POR LOS BOSQUES DE BERTIZ Y ULZAMA. Ruta 15.

Bosques maravillosos y pueblos de cuento en una ruta sencilla.

La niebla es tan espesa que casi impide ver cualquier objeto por muy cercano que esté. Un manto blanco que cae a plomo cubre todo el bosque, ni siquiera el sendero se intuye. Bajaba desde el Palacio de Aizkolegi, cumbre redondita a 842 metros de altitud, de maravillarme una vez más de las vistas cercanas a la lujuria sobre Baztán, Bértiz, Bidasoa y hasta el Cantábrico. En la misma cima un viejo Palacio de seis curiosos arcos en su fachada. En su día propiedad de Pedro Ciga, dueño también del parque quien decidió hacerse aquí una mansión. Bendita la suerte.

Un camino sin pérdida alguna me ha hecho subir durante más de dos horas en la penumbra del amanecer mientras jugaba con las aves, ardillas, nutrias que salían curiosas a mi encuentro. El esfuerzo tiene como recompensa ver salir el sol en esta montaña amable iluminando laderas y bosques que van cayendo despacito hasta el Baztán, río que casi se aprecia y que recoge las aguas que entre las hayas buscan su salida.

Pese a la apariencia fantasmagórica del Palacio disfruto de su estampa y me imagino a Norman Bates asomado a sus ventanas como en Psicosis, la célebre película de Alfred Hitchcock. La macabra película hasta parecería novela romántica en este escenario. Prueba a encontrar en algún sitio un edificio en ruinas más parecido al de Psicosis.

Me entretengo viendo entrar nubes algodonosas por las laderas del valle, el bosque parece que habla y alguien me dice que tenga cuidado, que la Diosa Mari va a cambiar de morada y va dejar caer su manto blanco justo aquí. Lástima porque me hubiera quedado aquí muchas horas pero en efecto, la niebla empieza a caer. Primero unos trazos grisáceos, luego grandes pinceladas más oscuras. Van dominando las hayas el entorno y la niebla es ya una cascada que cae violenta sobre los esbeltos troncos de estos seres de más de 3000 años. Miro al cielo y justo entre los árboles se ve una tenue luz que intenta iluminar algo el camino, un contraluz extraño que no presagia nada bueno, al revés.

Cada vez veo más cercana la figura de Norman Bates y tengo que reconocerlo, paso miedo. Es más, estoy cagado de miedo. Si vuelvo hacia atrás lo mismo el Palacio está envuelto en niebla y ahí me quedo un día entero. O dos. Lo cierto es que el parte meteorológico ha clavado el día. Ganarán las nieblas pese al potente anticiclón. Precisamente es lo que necesita la niebla, un potente anticiclón, ausencia de viento para que el manto blanco no se evapore y caiga a plomo sobre el valle.

Llega un momento que no veo nada, tan solo el suelo donde piso, un lecho de hojas caídas y secas es el único sonido del bosque. Por ahora. Me paro un rato para pensar bien qué hacer y darme cuenta que el camino felizmente es amplio y no tiene pérdida. Yo mismo trato de convencerme, no tiene pérdida. Y por si fuera poco lo de Norman Bates solo pasa en las películas de Hitchcock, así que decido seguir, despacito, pero seguir con paso firme, lo mejor para escuchar el sonido de las hojas al pisar. Algún pajarillo todavía canta, alguna ardilla todavía corre, aguas saltarinas se suman al sonido del bosque, un corzo me marca ahora el camino antes de llegar a una carbonera donde decido esperar un poco.

Y escucho el silencio del bosque. Veo pasar figuras fantasmagóricas que me observan, quizás algún jabalí pienso y de hecho veo uno pasar con miedo, el que yo ya no tengo. Porque tan feliz estoy en la soledad del bosque que solo tocar las hayas ya me siento seguro.

Veo una figura esbelta, más bien horonda, con su gorro de época. Le acompaña una mujer de traje oscuro, gorro con lazo enorme en el lado izquierdo, pasean tranquilos y me dan tranquilidad. Intuyo que he retrocedido en el tiempo porque identifico a Don Pedro Ciga y su esposa Dorotea Fernández, a quien la naturaleza debe agradecer el tesoro que aquí dejaron a finales del XIX.

Veo un hombre afanado en colocar las semillas de un cedro del Líbano. Me cuenta que así se lo han mandado los marqueses de Bessolla. Caramba, eso fue hace más de 150 años y ahora ese cedro es una de las joyas de los jardines. Un Monumento Natural.

