ETXALAR Y ZUGARRAMURDI. Ruta 14.
Entre brujas y pueblos de cuento.
Pobres mujeres. Pobres brujitas, llamadas aquí sorginak. Quemadas vivas en la hoguera tras sufrir todo tipo de torturas. Algunas ya muertas en el momento de encender el fuego. Sangre, horror, gritos y un olor que mejor no imaginen. Logroño, Auto de Fe, Inquisición, 1610.
Mujeres de Zugarramurdi atadas de manos y pies son llevadas en carros por la dura montaña navarra. Su pecado, conocer los efectos curativos de la madre tierra, la naturaleza que regaló en esta zona del Norte navarro frontera con Francia, un rincón privilegiado a sus habitantes. En el día a día hay paz, hay belleza en cada punto cardinal por donde se distraiga la mirada, un paisaje de colinas bajas, redondeadas, al abrigo de otras montañas más altas que controlan arrogantes el territorio, prados por todas partes, hierbas, hojas curativas y una cueva gigante a la vista del pueblo donde las gentes se reúnen. Maravilla natural al lado mismo de las casas.
Madres que trasmiten a sus hijas los poderes de esas hierbas. Bastante tenía el hombre con arar el campo. Los diálogos con la Madre Tierra, para las mujeres. Ungüentos, plantas, tisanas, infusiones, emplastes… Los de toda la vida pero que aquí ganaban fama en la comarca. Sabiduría popular trasmitida de generación a generación.
Un día un grupo de jóvenes se divertían en la cueva, posiblemente lloviera y su refugiaron allí. Cosas de chiquillos. Roces, besos… bacanal. Orgía. Satán. Alguien da la voz de alarma, posiblemente el tonto del pueblo que se quedó sin cacho. O la envidiosa de turno a la que no invitaron. Ella sí invitó al demonio. Había comenzado la caza de brujas. En el camino a Logroño ya tortuoso de por sí, se van incorporando otras brujas de otros pueblos. Los inquisidores tenían que aprovechar el viaje. 18 mujeres confesaron sus culpas y obtuvieron la misericordia del Tribunal que daba más miedo que el mismísimo Belcebú. Quiénes eran realmente los hijos del demonio ? Las más de 50 que ya torturadas al límite no confesaron, fueron quemadas vivas. Alguna ya muerta.
No son leyendas, son hechos reales, escritos sin tanto detalle. Cuesta creer que una zona privilegiada al máximo por la naturaleza sufriera con tanta dureza los efectos de la Santa Inquisición. Una serie de pueblos entre pequeñas colinas, unidos por la agricultura, la ganadería y el conocimiento de las plantas. Pero no podían faltar en otros rincones las leyendas.
De nuevo vuelo alto para verlo todo y dejo el humo de las hogueras de Logroño pues prefiero ver este espectáculo de montes, de colinas redondeadas, de bosques fundidos con prados, de pastores, de agricultores, de riachuelos limpios como el que cruza de lado a lado la Cueva de Zugarramurdi. Ya no hay sangre, ni ceniza, hay aguas cristalinas. Hay más arriba, al otro lado de la montaña del Baztán, una erreka, arroyo, en la que me entretengo extasiado por tanta belleza. Con razón tantas leyendas de lamias, las doncellas de los ríos que peinan sus cabellos con peine dorado. Un bosquecito, un puente pequeño, un molino que llaman del infierno, donde a escondidas se subía en burro para hacer harina. Salteadores de caminos o cobradores de impuestos, eran así burlados.
Más allá en otro valle mágico, una cueva perdida en el bosque, en un lugar sombrío pero único en esta zona, un arco da paso a la entrada y entre escaleras de piedra, tres fuentes de agua curativa que bajan de la cueva de San Juan Xar. Más leyendas, más aguas que hacen magia. Acuden los vecinos con sus pañuelos a mojarlo en las fuentes y curar sus males. Aguas limpias y con un sonido que parece contar estas historias, algunas leyendas, otras no. Presto atención en momentos de calma solo animados por los cantos de los pájaros y el solo sonido del río ya me ayuda a ver todo lo que esta tierra guarda.
Animado ahora por el pajarillo vuelvo a volar y a disfrutar de vistas de pueblos de cuento, Bera, Lesaka, Igantzi, Arantza, Etxalar, Zugarramurdi. Más al fondo, por el Sur, el Valle de Baztán y sus bosques, por el otro lado, en el Norte, el Cantábrico en pleno Golfo de Vizcaya.
Bienvenidos a uno de los recorridos de mayor encanto que podrán hacerse en cualquier rincón del mundo.
