MARTUTENE y el monte ANTONDEGI.

La última colina verde. Un escenario rural con objeto de deseos.

• Texto y fotos: Jesús María Alquézar.

San Sebastián tiene un itinerario circular conocido como la  “corona verde». Antaño era un recorrido de carácter rural que aún mantiene valores de interés etnográfico y paisajístico a pesar de que el desarrollo de la ciudad ha trasformado diferentes escenarios.

Este trayecto de circunvalación que se reconoce con facilidad desde ciertos miradores de la ciudad, destacando el del monte Urgull, nos permite reconocer diferentes montes y colinas donde aún alternan paisajes de campiña con caseríos tradicionales con actividad agraria, paisajes de ribera a orillas del río Urumea y un patrimonio cultural e histórico de la ciudad que desde Donosti City queremos mantener vivo.

Numerosos donostiarras lo recorren diariamente, tanto caminando como en bici. La ruta rodea diferentes colinas, con posibilidad de llegar a sus cimas, que conservan vestigios históricos de reconocido interés, como Gudamendi, Mendizorrotz, Arratzain, Miramón, Basozabal, Antondegi Gaina, Ametzagaña, Txoritokieta y Ulia.

• Inconfundible silueta de Arratzain.

MARTUTENE, el barrio a pie del monte ANTONDEGI

Entre las colinas mejor conservadas se encuentra Antondegi Gaina, sobre el actualmente popular y obrero barrio de Martutene, por un lado, y el industrial Polígono 27 por el otro.

Martutene sustituyó a la primitiva denominación de “Sarroeta”. Martutene  era el nombre del caserío que ocupaba el antiguo Bar Estanco, en las puertas del barrio. Este marco era totalmente rural, con diferentes caseríos que cultivaban la tierra en la productiva “Vega del Urumea”, que aún mantiene terrenos agrícolas pero en menor medida.

El barrio encaja entre el monte Antondegi, el río Urumea, la fértil vega agrícola, y la vía del tren; y aunque hoy se considera un núcleo popular, de viviendas modestas, a principios del siglo XX albergó áreas de esparcimiento lúdico y de recreo. Aquí se construyó una plaza de toros en 1908 y se montaron: un parque de atracciones , restaurantes y bailes célebres en los llamados Campos Elíseos, terreno ocupado después por el gran colegio de los Agustinos, hoy abandonado.

• El Kursaal de Martutene. Foto: Mugak Bienal de Arquitectura.

También se construyeron villas, casas solariegas y palacetes de calidad, a modo de una ciudad jardín, que pocas aún existen y se reconocen. Fue  un distrito de moda, considerado de los más bellos y coquetos de la ciudad con su carácter de campiña para residencia veraniega y donde habitaba  personajes famosos de entonces.

En 1946 por la falta de servicios públicos y por las malas comunicaciones (aquél tranvía blanco a Hernani era un desastre, lento, con retrasos, sucio y sin comodidades) hizo que el entorno dejara de estar de moda y comenzó su decadencia.

LAS VIVIENDAS SOCIALES

Y fue  a partir del año 1950  cuándo éste marco rural comenzó a cambiar. En aquél año el Padre Abárzuza (eran años de post guerras y de necesidades de todo tipo) lideró la construcción de viviendas llamadas sociales que se conocen como “Colonia del Pilar,” (Grupo nuestra señora del Pilar).

Luego, también la construcción de fábricas y talleres, que debían abandonar la zona urbana de la capital, alteraron la fisonomía rural de esta superficie dando origen al cercano Polígono industrial 27 en otra cercana vaguada. El barrio ha crecido alrededor de la “colonia” con edificios de diferente estilo y con  un cierto desorden urbanístico.

Este distrito, tuvo unas épocas duras, estaba y está un tanto abandonado por el municipio y sufrió numerosas inundaciones. Las protestas eran y son constantes. Vivían con el temor en el cuerpo en cuanto llovía con fuerza. Con el encauzamiento y construcción de nuevos puentes ha mejorado mucho, se ha reurbanizado, plantado arboles, zonas verdes y se ha trazado un encantador paseo por las riberas del río, aunque aún tiene que seguir avanzando en esta materia.

• Inundaciones en Martutene. Foto: El País.