Entre la niebla ahora más clara empiezan a asomar haces de luces, el sol domina, la niebla se va. Y he sido feliz unas horas a pesar de la sombra de Norman Bates. Salgo del bosque mientras saludo a Basajaun, cuidador de los bosques que una vez más, me ha echado una mano.

¿Has probado alguna vez a sentir la soledad del bosque un día de niebla?

Hazlo.

1.LA EXCURSION.

Turno para dos parques muy bellos. Uno muy grande, de esbeltas hayas con más de 3000 años de vida. Otro más pequeño, de robles capaces de imitar extrañas formas. Los dos encantados. Encantados por la magia de las luces y sombras, de los sonidos de sus habitantes. Y los dos, muy valorados en Navarra, los podremos hacer el mismo día disfrutando al mismo tiempo de pueblos muy bellos y de valles emblemáticos.

Y todo esto, si los hiciéramos por separado, a menos de una hora desde San Sebastián aunque al hacer un recorrido circular tardaremos mucho más. Empezaremos en el Valle del Baztán y su gran pulmón, el Señorío de Bértiz, en el que nos vamos a introducir visitando además su gran joya, el Jardín botánico. Visitaremos Elizondo, el pueblo a orillas del río Baztán repleto de edificios señoriales.

Desde el Baztán y a través de un paisaje de montaña con varios pueblos que invitan a quedarse a vivir para siempre, bajaremos al Valle de Ulzama, el valle tranquilo, el valle que ha parado el reloj, la llamada Suiza navarra. Y allí veremos el bosque de Orgi para seguir jugando a las sombras y a los sueños. Un recorrido memorable que sí, es posible hacerlo en un solo día.

2.EL RECORRIDO.

Salgamos de San Sebastián a las 08,30 horas y por la autopista salir justo antes de la frontera por la carretera N-121-A que nos lleva por el Bidasoa hacia Pamplona. Pasaremos Bera, Lesaka, Etxalar, Santesteban, Narvarte y en Oronoz-Mugaire aparco en la bien visible entrada del Parque del Señorío de Bértiz, un vergel en el Valle del Baztán a tan solo cincuenta minutos de San Sebastián.

  • 2.1. Señorío de Bértiz.

Las 09,30 es una gran hora para iniciar la excursión. En el mismo aparcamiento veré el jardín de esculturas y un merendero enorme rodeado de senderos muy visitados por familias. En la caseta de entrada al parque me introduzco en un gran bosque y dejo el jardín botánico para más tarde.

El señorío de Bértiz es Parque Natural desde 1984 con una de las mejores muestras de hayedos de toda Navarra. Bosques enormes por donde apenas pasa la luz que han sido capaces de sobrevivir durante 3000 años. Es tanta la humedad existente por el propio bosque a la que hay que añadir que todo el Baztán tiene un elevado índice pluviométrico, que la propia tierra y los árboles generan pequeños arroyos de aguas claras y cantarinas.

Todo el bosque tiene 2052 hectáreas y está cruzado por las regatas de Ayansoro y Suspiro. Perderse en el bosque entre elevadas hayas, robles, alisedas, riachuelos, gran cantidad de musgo, observando mamíferos como zorros, jabalís, corzos, nutrias, aves de todo tipo, anfibios y reptiles será una experiencia única y muy gratificante.

  • Foto : Lulis Juárez.

Toda esta finca pasó por diferentes propietarios de la misma familia hasta que en 1898 la adquieren Don Pedro Ciga y su esposa Doña Dorotea Fernández que dan forma al jardín y al Palacio de Aizkolegi. En 1949 lo toma la Diputación de Navarra con el compromiso de salvaguardar toda su naturaleza.

Para disfrutar del bosque será suficiente un paseo de hora y media, limitándome a seguir el camino del Palacio de Aizkolegi y dando la vuelta a los 45 minutos. Será suficiente esta toma de contacto con Bértiz y a la vuelta que siempre es más rápida me entretengo en su carbonera. Bértiz tiene una red de senderos realmente espectacular tanto para hacer andando como en bicicleta. Todos los senderos están muy bien marcados y no tienen pérdida.

El sendero principal, aunque quedará para otra ocasión, es el que sube al Palacio de Aizkolegi y es muy recomendable para amantes de los paseos largos. Eso sí, tiene cinco horas de camino entre la ida y vuelta y supera casi 700 metros de desnivel bastante asequibles. En la máxima altura de este parque se encuentra el antiguo Palacio de Aizkolegi con unas vistas que alcanzan el Cantábrico. Pero me olvido esta vez de esta ruta y vuelvo hacia la entrada del Parque para ver su joya, una más en este libro de rutas.