LA EXCURSION.
Reconozco que solo el nombre ya me supone una invitación a ir. Baztán – Bidasoa, donde el Pirineo pierde altura y se inclina hasta el Cantábrico. Los valles de Baztán, Bertiz, Malerreka y Cinco Villas con sus pueblos bellísimos, cargados de historias y leyendas que enriquecen el paisaje. Pequeños rincones sombríos donde escuchar el susurro del bosque o de los arroyuelos. Espacios abiertos más propios de paisajes de alta montaña. Pueblos de media montaña o del fondo del valle, con sus casas blancas y terrazas con flores rojas, iglesias pulcras pese a la edad, cuevas que se abren en un terreno kárstico y que nos enseñan maravillas como la de Zugarramurdi.
Si normalmente nos limitamos a una pequeña parte del recorrido olvidando rincones que se pasan de largo, esta vez será casi obligado visitarlos. Vamos, que es obligatorio. Iniciaremos la ruta en Lesaka, con sus canales, sus balcones de flores, sus edificios antiguos. Subiremos hasta Igantzi, otro pueblo de postal donde veremos uno de esos rincones mágicos, San Juan Xar. De allí nos iremos a uno de los pueblos más maravillosos y sin duda recomendables de cualquier rincón del planeta, Etxalar, el pueblo cuyo paseo es olvidar lo cotidiano del día, donde buscar rinconcitos es otro ejercicio de paz que hasta puede resultar divertido.
Subiremos hacia el Molino del Infierno, otro espacio donde solo faltan los gnomos, o quizás se hayan visto. Bajaremos hasta Zugarramurdi ya en la frontera con Francia para ver su famosa, bella, esbelta y ejemplar cueva que sirviera de escenario a Alex de la Iglesia en su película “ Las brujas de Zugarramurdi “
Y ya para remate y a modo de regalo siempre que el día sea largo y el sol permita el espectáculo, veremos pueblitos como Ainoa con las últimas luces del día y todavía tendremos tiempo para ver la puesta de sol desde la conocida Corniche, carretera pegada al mar entre las poblaciones francesas de San Juan de Luz y Hendaya.
De cualquier forma os ofreceremos al final la opción de prescindir de la puesta de sol, más romántica y para enamorados, rematando el día en un pequeño lago que nos pillará de paso. Si vamos con niños, seguro que agradecerán la opción de darse un baño e incluso de quedarnos a cenar allí.
Todo un espectáculo visual, de cultura, de historia, de leyendas, de gastronomía peculiar que con suerte, remataremos con el telón de las puestas de sol en nuestras costas.
EL RECORRIDO.
Planifiquemos la jornada teniendo en cuenta que pasaremos unas doce horas de recorrido por lo que es necesario un día largo ya propio de los meses de Mayo a Agosto y que tendremos algún tramo de carreteras en buenas condiciones pero que al ser de montaña pueden resultar pestosas. Salgamos de San Sebastián hacia las 09,30 y por la autopista hasta la última salida antes de la frontera, desviarme por el curso del Bidasoa siguiendo las indicaciones hasta Bera y Lesaka. En 30 minutos habré llegado a Lesaka, nuestra primera parada.
- 1. Lesaka.
Preciosa localidad navarra con su típica estampa del puente de piedra sobre el río y la imponente Torre Zabaleta del siglo XV, un ejemplo de Palacio de cabo de armería en piedra. Sin embargo el edificio más antiguo es del siglo XIV y lo veremos en la Torre Linaje de Minyurinea.
Es un pueblo atravesado por el río Onin que genera numerosos canales. Sobre una pequeña colina destaca la Iglesia de San Martín de Tours, una de las más destacadas de Navarra y que tiene un pequeño tesoro, un órgano considerado Bien de Interés Cultural.
Lesaka pasó de ser rural y ganadero a uno de los puntos industriales más importantes de la zona aunque todavía son visibles antiguas ferrerías, molinos de harina o carpinterías del siglo XVII. Pasear por sus calles será algo muy recomendable disfrutando de sus fachadas con geranios, la estampa de sus canales y su zona de bares.
Hay que destacar que Lesaka celebra también el 7 de Julio los Sanfermines y son famosos sus danzantes que bailan sobre el petril del río.
- 2. Igantzi, Yanci.
Pongamos las 11,00 como salida de Lesaka y cogeremos la carretera que sube por el Alto de la Piedad hasta Igantzi. Son cuatro kilómetros muy inclinados y por carretera estrecha por el interior de un bosque. Pero merecerá la pena llegar a arriba para ver un pueblo de postal idílica, Igantzi.
