CAMINO de SANTIAGO DEL INTERIOR DE GIPUZKOA. (3).
De Andoain a Tolosa, entre caseríos y paso de trenes.
- Plaza y Ayuntamiento de Billabona.
- texto y fotos : Jesús Mari Alquézar.
Comenzamos en Irun, cuenca del Bidasoa, en Hernani estábamos en la del Urumea y en Andoain con la confluencia del Leitzaran entramos en la del Oria, el río más importante de Gipuzkoa, que naciendo en el macizo de montaña del Aizkorri desemboca en Orio. La cuenca del Oria va a ser el conductor de la travesía de Gipuzkoa por el Camino de Santiago del Interior.
Habíamos terminado la etapa en Andoain y tenemos que caminar hasta la antigua capital foral de Gipuzkoa, Tolosa.
Salimos de Andoain atravesando el puente peatonal sobre el Leitzarán y aunque las marcas llevan al caminante por la calle Zumea y la larga avenida de Aita Larramendi, es más aconsejable acercarse al río y continuar por el paseo fluvial de Alfaro que finaliza en el puente sobre el Oria que atravesamos destino Villabona.
Quiero destacar que este sector, no siendo el más bello, es muy interesante para conocer el tejido industrial de Gipuzkoa, pues desde Astigarraga hasta Tolosa (en este caso), toda la ribera derecha del río es una continúa unión de polígonos industriales con infinidad de pabellones encadenados unos a otros. En la izquierda se mantiene el mundo rural, con sus conservados “baserris” que trepan la vertiente de dos montañas emblemáticas en este itinerario, la larga cordillera del Ernio que cierra el horizonte y el gran Uzturre, el vigilante de Tolosa y que muchos de ellos viven de la agricultura y algo de ganadería, como reflejan los rebaños de diferentes cabezas de ganado que veremos y que pastan en sus verdes prados.
Sin tomar los desvíos a Aduna, en un carril peatonal y de bici avanzamos hacia Villabona-Zizurkil para entrar en la localidad bajo la vía del tren y por el puente de Zubimusu, que no se cruza en el recorrido pero que nosotros sí lo hacemos para conocer mejor esta localidad industrial, y donde su casco viejo es poco significativo.
VILLABONA.
Visitar la localidad supone un pequeño descanso en el largo itinerario de hoy. Antaño era un pequeño pueblo, una de las puertas del monte Ernio, situado en el centro de Gipuzkoa y actualmente es totalmente industrial, con comercios y hostelería importante debido a las industrias de todo tipo que tiene el municipio.
El puente que separa de Zizurkil es un antiguo paso de 3 ojos y construido en sillería. Aunque las edificaciones son modernas quedan algunos edificios de interés, como la Erreboteko plaza con su Casa Consistorial , donde se celebra el semanal mercadillo, del siglo XIX y estilo neoclásico con escudo de la villa en su fachada, o la iglesia parroquial del Sagrado Corazón , moderna de principios del siglo XX.
En las cercanías hay caseríos bien conservados que nos dicen que Villabona era una aldea rural, destacando los de Jaunzurienea y Legar Barrena, preciosos y de referencia también con fachadas de sillería.
En la cercana Amasa, en la ladera del Loatzo se ubica la iglesia de San Martin de Tours, cuya silueta destaca y sobresale en nuestra mirada hacia las alturas. Para otra excursión merece la visita de este entorno, con varios caseríos y la ermita de Santa Cruz, construida en los siglos XVI y XVII, un imponente templo que fue la primera parroquia de la zona, en su haber. Son muchas las historias que el “camino” nos permite conocer. Es un acercamiento para los que no tengan prisa de continuar la marcha.
ANOETA
Cruzando el puente del Oria avanzamos por un tramo atractivo, un carril para bicis y marchadores, que en un escenario de campiña, con el Oria a la izquierda y las vías del tren a la derecha, bajo las vertientes de los montes que forman el valle del Oria. Avanzamos al encuentro del pueblo de Anoeta muy unido al cercano Tolosa.
La localidad es otra de las “puertas” a los montes Gazume y Errnio, y actualmente se la considera, con la vecina Irura una localidad industrial. El patrimonio histórico es pequeño y por él pasa “el camino” destacando la iglesia de San Juan Bautista del siglo XVI con bóvedas de crucería, la casa torre Arteaga y poco más, aunque al abandonar el pueblo, cerca de la Ikastola veremos la histórica gran cruz de piedra, ya que antiguamente se llevaba allí a los niños para enseñarles a andar.
