ENTRE LOS COMECOCOS Y LAS PARAMOUDRAS DE JAIZKIBEL.

Sorprendente ruta llena de extrañas erosiones, anécdotas y leyendas.

  • Los comecocos de Jaizkibel. Sorprendentes formas en un museo al aire libre: Jaizkibel. Foto: Sonia Urreizti.

«Siempre que la naturaleza muerta parece vivir nos conmueve con extraña emoción», frase del escritor francés Victor Hugo en su obra «Viaje por los Alpes y Pirineos» tantas veces referida en nuestros artículos sobre Jaizkibel, y que sirve para ilustrar a esta maravilla de ruta.

Jaizkibel es un teatro, un gran escenario donde la imaginación echa a volar hasta quedarnos sin palabras para describir la belleza de sus formas, de sus colores. Es también Jaizkibel un libro abierto de historias y leyendas, algunas de las cuales se nos presentan en este recorrido sencillo, apto para toda la familia y que tendrá como recompensa, previa reserva, una buena comida.

  • Playa de los fósiles o paramoudras. Foto: Sonia Urreizti.

La propuesta de Donosti City es una ruta clásica, sin pérdida, muy frecuentada sobre todo por franceses y que tendrá la opción de continuar más adelante según nuestras intenciones. En otro artículo que os adjunto abajo, el objetivo es llegar a la playa de los fósiles o de las paramoudras, pero en esta ocasión, a fin de intimar con esta montaña mágica, nos quedaremos en Erentzin Txiki y su conocida plataforma de los «comecocos», término que acuñó Donosti City, y es que en este teatro donde todo es imaginación, y dado que no hay terminología oficial, nosotros echamos a volar la nuestra colocando a los Comecocos de Jaizkibel en primera posición Google.

  • Erentzin Txiki o la plataforma de los comecocos. Foto: Sonia Urreizti.

La ruta hasta los «comecocos» nos llevará una hora y media con paradas, y otro tanto la vuelta, siempre en función del tiempo que dedique a sacar fotos o a darme un chapuzón en alguna de las pozas o calas. Hasta las paramoudras puede llevarme unos 40 minutos más, aunque, eso sí, debo dedicar más tiempo a explorar esta zona que parece sacada de una película de ciencia ficción.

Recuerda no obstante:

  • Evita días de mucho calor, pues es un recorrido sin sombras.
  • Ten en cuanta las mareas bajas, y sin son altas, que no haya olas. Más de uno llega a las paramoudras que quedarán ocultas.
  • Sal temprano y disfruta de las primeras horas del día.
  • Reserva mesa en el caserío merendero Justiz.
  • Respeta el entorno. No dejes basura. La naturaleza te está observando.
  • Las areniscas son muy fácilmente erosionables. Procura no tocarlas.

  • Paramoudras y la figurante Ikun. Foto: Sonia Urreizti.

Nos ponemos en marcha en el caserío merendero Justiz, declarado Bien Cultural de Hondarribia y con una bonita historia. Este caserío data del siglo X y en una visita del rey Sancho Abarca de Navarra, cuyos dominios llegaban hasta aquí, se enamoró de una doncella que aquí trabajaba. El soberano hizo subir a la doncella al balcón más alto y le prometió que todas las tierras que veía serían suyas, y llamó al terreno «Gustiz ederra», que en español significa «del todo hermosa», entiendo que tanto la doncella como las vistas, derivando en el tiempo en Justiz.

En esta ocasión acompañaron a Donosti City: David Juanmartiñena, periodista y director de la empresa de marketing digital Fidenet; Ana Paradela, de la agencia Urtaro Bidaiak, agencia oficial de la Behobia- San Sebastián; Xabi Pérez, periodista y organizador de eventos; y Joxe Hernández, montañero y seguidor de Donosti City. Todos ávidos de ver cosas interesantes.

Tras la puntual llegada de los excursionistas, algo fundamental en montaña, bajamos el pronunciado repecho que conduce a las campas de Marla, la llamada «Irlanda vasca», una zona muy frecuentada por los hondarribitarras, pues las verdes praderas invitan a la contemplación del paisaje de campiña sobre el Cantábrico. Tomamos a la izquierda el camino, dejando por lo tanto el mar a nuestra derecha, y lo tendremos casi a los pies todo el recorrido que tendrá una serie de vallecitos que habrá que superar.

Ahí mismo tenemos las primeras rocas de colores blancos justo antes de llegar a unas pozas muy tentadoras para el baño, cosa que a mediodía veremos en verano con frecuencia. Una mínima subidita me lleva a más campas verdes posiblemente con caballos y un panel explicativo. Estoy convencido que si preguntas por la calle qué tiene que ver Jaizkibel con Roland Garros, pocos darán la respuesta.

Fue un 23 de mayo de 1911 cuando Monsieur Garros, aficionado como era a la aviación, organizó una carrera de aviación de la mano de Le Petit Parisien, que uniría París con Madrid. En plena etapa Angulema – San Sebastián su avión se quedó sin gasolina aterrizando en estas campas. Cuentan con humor que fue el primer aterrizaje en Hondarribia, actualmente aeropuerto de San Sebastián.