Es el pueblo más pequeño que forma la Comarca de las Cinco Villas, formada por Bera, Lesaka, Igantzi, Arantza y Etxalar. Justo salir del pueblo conocido entre otras cosas por la Ermita de la Piedad, tendré esa bella fotografía del pueblo.
- 3. San Juan Xar.
Nada más salir del pueblo llegaré a una rotonda y voy por la derecha dirección Arantza. La carretera serpentea entre bosques durante tres kilómetros y enseguida veré a la derecha un arco grande. Prestemos atención para evitar pasar de largo. Aparco ahí mismo pues suele haber poca gente.
Enseguida me lleva el sendero junto al arroyo a una fuente de tres chorros, que se dice tienen poderes curativos. Primero se bebe de cada uno de los tres chorros, luego se frota la parte afectada con un pañuelo mojado y se abandonan atados en la misma fuente. De hecho suelen verse ahí de todos los colores hasta el cura los retira y los quema.
En la misma fuente salen las escaleras que me llevan a una pequeña gruta donde está llena de velas la imagen de San Juan Xar, un espacio de culto muy importante pero bastante desconocido al estar tan escondido. En realidad hay un sendero muy bonito que saliendo de Igantzi, baja a San Juan Xar para después subir hasta Arantza, otro pueblo de postal que dejaremos para otra ocasión.
Toda esta zona destaca por ser santuario del único bosque autóctono de Carpes o abedulillos.
- 4. Etxalar.
Pongamos las 12,30 como una hora muy buena para salir de este rincón. Vuelvo en coche hacia atrás y de nuevo llegaré a la rotonda de Igantzi. Esta vez bajo hacia Etxalar y enlazo con la carretera Nacional que va desde Irún hasta Pamplona por todo el Bidasoa y que es la que hemos cogido para llegar a Lesaka. Enseguida veré el cartel de Etxalar y en tres kilómetros más habré llegado al pueblo hacia las 12,50.
Estamos ante uno de los pueblos más bellos sin duda. La sola estampa de entrada ya invita a lo mejor. Etxalar se asienta en el fondo de un valle rodeado de pequeñas montañas por todos los lados, lo que le ayuda a proteger de los vientos. Todo parece sacado de un cuento. Si diseñáramos nuestro portal de Belén perfecto, este podría ser Etxalar.
Sus casas limpias y bien cuidadas, balcones de madera llenos de flores, la placita del Ayuntamiento con su frontón y sus bancos rojos, el pequeño balancé de hierro donde han jugado numerosas generaciones, la presencia del río y pequeños arroyos donde pondríamos las lavanderas, prados verdes donde colocar pastores y ovejas, el molino, las cascada, las estelas, la Iglesia con su bonito campanario, huertas… todo queda al alcance de la mano en un paseo tranquilo que tendré que hacer descubriendo todos estos elementos.
Etxalar es Premio Nacional de Turismo por el embellecimiento del pueblo. Casas de los siglos XVI y XVII con balcones de madera, la Iglesia de la Asunción con sus estelas de más de 5000 años, la Torre Medieval de Gaztelu. Una maravilla de lugar. Aquí podré quedarme a comer antes de seguir la aventura.
- 5. Molino del Infierno.
Hacia las 16,00 tendremos que seguir la ruta. Subimos siguiendo las indicaciones de Zugarramurdi por una carretera de montaña algo bacheada hasta un collado durante ochos kilómetros.
A poco de salir de Etxalar veremos el letrero de Etxebertzeko Borda famoso restaurante con piscifactoría propia y de ahí seguiré hasta el Molino del Infierno en media hora de paseo apto para niños pequeños.
- Foto : Enrique Salvador.
Entraré en un mundo mágico, otro más, donde los árboles parecen cobrar vida y formas, un bosque encantado con un puente de madera que me lleva al molino. Hasta allí iban los burros cargados de maíz para elaborar harina. Lo hacían durante la noche para evitar asaltos de bandidos o los siempre molestos cobradores de impuestos, elevados en aquellas épocas, como en todas.
- 6. Zugarramurdi.
Retrocedo de nuevo para seguir la carretera boscosa que me lleva con paciencia hasta Zugarramurdi, intentando disfrutar de las vistas pues hay varias panorámicas espectaculares. Eso sí, con mucho cuidado pues el sube y baja quita en ocasiones el hipo. La montaña en todo su esplendor.
Si salgo a las 17,30 de la carretera del Molino habré llegado a Zugarramurdi hacia las 18,00. Hay también en plena bajada un par de rinconcitos idílicos que tendrá que buscar sin paradas el excursionista.