Pero a pesar de la transformación en el barrio aún se conservan caseríos y sidrerías, y sobre él destaca el monte Antondegi (94 m), la última colina verde del anillo donostiarra, que hasta tiene su cita, a pesar de su modestia, en “Mendikat”, la biblia de la montaña.

ANTONDEGI ( 94 m) , la última colina verde objeto de deseos

El monte Antondegi gain, un dominio privilegiado casi perdido y poco conocido al estar engullido por el norte por el Polígono industrial de Martutene o Polígono 27, una gran ciudad de empresas y fábricas reunidas en una amplia superficie, considerada la principal zona industrial y motor económico de la capital , por el oeste la cárcel y el nuevo barrio de Txomin enea-Loiola-, y por el oriente con lo que queda de la antaño zona rural.

Conviven, por lo tanto, unos pocos caseríos, sidrerías, villas o casas solariegas (contadas) y los bloques de viviendas, por un lado  y las industrias por otro. Y emergiendo como un milagro la colina de Antondegi, que por la montaña se une con la muga Astigarraga y  con la glorieta de Sarroeta y el Urumea.

Esta zona relativamente virgen y tranquila, con tres caseríos en su cordal cimero es un marco agrícola y rural y una atalaya mirador de excepción  en esta orografía, objeto de deseos.

En el año 2008 se dio a conocer un proyecto ambicioso de construcción en 90 hectáreas de superficie de 3800-3300  viviendas protegidas, con una arquitectura moderna, que se conoció como un  “eco barrio” diseñado por Aiguesol. La crisis económica de aquéllos años, y la negativa de los Bancos a financiar la gran obra, impidió que el nuevo barrio, que hubiera hecho desaparecer la ultima colina verde, tuviera buen fin.

• Caserío Antondegi.

Pero el último despropósito sucedió en el año 2021, a raíz de otro proyecto polémico e incomprensible. Se trataba de construir en sus terrenos un parque de olas bravas para practicar el surf, teniendo a escasos kilómetros un escenario muy atractivo como es la playa de la Zurriola, donde se reúnen diariamente y durante todo el año cientos de surfistas locales y visitantes nacionales y extranjeros.

Como es lógico se destruiría la existencia de esta pequeña colina del ya bastante  castigado anillo capitalino.

En este entorno conviven bosquetes de coníferas con especies autóctonas, hasta un cañaveral, que abrazan tierras de labor agrícola y ganadera, contrastando las cabeza de ganado ovino que pastan en sus verdes praderas con la jungla de cemento de los numerosos pabellones de fábricas y empresas.  Se han  contabilizado hasta 117  aves de diferentes especies y zorros, tejones giñetas y garduñas que utilizan esta campiña de notable y reconocido valor ecológico y ambiental.

Se desató una fuerte oposición por grupos de ciudadanos, opiniones públicas y especialmente por la plataforma medioambiental “Antondegi berdea”, con el apoyo además de la comunidad surfista, que organizaron una fuerte movida de oposición a la infraestructura.

• Proyecto de parque de olas en Antondegi. Foto: Diario Vasco.

Por ello actualmente Antondegi a pesar de ser nombrada sigue siendo la gran desconocida por una gran mayoría de paseantes. Por ello os invitamos a visitarla y recorrerla en excursión. Merece la pena.

EXCURSIÓN a ANTONDEGI

“La vuelta a Donostia por las mugas”  del club Vasco de Camping diseñó con buen criterio una etapa por la colina de Antondegi, que sorprendió positivamente a los senderistas.

Iniciamos la excursión desde el apeadero de Renfe, a las puertas del barrio. Justo en los primeros pasos veremos un precioso palacio con torre, y a continuación un remozado caserío, que merece la atención. Es el icónico baserri Martutene, compuesto de dos viviendas, y que da nombre a ese distrito. En sus bajos se estableció antaño el recordado Bar Estanco, y actualmente aquí se ubica,  el restaurante All i oli.

Cruzamos el nuevo puente de Martutene (2016) y entramos por el emblemático Bar Trinkete, (de toda la vida) para caminar ya por la calle principal, superando una Kutxa y la gasolinera cerrada. El barrio se atraviesa rápidamente, por su desordenada urbanización, pero hay que entrar para visionar las casas obreras del Padre Abarzuza, “La colonia del Pilar” o” Grupo de nuestra señora del Pilar”.