  • Campas de Roland Garros.

Tras las anécdotas bajamos a un vallecito con una pequeña cala donde observamos una gran pared de arenisca amarilla, una pequeña aproximación de lo que es Jaizkibel, una hermana menor del Gran Kanto que entusiasmó a Victor Hugo con su «águila de alas desplegadas». Esta cala mágica merece una exploración a fondo, pues son increíbles las formas que iréis viendo jugando a «imaginar».

  • Foto: Pedro Domeq.

Otro repecho, otra bajada y turno para el J3 donde se encontró el enterramiento humano más antiguo del País Vasco, unos ocho mil años atrás. Al estar enterrado bajo conchas de mar se encontraron los huesos bien conservados. J3 es un abrigo rocoso en un pequeño valle con un río de agua dulce que favoreció el asentamiento humano.

  • J3 es el enterramiento humano más antiguo del País Vasco. Foto: Xabi Pérez Almandoz.

Entre las rocas de otra pequeña cala merece la pena desviarse un poquito para encontrar un reloj de sol que debieron hacer los trabajadores que extraían la piedra con la que se construyó, en parte, la catedral de Santa María de Bayona.

  • Reloj de sol. Foto: Xabi Pérez Almandoz.

Más adelante, llegamos a la visible Punta Biosnar, un espolón de roca entre amarilla y naranja también erosionado, que es una de las referencias de Jaizkibel. Puede que observemos una cruz en recuerdo a algún pescador fallecido.

  • Punta Biosnar.

Nada más pasar Biosnar llegaremos enseguida a la lisa plataforma de Erentzin Txiki donde veremos los «comecocos» (foto de portada), punto de destino de nuestra excursión y una bonita forma de intimar con Jaizkibel. Nos llevará un buen rato sacar fotografías y, una vez más, dar rienda suelta a la imaginación. La vuelta, una vez vistos todos los puntos, será más rápida salvo que me entretenga en darme un chapuzón en las tentadoras calas.

  • Comecocos (las rocas). Foto: Xabi Pérez Almandoz.

  • La espectacular plataforma de Erentzin Txiki. Foto: Sonia Urreizti.

COMPLEMENTO PARAMOUDRAS.

Como complemento, la excursión puede prolongarse hasta la playa de los fósiles o de las paramoudras, para lo cual habrá que calcular otra hora y media, ida y vuelta, con tiempo para observar este lugar. Continúo el camino hasta otra zona de erosiones sencillas blancas, como la «sillita de la Reina» y un nuevo valle de sube y baja.

Tras superar una vieja máquina recolectora de algas, veré abajo la plataforma de la citada playa, vigilada por el «Guardián de la cueva de Mari», y ya en la playa, sorprendernos por esta zona única en el mundo por la gran concentración de paramoudras. Hay alguna salpicada por diferentes puntos del planeta, pero aquí, hay miles. Las fotos siguientes lo dicen todo.

  • El Guardián de la cueva de Mari.

  • La cueva de Mari y paramoudras por el piso.

  • Paramoudras. Foto: Sonia Urreizti.

  • Más formas extrañas. Juega a encontrar la tortuga, el gusano, el lagarto, la cabeza humana, el gusiluz… Foto: Sonia Urreizti.

  • Un paisaje de otro planeta. Foto: Sonia Urreizti.

Todavía en el regreso, tuve tiempo de contar la historia de Soñu, el Robinson de Jaizkibel, tan real como la vida misma. David y Joxe no resistieron la tentación de darse un baño.

SORPRESA FINAL.

Y una sorpresa para el final, si las fuerzas acompañan. Justo en el panel de Roland Garros, buscad la plataforma inclinada que lleva al mar. Como si de un museo se tratara, de nuevo las erosiones han creado formas increíbles: el dragón chino, la plancha, el coche de los Picapiedra, el zapato… Un plus extraordinario que merece la visita aunque solamente hagamos esta plataforma bajando desde Justiz.

  • Dragón chino.

  • La plancha.

Y así, pasaron las cinco horas de maravillosa excursión, bonito anticipo de lo que verán más adelante: Labetxu, La Catedral, Gran Kanto…

Incorporamos vídeos ilustrativos.

  • Expedicionarios contemplan el baño de David. Foto: Joxe Hernández, que también se bañó.

Esta misma ruta y otras muchas, llenas de anécdotas, te las describo en mi libro LO QUE TU TIERRA TE CUENTA. Un viaje por Gipuzkoa.

Y PARA SEGUIR EL DÍA A DÍA CON DONOSTI CITY:

  • Donosti City con Carlos Bengoa, ha publicado gracias a una campaña crowdfunding de Libros.com  » Lo que tu tierra te cuenta «. Información del libro: LO QUE TU TIERRA TE CUENTA. También «20 rutas fascinantes por el País Vasco»
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