La estampa del pueblo desde las alturas antes de llegar al pueblo me obligará aquí sí, a detenerme para sacar una foto más. El pueblo destaca por su sobria Iglesia y sus dos calles aprovechando la inclinación del monte. Aparco y sigo el cartel de las cuevas que en un paseo de cinco minutos me lleva al Museo de las Brujas, antesala de la gran cueva.
A la vista una impresionante cavidad kárstica atravesada por las cristalinas aguas de la erreka, regata del Infierno. 120 metros de longitud con amplitud de hasta 26 metros y altura de 18. Es una delicia seguir el circuito marcado hasta un mirador elevado desde donde se ve todo el pueblo y sus idílicos alrededores a la sombra de otra montaña mítica de esta zona, el Larrún y sus 905 metros de altura a los que se puede subir en un trenecito.
El circuito rodea toda la cueva escalonada en varios pisos con iluminación. No te pierdas un solo rincón.
Urdax o Sara también son pueblos de esta zona llenos de cuevas. Las 19,30 será un buen momento para salir.
- 7.Sara.
Un recorrido muy bello de sube y baja entre colinas me lleva por la D-4 hasta Sara donde si el tiempo lo permite me detengo media hora cerca de su curioso frontón. De nuevo un pueblo muy bello sobre varias colinas y con bellas estampas si buscáramos con tiempo un lugar alto para fotografiar.
Desde allí iré subiendo por la misma carretera el Col de San Ignacio desde donde sale el tren de Larrun que dejaremos para otro día.
Son carreteras de continuos sube y baja de tres kilómetros, muy bellas pero que pueden resultar pestosas al conductor . Desde Sara llegaré en seis kilómetros a Askain. Siguiendo las indicaciones habré llegado hacia las 20,30 a San Juan de Luz por la D-918 a o Ciboure por una paralela que me dejará en el mismo sitio.
Entro ahora en la carretera de San Juan de Luz a Hendaya por la costa y a poco de pasar Sokoa veré enseguida un mirador con un mínimo aparcamiento bastante frecuentado a esas horas por quienes habrán tenido la misma idea que nosotros.
- 8. La Corniche.
La Corniche es una carretera muy vistosa que serpentea sobre unos acantilados de corta altura que vistos desde el mar nos pueden parecer a los flysch de Zumaia y Deba. Es una parte de la costa muy significativa. Si hay ganas, tiempo y sobre todo se pronostica un atardecer de ensueño no lo dudéis y apostad por esta opción pues estaremos ante uno de los lugares más bellos para ver la puesta de sol.
En esta época de días largos, de Mayo a Agosto, el sol se pone tarde y saldrá de su escondite de Jaizkíbel para iluminar con su tenue luz, todos los acantilados de esta línea de costa. Una vez vista la puesta de sol ( desde primeros de Mayo hasta mediados de Agosto más tarde de las 21,00 horas )
Tras la puesta de sol y descansar un rato podré entrar en la autopista siguiendo las indicaciones o sigo la Corniche hasta Hendaya pasando por los terrenos del famoso Chateau d´Abadie. En Hendaya podré terminar la jornada antes de regresar a San Sebastián.
A TENER EN CUENTA.
El recorrido completo andará sobre los 130 kilómetros de coche, en gran parte por carreteras de montaña, subidas y bajadas de unos tres o cuatro kilómetros que pueden resultar incómodas. Pero la belleza del paisaje lo compensará todo.
Toda esta ruta se puede hacer tal cual la indicamos siempre que se respete el horario. En meses con el día largo, de Mayo a Agosto, es el momento ideal si se quiere terminar viendo la puesta de sol. En función de las horas con luz, iremos recortando cosas en el camino.
Los momentos de pasear por la gruta de San Juan Xar y por el Molino del Infierno serán muy sencillos, no es necesario material de montaña, son paseos muy cortos aptos para todas las edades.
Etxalar será el punto ideal para comer. Como siempre, conviene reservar mesa con antelación pues sobre todo en verano son pueblos muy visitados.
La cueva de Zugarramurdi es de pago aunque muy barata. Merece la pena detenerse aquí un buen rato.
Si se prescinde del momento de la puesta de sol, no es mal plan sobre todo si vamos con niños desviarnos en Sara hacia Senpere donde llegaremos en ocho kilómetros. Desde allí siguiendo las indicaciones llegaremos en apenas un kilómetro a un lago con posibilidad de baño y alquiler de barcas. Si encima lo planificamos y llevamos la cena remataremos una jornada sencillamente memorable. La vuelta la haremos desde Senpere hasta Askain y de ahí hasta coger la autopista a la altura de San Juan de Luz.
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