AL CIELO de Radio Viajera se escuchan en Spotify, Ivoox, Itunes, Google podcasts… Como novedad solo tienes que pedir a Alexa… » ponme con Radio Viajera»

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