Foto : Lulis Juárez

  • 2.2. Jardín de Bértiz.

Una joya quizás quede corta. Una maravilla natural donde solo nos falta que los árboles nos hablen. Y cuidado, que si prestamos atención suelen hacerlo. Una muestra de lo que puede llegar a hacer la mezcla de la naturaleza con el hombre.

El Jardín tiene cien años de antigüedad y pasear con calma viendo cada planta y cada árbol es lo más recomendable. Disfrutemos pues hora y media de sus caminitos, de sus estanques, puentes, pérgolas o capillas joyas del Art Nouveau junto a cipreses de los pantanos, secuoyas, gynckos, bambúes enormes, limoneros, camelias. Destaca por encima de todos el impresionante Cedro del Líbano, con más de 150 años de edad, declarado Monumento Natural por el Gobierno de Navarra.

Me detengo en su Palacio, antigua residencia de Don Pedro Ciga que ahora es centro de exposiciones e información del Parque con audiovisuales que merecerá la pena seguir.

Extasiado durante tres horas, mediodía será un buen momento para seguir la ruta tomando la carretera hacia Elizondo a donde llegaré justo pasar Lecaroz. Serán apenas una docena de minutos desde Bértiz.

  • 2.3. Elizondo.

La capital del Valle del Baztán se encuentra en una zona idílica como pocas. Lluviosa tiene su punto misterioso que llevó a Dolores Redondo a escribir su Trilogía del Baztán. Con sol brilla en cada esquina y no es de extrañar que tenga mercados, fiestas, o ferias tan colorística como su Baztandarren Biltzarra, de finales de Julio, feria en la que se reúnen los quince pueblos del valle. Desfiles, carrozas y danzas visten de fiesta a este pueblo que también celebra ferias ganaderas de prestigio.

Daremos un paseo tranquilo por el pueblo visitando su Iglesia de Santiago construída en las primeras décadas del siglo XX con una fachada bellísima y torres barrocas. El pueblo queda dividido por el río Baztán por lo que ya de entrada recomendamos cruzar cualquiera de sus puentes mientras vemos una importante cantidad de Casas señoriales y Palacios como el de Arizkunenea, conocido como el Palacio del Conde o de las Gobernadoras, de estilo barroco muy parecido a los palacetes franceses de la época.

Foto : Lulis Juárez

Hora de comer en cualquier bar o restaurante de Elizondo, calculando salir hacia las 15,45 horas rumbo al Valle de Ulzama, la llamada Suiza navarra.

Para ello retrocedo hasta Santesteban y en pleno centro tomo a la izquierda la carretera a Saldías NA-4040. Una carretera de montaña que serpentea durante doce kilómetros pero por bellos paisajes y dos pueblos que merecen la pena una pequeña parada para sacar fotografías. En mitad de la subida llegamos al primero de ellos.

  • 2.4. Beintza – Labaien.

En realidad dos pueblos unidos en un pequeño vallecito rodeado de montañas bastante elevadas. Destaca toda su arquitectura civil y entre ella, la Torre Arretxea. Es una localidad muy sencilla como demuestran sus fiestas populares, una de ellas es su Fiesta de Otoño en la que se asa una ternera o un cerdo que comerán todos los vecinos. La mejor estampa la veremos pasando el pueblo según ganamos altura rumbo a Saldías.

  • 2.5. Saldías.

Seguimos subiendo y en otros seis kilómetros viendo imponentes laderas verdes salpicadas de caseríos llegamos a esta localidad de casas blancas en medio del verdor de sus prados y bosques.

Saldías queda a 555 metros de altitud y la mejor imagen la obtendré saliendo del pueblo unos doscientos metros por la carretera de Orokieta, NA-4114. Todavía quedan un par de kilómetros de subida y seis de descenso en medio de otro bosque famoso por los recolectores de setas y hongos ya que estamos llegando a Ulzama en plena ruta micológica.

Tras pasar Orokieta llegaré a un cruce tomando la carretera de la izquierda NA-4355, es la carretera de Basaburúa que en unos kilómetros me lleva hasta Larrainzar en pleno Valle de Ulzama. Si todo va bien serán las 17 horas, buen momento para ver esta maravilla de valle.

  • 2.6. Ulzama.

Con razón se le llama la Suiza navarra. Estamos ante uno de los grandes olvidados de nuestra tierra. Desde San Sebastián si venimos por la autovía de Pamplona llegaremos en apenas una hora que se queda en treinta minutos viniendo de Pamplona.

