LARRAUL, PARA VOLVER AL PASADO.

Un paseo desde Asteasu, es la mejor terapia para desconectar.

Este municipio de la comarca de Tolosaldea no se queda a la zaga del resto de pueblos colindantes en cuanto a la tranquilidad que trasmite y a los grandes paisajes que nos muestra. Indagando entre las laderas de la montaña que bajan del Hernio y los pequeños y escondidos vallecitos que forman, como el de Usarrabi, tendremos la sensación de haber cruzado la puerta del pasado.

Sus caseríos diseminados son bellísimos, veremos trabajar a sus propietarios, pastar al ganado, y disfrutaremos, sin duda, de estampas clásicas en la vida rural según cruzamos bosques, arroyos, puentecitos, molinos y ferrerías.

No en vano, estamos en territorio Obaba, la célebre obra de Bernardo Atxaga, natural de Asteasu, el pueblo vecino sobre el que se encuentra Larraul, de ahí las grandes vistas que nos ofrece.

Desde sus orígenes, Larraul y Asteasu formaban parte de la Alcaldía Mayor de Aitzondo hasta 1766 cuando por diferentes divergencias se separaron, contando con alcalde propio en 1840. Desde el siglo XIV ha contado con varios molinos y una ferrería que aprovechaba la fuerza hidráulica del río Usarrabi.

En el mismo pueblo destaca, además de su tranquilidad, y cómo no, su ostatu, la Iglesia de San Esteban (siglo XVI) construida sobre otra medieval que desveló detrás de su retablo una grisalla de 1560 pintada al temple blanco y negro única en Gipuzkoa.

Para acceder a Larraul puede hacerse por carretera de dos kilómetros desde Asteasu, pero os recomendamos hacerlo andando, eso sí, en fuerte repecho. Nada más empezar a subir por la carretera que sale de Asteasu veremos una senda a la derecha que entra en un bosque, y que en mil metros nos dejará en Larraul.

La subimos en poco tiempo hasta enlazar con una pista de cemento que seguimos por la derecha, ya entre prados y grandes vistas panorámicas, hasta llegar a los bonitos, caseríos Beobide Azpi y Beobide Erdikoa, ambos inscritos en el inventario general del Patrimonio Cultural Vasco, categorizados como monumentos.

  • Caseríos Beobide y Asteasu al fondo.

Desde ahí seguiremos la pista que nos deja enseguida en el pueblo de Larraul. Nos entretenemos en verlo despacito y subir si se desea un poco más hasta los caseríos que iremos viendo por la parte más alta. Larraul cuenta con un museo etnográfico con piezas de diferentes épocas que nos muestran la vida y costumbres del caserío vasco.

  • Plaza e Iglesia de San Esteban.

No sería mala idea, más bien todo lo contrario, coger al bajar y a la altura del citado Beobide seguir a la izquierda la senda del caserío y molino Txuringadi que cuida como una joya Joxe Anjel Zumeta.

Son piedras que giran y giran desde hace 700 años, y aunque dejó de moler en los años 80, con cita previa lo pone en marcha Joxe Anjel. Desde ahí mismo podremos llegar enseguida a Asteasu, que también merece una visita.

  • Molino Txuringadi. Foto: Txemi de los Dolores.

No os perdáis el libro de Joana García y Txemi de los Dolores, VALLES SECRETOS DE GIPUZKOA de SUA Edizioak.

Y para rematar el día, no dudéis en reservar mesa en el Ostatu de Larraul, ahora Restaurante Zirta con menús antológicos a muy buen precio y sobre todo, la atención de Lorena e Iker.

(adjuntamos vídeo)

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