OARSOALDEA EN «LO QUE TU TIERRA TE CUENTA».

Un montón de historias y hasta de prehistoria entre Pasaia, Lezo, Errenteria y Oiartzun.

  • Extracto del libro «Lo que tu tierra te cuenta» con referencias más abajo.

A la salida de este pequeño merendero en medio de la montaña aprovecho para llevarme dos tarros de miel que elaboran allí. Antes de ir a las minas de Arditurri, Imanol se para unos minutos en su tiendita de chuches, el tiempo justo para entretenerme un poco en ver la iglesia de San Esteban de Lartaun, declarada bien cultural; el ayuntamiento, de 1678, de estilo barroco; y la biblioteca Manuel Lekuona, antiguo hospital de peregrinos-basílica de San Juan Bautista.

Regresa Imanol con dos paquetes de chuches bien grandes y me entrega uno, cosa que agradezco. Ya en Arditurri cambia de nuevo el paisaje, pues ahora tengo la sensación de estar encajonado entre laderas de escorrentía. Los romanos explotaban este macizo de Aiako Harria, como vimos en Irun, dándose cuenta del tesoro mineral que guardaba. Hasta cuatrocientos trabajadores pasaban día y noche extrayendo el mineral, picando una y otra vez con exagerada paciencia. Durante siglos siguió explotándose esta montaña, que ofrecía minerales de plomo plateado, zinc, cobre y hierro.

En 1900 fue Salustiano Olazábal quien decidió construir un ferrocarril desde Arditurri hasta el barrio de Altzibar, en Oiartzun, enlazando con otro que procedía de Artikutza. Ese año se cedieron los derechos a la empresa Hermanos Chávarri, que prolongó el ferrocarril hasta el puerto de Pasaia. En 1933 unas graves inundaciones del río Oiartzun dejaron impracticable el tramo, aunque el ferrocarril se mantuvo hasta 1966. La construcción de carreteras lo hizo desaparecer. De todas formas, las minas se siguieron explotando hasta 1984.

En el centro de visitantes hay un recorrido muy ilustrativo de las minas, pero cada vez que vengo con mis sherpas preferimos subir a las fantasmagóricas bocaminas de la parte más alta. Un trenecito turístico y una vía verde, para los amantes del pedal, conectan Oiartzun con las minas en un paseo muy agradable.

Muy cerca está el museo Luberri, dedicado a la historia geológica de Euskal Herria, donde se puede encontrar información completa de la vida de animales y plantas en los últimos seiscientos millones de años, así como la creación de los batolitos de Aiako Harria, esta joya de la geología vasca, tema del que hablaré con el geólogo Asier Hilario cuando llegue a Zumaia.

Luberri tiene la mejor colección de fósiles y minerales de Euskal Herria, y, sin duda, merece un local mejor que el que actualmente tiene. El gran mapa de su entrada, que muy posiblemente hayáis visto en muchos lugares de la comarca de Oarsoaldea, nos señala que nos encontramos ante uno de los lugares geológicos más importantes del mundo, pues en solo quince kilómetros desde el Parque Natural de Aiako Harria hasta la bocana de Pasaia, encontramos todas las eras geológicas del planeta.

Aiako Harria es, además, el primer terreno que vio la luz tras emerger del mar con el choque de las placas tectónicas. Y qué vamos a decir de la riquísima zona de minas en Arditurri o de las bellezas erosivas de Jaizkibel. Es un placer seguir en una visita guiada las explicaciones de Ane Sedano sobre la historia geológica en sus mil millones de años viendo gran cantidad de fósiles que nos indican cómo vivieron animales y plantas en los últimos seiscientos millones.

Cuenta el museo con un laboratorio donde se pueden realizar pruebas, además de audiovisuales, pero sobre todo una espectacular colección de fósiles y minerales, no solo de Euskal Herria, que llamarán la atención del visitante y despertarán su curiosidad, animándole a hacer cientos de preguntas. El relieve y materiales que encontramos hoy día en Euskal Herria son debidos a deformaciones ocurridas hace cuarenta millones de años, justo en la formación de los Pirineos, Alpes o el Himalaya, aunque ya las rocas más antiguas provienen de trescientos millones de años. Al final del periodo carbonífero se formó Aiako Harria, al penetrar el magma derretido en el interior de la tierra en rocas sólidas, solidificándose en forma de granito.

Fue un inicio muy prometedor de nuestra tierra, que más adelante nos dejó otros regalos, tales como los flysch del geoparque o las Bardenas Reales.

Subimos ahora en coche por la carretera que desde los barrios de Altzibar y Karrika lleva hasta Artikutza, una finca y un embalse que, pese a estar en terreno navarro, pertenecen al ayuntamiento de San Sebastián. En Karrika tengo otro de esos rincones solitarios en los que viene bien perderse de vez en cuando, un paraje de cuento de fábula: el puente Zorrola. Si algún día pasáis por la zona, no dudéis en hacer esta sencilla excursión que bordea el riachuelo Karrika, que baja juguetón sobre pozas muy tentadoras. Ida y vuelta no son más de dos horas y media.

La carretera de Artikutza, muy frecuentada por ciclistas, tiene hasta su parte más alta, el collado Bianditz, una docena de kilómetros con un 5 % de pendiente media, asequible, pues, para los esforzados de la ruta, con una panorámica grandiosa de toda esta comarca. A esta hora de la tarde va a merecer la pena subir hasta este mirador situado a 700 metros de altitud, así que aprovecho para sacar unas cuantas fotografías. Dos ciclistas deciden descansar en el prado justo cuando saco una de esas fotos que siempre se guardarán.

Bajamos de nuevo al barrio de Karrika, para coger junto al frontón las llaves del caserío Zaldin, posiblemente el que posee las vistas más fascinantes de todo el País Vasco, donde tras haber gestionado los días previos el oportuno permiso del dueño, pasaré la noche. Un lujo al alcance de unos pocos. Una empinada y estrecha pista de cemento, en ocasiones muy bacheada, para disgusto del conductor, parece trasladarnos a otro mundo. Agradezco la generosidad de mi amigo Imanol, y quedo con él para que me recoja mañana temprano y me deje en Pasaia. Un tarrito de miel de Pikoketa le doy como detalle, y es que a veces los detalles puntúan más que las grandes recompensas.

EN ESTE CAPÍTULO ENCONTRARÁS:

  • Lezo, Errenteria y Oiartzun, al detalle
  • La Red Cométe y el caserío Sarobe.
  • Las minas de Arditurri y los romanos.
  • El museo Luberri  y la geología del País Vasco.
  • Oianleku y la prehistoria.
  • Y un montón de rincones para disfrutar.

Estas mismas anécdotas y otras muchas, te las describo en mi libro LO QUE TU TIERRA TE CUENTA. Un viaje por Gipuzkoa.

Y PARA SEGUIR EL DÍA A DÍA CON DONOSTI CITY:

  • Donosti City con Carlos Bengoa, ha publicado gracias a una campaña crowdfunding de Libros.com  » Lo que tu tierra te cuenta «. Información del libro: LO QUE TU TIERRA TE CUENTA. También «20 rutas fascinantes por el País Vasco»
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