Ulzama es un valle casi recto rodeado de media montaña de cumbres redondeadas, muy asequibles, llenas de laderas verdes donde pastan las vacas y ovejas. Bosques que esconden los hongos, ovejas cuya leche nos dan el producto estrella de Ulzama, su cuajada. Quizás tanta paz es lo que hace huir al excursionista más necesitado de algo de ambiente pero lo cierto es que aquí encontraremos estampas idílicas a cada metro de ruta.

Todos los pueblos son muy típicos y parecidos en edificios, catorce forman la comunidad del Valle de Ulzama, muy pequeños, al punto que el censo de esta comunidad apenas pasa de 1600 habitantes, siendo Larrainzar el más grande pero sin llegar a 300.

El siguiente pueblo a Larrainzar será Lizaso y ahí mismo, junto a una yeguada está el aparcamiento del bosque de Orgi.

  • 2.7. Bosque de Orgi.

Se trata de un bosque milenario, único testigo de los robledales húmedos de Navarra. Una ruta muy sencilla totalmente llana me permite recorrerlo en poco más de una hora con alguna parada para observar aves en sus miradores.

Pero lo mejor será adentrarnos en la espesura del bosque y jugar a ver formas en los árboles, algunos caídos ya por el tiempo lo que le dan un tono todavía más misterioso. Los recorridos se pueden realizar por personas invidentes y en sillas de ruedas.

Hay un laberinto que pasaremos por puentecitos, un camino de edades del bosque y otro por la zona más encharcada. Si por cualquier motivo no nos apetece caminar, el solo hecho de sentarme en el merendero ya será una buena recompensa. Jugar a buscar formas en los árboles será muy divertido sobre todo si vamos con niños.

Hacia las 19,00 horas busco ahora el remate final, un par de panorámicas del valle en dos pequeños pueblitos.

  • 2.8. Panorámicas de Ulzama.

Cualquier pueblo será digno de una visita pero os recomendamos a modo de panorámica subir hasta Guelbenzu y Urrizola- Galain. Para ello sigo de Larrainzar hacia el bosque de Orgi que luego veremos dejándolo a nuestra izquierda para subir un kilómetro por la NA-4100 hasta Guelbenzu, altura suficiente para ver todo el valle. Retrocedo ahora al bosque de Orgi y esta vez lo bordeo por el lado contrario siguiendo la NA-411.

Mucho cuidado porque nada más pasar el campo de golf encontraré la carreterita mal señalizada que me lleva en dos kilómetros hasta Urrizola-Galain. Conviene subir hasta arriba para ver otra panorámica espectacular.

Ulzama es bello en invierno cuando la nieve cubre sus praderas, en primavera con los campos llenos de flores, en verano cuando la luz alarga el día y podemos disfrutar más. Qué decir del otoño con los bosques regalando colores.

La excursión ha terminado. Vuelvo desde Lizaso hasta Larrainzar y de ahí sigo recto hasta Jauntsarats y Udabe para bajar unos kilómetros al cruce de Urritza y entrar en la autovía Pamplona – San Sebastián.

3.A TENER EN CUENTA.

  • Excursión para hacerla en días largos de Mayo a Septiembre, calculando bien la hora del atardecer.
  • Asegure un día sin lluvias que obviamente deslucirá la jornada. El Valle del Baztán es particularmente húmedo y no será raro que salgamos con buen tiempo para llegar allí y encontrar nieblas. Habrá que estar muy pendientes del parte meteorológico.
  • Planifique la ruta con el objetivo de dedicar tres horas al parque de Bértiz, hora y media para pasear por el bosque y otro tanto para el Jardín botánico. Dos horas en Elizondo será suficiente, una para la visita y otra para comer. Las paradas en Beintza-Labaien y Saldías justo para la foto, salvo que vaya sobrado de tiempo porque en Ulzama dedicaré hora y media al Bosque de Orgi. Después y en función de la luz que le quede al día buscaré los miradores para disfrutar de las últimas luces del día.
  • Los dos bosques hay que visitar algún día y por supuesto pueden hacerse por separado. Desde San Sebastián a Bértiz por la carretera del Bidasoa y a Ulzama por la autovía desviándome en Urritza no hay más de una hora.
  • Una gran opción es subir hasta el Palacio de Aizkolegi en Bértiz en una caminata de cinco horas ida y vuelta con casi 700 metros de desnivel sin pérdida alguna. Las vistas son inolvidables. Si opto por esta opción tendré que prescindir de la visita a Ulzama.
  • No te vayas de Ulzama sin probar su famosa cuajada.

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