DEBAGOIENA Y ARANTZAZU EN LO QUE TU TIERRA TE CUENTA.

Una subida a Orkatzategi por Sandaili y Aitzulo, Arantzazu, Urbia, Arrikrutz.

  • Extracto del libro «Lo que tu tierra te cuenta» con más referencias abajo.

Asomado al mirador veo el gran barranco que forman estas paredes pintadas de gris claro y salpicadas por el verde que aporta la vegetación.

El santuario es punto final de la primera etapa del Camino Ignaciano, que parte de Loyola y pasa por la ermita de La Antigua hasta aquí arriba. Ruta que une al patrón de Gipuzkoa, San Ignacio de Loyola, con la patrona, Arantzazu.

Nos cuenta Igone la leyenda del santuario:

A un pastor llamado Rodrigo de Baltzategi se le apareció un buen día la Virgen sobre un espino. Asustado, le preguntó: «¿Arantzan zu?», que significa «¿tú en un espino?».

  • Llega la tormenta sobre Arantzazu. Foto: Sonia Urreizti.

Arantzazu sufrió tres incendios, el último en 1834, quedando totalmente calcinado. En 1950 se comenzó a construir la actual basílica, obra de los arquitectos Saénz de Oiza y Laorga. Las tres torres se forman con puntas de piedra que simulan las hojas del espino. La sencilla fachada presenta la Piedad y los catorce apóstoles de Oteiza, no sin polémica, pues durante muchos años no quedaba claro que hacían catorce en total.

Oteiza explicó desde que no eran apóstoles hasta que era un homenaje a la mejor trainera del Cantábrico, la de su Orio natal. Lo cierto es que incluso el Vaticano no dio luz verde al proyecto, y las esculturas, de dos metros de altura, llegaron a estar tiradas en las cunetas de la carretera que sube de Oñati.

Curiosas anécdotas que voy apuntando, mientras algún trueno deja su sonido por el Aizkorri. Sigo escuchando a Igone: Las puertas de acceso, de hierro, son de Eduardo Chillida. Y en el interior, vemos el retablo de Lucio Muñoz, en cuyo centro aparece la pequeña imagen de la Virgen María del siglo XIII. Finas vidrieras de Xabier Álvarez de Eulate, y cripta con pinturas de Néstor Basterretxea.

Una de ellas me recuerda una escena de la película El día de la bestia, de Álex de la Iglesia, que, al parecer, se inspiró aquí.

Tras la visita y una buena sesión de fotos, me despido de mis amigos al tiempo que una nube negra anticipaba la tormenta sobre el valle. Inicia Carlos Saiz el poema de Rubén Darío, Marcha triunfal:

«Ya viene el cortejo, ya viene el cortejo, ya se oyen los claros clarines, la espada se anuncia con vivo reflejo…», y lo completo aportando conocimientos poéticos: «ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines», recordando al hermano Ernesto en el colegio Mundaiz, cuando hacía recitar al alumnado estos versos de ritmo anfibráquico.

Minutos después, dos rayos con sus correspondientes truenos hacen descargar al cortejo su espada en forma de un manto de agua que evapora el calor de la piedra formando una leve capa de niebla sobre el asfalto. Mientras pasa la tormenta, nos sentamos en la terraza panorámica del hotel Sindika, donde pasaré la noche.

Siempre me han atraído las tormentas, disfruto ver llover con violencia, cuento los segundos que pasan desde que se ve el rayo hasta que se escucha el trueno, me fascinan las nubes retorcidas presagiando lo peor, y no será la primera vez que en las noches calurosas de verano me dejo mojar por la tormenta. Hoy no es el caso, no vayan a pensar mal mis amigos, que ya me vieron mojarme en el aska de Sandaili.

  • Sandaili, sobrecogedor escenario de la novela de Ibon Martín «El ladrón de rostros»

Pero lo mejor llega tras la tormenta, con el cielo y el paisaje limpios, como recién lavados. Y así es, un último relámpago, un último trueno, y esta vez el rayo que asoma es el del sol, poco antes de esconderse tras el Aizkorri, creando una visión apocalíptica de cielo azul, nubes blancas, nubes negras y rayos de sol que se imponen a la fina lluvia. Fantasía pura. «Ya nos contarás cómo terminas la aventura», me dice Enrique, mientras sube al coche que conduce Javier. Y le recuerdo que él me tiene que llevar a los medallones de Jaizkibel.

En el hotel me entretengo leyendo un folleto sobre el Camino Ignaciano, que podría ser otro próximo reto, con permiso de la…

EN ESTE CAPÍTULO ENCONTRARÁS:

  • Ascenso a Orkatzategi desde Sandaili y Aitzulo.
  • Barrio de Araotz.
  • Arantazau.
  • Un paseo hasta Urbia.
  • Las cuevas de Arrikrutz.
  • Oñati, villa histórica de primer orden.

Estas mismas anécdotas y otras muchas, te las describo en mi libro LO QUE TU TIERRA TE CUENTA. Un viaje por Gipuzkoa.

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