Tras pasar la vía del tren bajo un paso habilitado, el próximo punto de encuentro es la antigua Capital Foral de Gipuzkoa, Tolosa, a donde llegamos por otro carril habilitado para bicis y peatones, teniendo a la izquierda polígonos industriales y a la derecha el camino de hierro de Renfe. Y en las cercanías se asienta un verdadero pueblo de montaña con encanto, Alkiza, donde sus gentes viven y cuidan un marco natural privilegiado.
TOLOSA.
Salvo que se conozca muy bien Tolosa, la localidad merece una intensa visita. Según la forma de acometer la ruta Jacobea, la localidad puede ser un lugar muy apropiado para pernoctar. Tolosa es Villa, título otorgado por el rey Alfonso X en 1256. Situada en el corazón de Gipuzkoa como hemos indicado fue su capital desde 1844 a 1854, una década…
Era una ciudad amurallada con 4 puertas, conservándose una de ellas por donde pasaremos en nuestro periplo. El río Oria es su santo y seña y está rodeada por dos montañas importantes de reconocida silueta, el Ernio al N y el Uzturre al S. Con una situación estratégica, pues es cruce de caminos de Castilla, Navarra y Francia, Tolosa es una” ciudad” de gran actividad, tanto cultural como agrícola y turística. Merece la parada larga, para conocerla sin prisas y pasear por sus calles, el casco antiguo y el contemporáneo, el nuevo ensanche, bien diseñado con buen criterio urbanístico.
El núcleo urbano medieval está compuesto por tres calles estrechas organizadas de forma paralela que se unen en los extremos en forma de almendra y separadas por varias plazas, jalonadas por edificios y monumentos de diversos estilos. (En la ruta este diseño lo veremos también en Ordizia y Segura).
Kale Nagusia o calle Mayor nos adentra en el barrio desde el puente sobre el Oria, y si es posible, para los excursionistas o peregrinos de día, hay que llegar en sábado que es cuando la Villa luce sus mejores galas, en una fiesta, un bullicio de los ciudadanos locales que salen a la calle a visitar la feria semanal con sus tres mercados. Un abrazo entre los ciudadanos tolosarras con los que llegan de otros puntos de la provincia
También destaca la gastronomía de Tolosa, famosa en el mundo entero, con las alubias, las txuletas y los dulces, a la que hay que añadir su frenética actividad cultural.
Pero a lo que íbamos, hay que visitar el mercado semanal de los sábados, uno de los mas típicos y populares de Euskadi que se desarrolla en tres escenarios: en la plaza de la Verdura para plantas y flores, en el Tinglado (Zerkausia) a donde llegan los “baserritarras” del entorno con sus productos locales para crear una feria muy colorista con frutas y verduras de temporada, como ofertas más destacadas, pero también otros muy singulares ( la relación es amplia y nunca falta nada). El tercer escenario es la amplia plaza de Euskal Herria donde se pueden comprar encurtidos, conservas, frutas, verduras, otros productos no autóctonos y ofertas textiles .
En esta última plaza se sitúa el prestigioso y único en Europa “Museo de los Títeres y Marionetas TOPIC “, de recomendada visita.
Como decíamos la villa merece el paseo tranquilo, vagabundeando por sus estrechas calles. En la parte histórica destaca la plaza Zaharra, con el Ayuntamiento y los cercanos Palacios Aranburu e Idiakez (antaño Casino), la kale Nagusia, la iglesia Parroquial de Andre Mari, Santa Maria del siglo XVII, del estilo gótico Vasco, con tres naves de gran altura, bóvedas de crucería y una fachada barroca de gran belleza, la plaza del Triángulo, con su puerta de Castilla de las murallas y otras muchas mas que dejamos a elección del caminante lector para que se sorprenda. Es también imprescindible el paseo al lado del rio por la ribera derecha con sus presa y cascada saltarina, con el Uzturre como vigilante eterno de la ciudad.
También en el sumario están la iglesia y el convento de Santa Clara, el Archivo Provincial y ah,, que no se nos olvide, el arte contemporáneo representado por esculturas al aire libre en calles y plazas.
El mercado de Tolosa está unido a su escenario, la plaza del Tinglado, de gran belleza arquitéctónica pues es una construcción longitudinal edificada entre 1899 y 1900, paralela al rio, con arcos de media punta que ofrece un conjunto singular con el puente de Navarra. Tiene columnas finas y esbeltas, y en su interior los bancos corridos de hierro sirven para colocar la producción agrícola. En sus extremos dos torres afianzan el recinto y dos barandillas de época rematan las dos alturas. Un gran trabajo arquitetónico para albergar una feria semanal de alto nivel.
Distancia recorrida Andoain-Tolosa 13,2 km
ENLACE PRIMERA ETAPA. De Irún a Astigarraga.
ENLACE SEGUNDA ETAPA. De Astigarraga a Andoain.
Próximamente más etapas.
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