• Colonia de El Pilar.

Al salir nos encontramos con el carril bici, paseo peatonal por donde discurría aquél tranvía blanco San Sebastián-Hernani, que los veteranos recordamos, y que va paralelo a la vieja carretera y al río. Unos centenares de metros después nos encontramos con dos sidrerías clásicas y vecinas, con tolare y manzanal: Gartziategi y Lizeaga, suponen dos citas clásicas del txotx en temporada.

• Sidrería Lizeaga.

Y aquí, señalizado a la izquierda nace una carretera “Petritegi bidea” en suave ascenso que llega hasta la inmenso conjunto de “Petritegi  sagardotegia”, la más grande de la zona, con su viejo caserío, y las nuevas instalaciones con tres salas comedor, museo al aire libre y tienda. El monte Antondegi queda a su izquierda, y sobre Gartziategi/ Lizeaga.

• Sidrería Petritegi.

Al llegar al Hotel Sagar Lore, hay que tomar a la izquierda un carretil sin señalizar. Sin embargo, si siguiéramos al  frente entraríamos en una zona con diferentes vías que en un escenario rural aún sobreviven diferentes caseríos testimonio de una forma de vida ancestral. Algunos son merenderos jatetxes. Así pasaríamos por Telleri behea y Goikoa,Txoritokieta,Usategieta,Menditxo y Buenaventura, pero eso es otra historia.

Es la ruta para continuar por la corona de Donostia hacia Txoritokieta sin bajar al Urumea.

EN el CORDAL CIMERO de ANTONDEGI, desde Martutene apeadero

Desde Sagar Lore hasta la cuerda cimera, es una subida corta, empinada pero intensa y exigente, que cruza la nueva carretera del Polígono 27 y nos coloca junto a un primer bosquete en un mundo rural y agrícola, bucólico y pastoril que se mantiene milagrosamente virgen y donde se asientan tres caseríos que trabajan la tierra. Según la época podremos disfrutar con productos hortícolas de gran tamaño, para ferias que se desarrollan en los campos de labor a modo de exposición.

• Espectacular.

Ya sin desnivel, el paseo cimero  nos ofrece un panorama muy generoso, espectacular, controlando el  mar y la montaña, por un lado y por el otro el abrazo con las industrias.

Primero alcanzamos el caserío Parada, clásico y antiguo pero con un adosado moderno. En su cercanías encontramos la referencia de la cumbre, una  pequeña capilla, a la izquierda, sujeta a un árbol, en memoria de un joven, con una virgen María y un San José con niño.

• Caserío Parada.

• Capilla adosada al árbol.

Tras nuevos bosquetes de la vertiente sur, llegamos al remozado caserío Lizarrategi, y ya al comienzo de la bajada hacia el Urumea aparece el  pequeño y coqueto baserri txuri-urdiñ Antondegui, que da nombre al monte, con su flamante cañaveral. Cruzamos también dos villas campesinas un tanto perdidas.

• Caserío Lizarrategi.

• Caserío Antondegui.

Y nos toca llegar hasta la ribera derecha del río y a la glorieta de Sarroeta, a pie del monte. Se recomienda terminar la excursión en el también nuevo puente de Espartxo, atravesando el nuevo barrio de Txomin enea, por el agradable y natural paseo fluvial,

Desde LOIOLA apeadero

Para intimar más y mejor con el monte la posibilidad en dirección inversa no es de desdeñar. Siguiendo las agujas del reloj, desde el apeadero de Loiola en Txomin enea. Atravesamos el parque fluvial que desemboca en el puente Polígono 27 y glorieta de Sarroeta.

• Polígono 27.

Continuamos hacia Martutene por el paseo peatonal de la ribera derecha del río y a pocos metros nace a la izquierda en subida el carretil “Antondegi bidea”, que nos guía en la travesía de todo el cerro hacia Petritegi.

La ruta es  similar pero diferente. En este recorrido,  volveremos a visitar todas las estancias citadas en el anterior capítulo itinerario, pero ahora con la mirada en otra dirección. Sin duda que en el caminar nadie dejará de imaginarse la desaparición esta última colina verde, un pulmón saludable y sanador.

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